Por estos días se desarrolla la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024 (FILBo), edición número 36 y esta vez huele a selva, como escribió Santiago Torrado para El País. La FilBo este año está dedicada a la naturaleza y cuenta con Brasil como país invitado de honor y con la participación de Irene Vallejo, escritora, periodista y filóloga española, autora de El infinito en un junco, el ensayo más elogiado sobre la invención de los libros en la antiguedad.
Vallejo estuvo presente en la inauguración de la feria y en un conversatorio sobre el rol de los libros en la democracia que reunió en un auditorio a la “tribu del junco”, es decir, a los lectores de Vallejo.
En la conversación Vallejo ha dicho que “nos han acostumbrado a una épica del combate, la conquista, la victoria y del sometimiento del otro, olvidando que existe una épica todavía más poderosa: la de la democratización del saber”. Esta es una aventura colectiva de la humanidad, donde juegan un papel importante los maestros, encargados de la enseñanza, promotores de la lectura, las bibliotecas y librerías. Una actividad que ha transformado el mundo sin violencia, una aventura que sigue viva hoy, según la escritora española.
Vivimos tiempos interesantes y los periodos así llamados están marcados siempre por el conflicto, las contradicciones y las frustraciones. Tenemos acceso a vastas bibliotecas, los datos y las noticias circulan de manera vertiginosa y, sin embargo, la desinformación y la manipulación están cada vez más presente nuestras realidades y definiendo los destinos de nuestros países.
“Las democracias son conversaciones entre gente libre que busca llegar a acuerdos”, dice Vallejo y elogia la defensa de la palabra como defensa de la democracia.
Aunque no poseemos estadísticas fiables de los índices de lectura en El Salvador en los últimos años, es decir, no sabemos en promedio cuántos libros al año lee una persona, sí se advierte un bajo nivel contacto con los libros, con todo lo que estos significan en los procesos de aprendizaje, fortalecimiento cultural y desarrollo de nuevas capacidades y habilidades.
De lo que sí poseemos datos es de los niveles de autocensura en El Salvador actualmente. Según un estudio reciente del Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA (IUDOP), el 73.8% de los consultados dijo estar teniendo más cuidado cuando comparte su opinión con otras personas sobre cualquier asunto relacionado con la implementación del régimen de excepción. De ese total el 37.5% dijo que es “porque ya no se puede confiar en la gente”.
Reivindicar nuestro derecho a conversar, sobre lo que deseemos y cuando lo deseemos, también es democracia. Como democracia también es exigir rendición de cuentas a los gobernantes electos.
En su discurso inaugural en la FILBo, Vallejo comentaba lo llamativo que resulta la palabra “lector” que está vinculada a otras palabras poderosas como “intelecto” e “inteligencia”, que comparten raíz, “porque ser inteligentes consiste en leer entre líneas la realidad y leer rostros como libros abiertos; también ahí nace la palabra ´elector´, leer más para mejor elegir”. Por eso sostiene que cultivar la lectura significa cuidar nuestras sociedades y nuestras democracias, porque los libros nos ayudan a formarnos, nos hacen “mejores ciudadanos de estas democracias nerviosas, agitadas y amenazadas, pero que se salvan cada día en pequeños actos”.
Como apunte final les comparto que visité recientemente la Biblioteca Nacional de El Salvador (BINAES), ese llamativo edificio en pleno centro de la capital. Confieso que quedé genuinamente encantando con la cantidad y calidad de libros que encontré y con los espacios destinados para la lectura. Aunque celebro la apertura de espacios de este tipo, no pude dejar de notar con cierta tristeza que ese sitio es, sobre todo, un lugar donde hay más gente con ganas de sacarse fotos que de leer. Sea como sea, ojalá nos apropiemos de lo que ese recinto significa y hagamos un ejercicio de contrahegemonía, un ejercicio de democratización del saber.
Los libros tienen el potencial de reconciliarnos, dice Vallejo y espero que así sea. Reconciliarnos con los otros y con la naturaleza.
- Mauricio Maravilla es abogado de la República. Cuenta con experiencia en diferentes medios de comunicación como moderador de entrevistas en radio y televisión. Actualmente es conductor del programa “Monseñor Romero: la Iglesia y el país”, en YSUCA.
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