Junio ha sido el mes en el que la administración del presidente Bukele se ha esmerado en resaltar, y hasta maximizar, el respaldo mayoritario del que continúa gozando el mandatario.
Desde una visión universitaria, la UCA ha analizado la lógica del populismo autoritario que vivimos con el actual gobierno (por ejemplo, ver: “Sin entender el apoyo”, Editorial UCA, 4 de mayo de 2022, disponible en: https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/sin-entender-el-apoyo; y “La burbuja se mantiene firme”, Editorial UCA, 8 de junio de 2022, disponible en: https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/la-burbuja-se-mantiene-firme).
Ya se ha hablado de lo desconcertante que puede ser este notable apoyo ciudadano en un contexto de polarización e irrespeto a los derechos humanos que, cada vez más, se asemeja al escenario que nuestro país padeció hace menos de 50 años, durante el conflicto armado.
Pero el último sondeo realizado por el Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop) de la UCA nos brinda elementos fundamentales para tratar de comprender dicho respaldo.
Lippmann sostiene que los medios de comunicación son una fuente primaria, aunque no exclusiva, de las representaciones, ideas y esquemas mentales con los que cada persona llega a formar su opinión y, en masa, a constituirse la opinión pública. Relacionada con este aspecto, la información de la encuesta indica que cerca del 40 por ciento de la población no cuenta con servicio de televisión por cable. En consecuencia, está expuesta únicamente al contenido que transmiten los canales nacionales. Asimismo, más del 50 por ciento de la población afirmó que no contaba con servicio de internet residencial en sus viviendas y aproximadamente el 75 por ciento de ciudadanos señaló que contaba con una cuenta de Facebook.
Ahora bien, a la hora de consultar respecto a la exposición a noticias sobre el acontecer nacional, aproximadamente el 91 por ciento de la población afirmó que veía, leía o escuchaba noticias nacionales con alguna frecuencia. Casi el 90 por ciento dentro de este grupo afirmó que lo hace a través de la televisión o las redes sociales, mayoritariamente Facebook.
Por otro lado, al consultar acerca de la exposición a la información sobre las acciones y el quehacer del gobierno que publica el presidente Nayib Bukele, los datos muestran que hay un comportamiento muy parecido. Más del 85 por ciento de la población sostiene que lee, ve o escucha este tipo de información con alguna frecuencia. Cerca del 90 por ciento de este grupo indicó que ve la información gubernamental en la televisión o las redes sociales, principalmente Facebook.
¿Qué nos dicen los datos anteriores? Primero, que la mayor parte de la población salvadoreña se informa sobre el acontecer nacional y la información de las acciones del gobierno del presidente Bukele a través de la televisión y Facebook. En esta línea, por todos es conocido que muchos canales de televisión y noticieros en el país se han convertido en extensiones de los medios oficiales, replicando sin cesar el discurso oficial. Basta con ver la retórica de los canales oficiales y compararla con la de algunos de los noticieros nacionales para notar esta similitud.
Además, es evidente que esta administración gubernamental, como ninguna otra, está asignando una importante parte de su presupuesto a comunicación, publicidad y a montar estrategias de campaña que han movido mentes y corazones ante cada coyuntura de estos tres años.
Ahora bien, ya anteriormente el Iudop ha demostrado con datos que la mayor parte de la población respalda la narrativa mediática sobre el presidente construida por los medios oficiales. Esa narrativa lo presenta como un héroe capaz de sacar adelante al país y de hacer lo que nadie antes ha logrado. Esta se trata de una estrategia reciclada, ya que ha sido utilizada por varios presidentes latinoamericanos en los últimos años (ver: “Un cuento esperanzador”, Análisis Iudop, 9 de junio de 2022, Revista Semanal Proceso, N°92. Año 3. Disponible en: https://noticias.uca.edu.sv/uploads/texto_7785/file/PDF-485882-proceso- 92.pdf).
Otra muestra de que la emotividad que predomina en la retórica oficial influye en la formación de la opinión pública sobre la administración Bukele es el análisis de las calificaciones otorgadas por la población al trabajo del presidente y de su gobierno, según la intensidad de la simpatía o rechazo hacia el mandatario. Los datos son claros: mientras mayor es la simpatía hacia el presidente, mejor es la calificación que reciben él y su gobierno. Lo anterior se ilustra en la siguiente imagen.
Otro elemento que hace variar de forma significativa la calificación que reciben tanto el gobierno como el presidente es el nivel de confianza ciudadana otorgada a las publicaciones que realiza el mandatario. Nuevamente, a mayor confianza, mejor es la calificación que recibe el trabajo del presidente en su tercer año de gestión y la calificación de su gobierno, tal como lo muestra la imagen a continuación.
Lo anterior es parte de la evidencia empírica que refleja el éxito que ha tenido el aparato mediático del gobierno para moldear, convenientemente, el imaginario colectivo de la población sobre el trabajo de la administración Bukele.
En estos momentos, en El Salvador se han materializado las palabras de Jeffrey Robinson cuando afirmaba que “un gobierno en el poder tiene la capacidad de moldear la opinión de la población que gobierna, con una narrativa que a veces no tiene nada que ver con la verdad”. Tenemos un gobierno que, de forma milimétrica, calcula qué da a conocer a la población, cómo lo hace y los medios por los que lo hace. Tenemos un gobierno que se ha encargado de hacernos creer que la evidencia empírica para tomar decisiones no importa, que solo necesitamos creer. Tenemos un gobierno que se ha esmerado por construir, a través de su red de medios de comunicación oficiales y no oficiales, una imagen pulcra del presidente y su gestión, y que se ha esforzado para que cualquier acción, sin importar sus consecuencias, quede justificada por la inoperancia de los gobiernos del pasado. Tenemos un gobierno que ha blindado el derecho ciudadano al acceso a la información pública, haciendo más difícil, tanto para ciudadanos como para organizaciones nacionales e internacionales, contradecir con datos su discurso oficial. Todo lo dicho suma para alejar a la mayoría, cada vez más, de la verdad.
Lippmann, W. (2003). La opinión pública. Madrid, Langre.
Kunstler, E. & Kunstler, S. (Directores), Robinson, J. (Guionista). (2021). Who we are. [Documental; Sony online]. Sony Pictures Classics. Off Center Me
Opina