De Centro Histórico a centro comercial
El Centro Histórico de San Salvador se está convirtiendo en una nueva zona exclusiva de la ciudad donde el pequeño comerciante y la pobreza no tienen cabida.
El Centro Histórico de San Salvador se está convirtiendo en una nueva zona exclusiva de la ciudad donde el pequeño comerciante y la pobreza no tienen cabida.
En el momento actual, de nada sirve quejarse por la falta de independencia de funcionarios de segundo grado. Es como llorar sobre la leche derramada.
El cambio de posición de Trump con respecto a El Salvador obedece a su único objetivo a corto plazo: volver a ganar la presidencia de los Estados Unidos de América. Así son los populistas: cambian el discurso de acuerdo con sus intereses.
En un país que se ha convertido en una finca administrada bajo el látigo de un capataz, los ministros, los diputados y los funcionarios salen sobrando.
El gobierno del inconstitucional se merece la corona como «el peor gobierno para la cultura nacional de los últimos cuarenta años».
Se suponía que durante seis meses, Bukele no podría ejercer las facultades de la presidencia, pero esto no ha sido más que otra estafa al pueblo salvadoreño; otra burla en la cara de la gente que, hipnotizada por los alcances en materia de seguridad, le celebra todo.
Si las grandes mayorías continúan apoyando esta dictadura, la comunidad internacional hará caso omiso a cualquier iniciativa de catalogar a El Salvador como un régimen dictatorial.
A un mes de una reelección inconstitucional, todos, absolutamente todos, hemos contribuido a la consolidación de la dictadura.
La oposición política salvadoreña se encuentra extraviada en un tablero de ajedrez que más parece un laberinto. ¿En realidad era una opción viable participar en estas elecciones?
No cabe duda, pues, que el vicepresidente Félix Ulloa quiere verle la cara al pueblo salvadoreño. Increíble de alguien que una vez fue abanderado de las causas justas y que ahora se ha quedado en su triste rol de abogado del diablo.
Si de verdad le interesara la cultura a este Gobierno, en lugar de permitir que los libreros vendan sus libros como papel reciclable, deberían comprarles aquellos libros que vale la pena tener en una Biblioteca Nacional. Pero no veremos ese gesto.
Las muertes en prisiones, más de 120, los malos tratos y torturas solo significan que El Salvador es ya un Estado violador de derechos humanos.
El Salvador corre el peligro de que un caudillo se perpetúe en la Presidencia de la República. Por ello, 2023 es crucial para la moribunda democracia.
La reelección presidencial avalada por la Sala de lo Constitucional impuesta es un acto político, un adefesio jurídico y representa la continuidad de una dictadura.
Roque no se revuelca en su tumba porque no la tiene, pero seguiría siendo indócil al saber que el principio del esclarecimiento de su asesinato proviene de los menos fascistas de entre los fascistas.