El Salvador a merced de la “verdad” oficial
Tenemos un gobierno que ha blindado el derecho ciudadano al acceso a la información pública, haciendo más difícil contradecir con datos su discurso oficial.
Tenemos un gobierno que ha blindado el derecho ciudadano al acceso a la información pública, haciendo más difícil contradecir con datos su discurso oficial.
Debe quedar claro que estamos hablando de mucho más que parar la corrupción y mentiras, hablamos de la necesidad de justicia, de pasar de un país injusto y con muy poca transparencia a un país más justo, un país más abierto.
Más allá de la palabra del gobernante de turno y la publicidad, es necesario cuestionarse continuamente si este gobierno está implementado políticas que realmente beneficien a las mayorías.
Ece Temelkuran describe en “Cómo destruir un país en 7 pasos” una de las etapas que llevan a la destrucción de la democracia por estos gobernantes: la banalización y la ridiculización de los hechos ilegales, graves e inaceptables.
La administración Bukele debe capitalizar estos logros conseguidos de manera infame por gobiernos anteriores. Tiene una oportunidad única de darles continuidad a estos procesos sin mancharse las manos de sangre. Ya la administración Cerén-Ortiz se encargó de eso.
Cuando el presidente electo anuncia primero esos seis cargos, todas mujeres, debe estar consciente que con ello envía un reconocimiento a la equidad de género, a la importancia que tienen las mujeres en nuestra sociedad.
La violencia, el principal problema de El Salvador, pasó de largo en los cambios que hizo el presidente. Ante la derrota del 4M, la respuesta de Sánchez Cerén fue rotar a sus funcionarios del área económica.
Una investigación periodística sostiene que las autoridades de seguridad avalaron traslados carcelarios en un afán de romper a la MS-13… para propiciar la aparición de otra pandilla, la 503.