El jueves 27 de abril de 2016, el excoronel Guillermo Alfredo Benavides, graduado como oficial en 1966 y parte de La Tandona, revivió lo que en 1991 pasó durante el juicio en su contra, donde fue procesado como el único oficial de alto rango por la masacre de los jesuitas de la UCA, cometida en noviembre en 1989. Veintitrés años después que una Ley de Amnistía lo dejara en libertad, su rostro aparece de nuevo en los noticieros locales e internacionales y es la primera ocasión que es visto públicamente después de que fuera detenido el pasado 5 de febrero junto a tres militares más.
Benavides bajó del vehículo policial a las 9:32 de la mañana e ingresó por una de las puertas laterales del edificio A del Centro Judicial Isidro Menéndez en San Salvador. Una guayabera y pantalón gris rata eran su traje de gala. En sus manos, además de las esposas, llevaba una botella de agua purificada de $ 0.45 ctvs y caminaba tranquilo hacia el Juzgado Primero de Paz. Le seguía el excabo del Batallón Atlacatl, Ángel Pérez Vásquez, y el sargento Antonio Ramiro Ávalos Vargas. El cuarto soldado, Tomás Zarpate Castillo, no se presentó a la audiencia por una hospitalización, producto de la diabetes que padece.
Desde el pasado viernes 5 de febrero, cuando la Interpol ubicó a los cuatro militares y los encarcelara como medida preventiva en las bartolinas de la División de Tránsito, los medios de comunicación no habían podido testificar visualmente los cuatro rostros más buscados. De hecho, hubo indiferencia de la prensa nacional cuando se supo que los exmilitares fueran llevados al Juzgado Primero de Paz. Los tres procesados esperaron sentados en una banca con cuatro asientos, los dos soldados y el ex coronel estuvieron separados todo el tiempo por una silla.
Los cuatro militares son los únicos detenidos de los 17 acusados en España por la masacre de la UCA. El caso es llevado por la Audiencia Nacional de España, una investigación a cargo del juez Eloy Velasco.
La noticia de que los ex militares estaban presentes en los pasillos del Centro Judicial corrió como pólvora, y los fotógrafos de agencias de noticias internacionales comenzaron a llegar y fotografiar a los hasta ahora desconocidos. En un momento de pausa, Guillermo Benavides, el chivo expiatorio de sus compañeros de La Tandona, me cuestionó y me acusó de faltarle al respeto y a su privacidad por sacarle demasiadas fotos. ‘’Y vos porqué me tomás tantas fotos, me estás ofendiendo, ya no me tomés más fotos’’, dijo el coronel.
Benavides fue el único oficial de alto rango procesado en 1991 por el crimen de los sacerdotes y dos de sus empleadas. En septiembre de 2015, un reportaje de Factum reveló la declaración de un testigo, conocido como W2, que involucró a Benavides en el crimen y a otros generales de peso, entre ellos René Emilio Ponce (fallecido), Juan Orlando Zepeda, Juan Rafael Bustillo y los coroneles Inocente Orlando Montano y Francisco Elena Fuentes, ninguno de los cuales ha sido detenido.
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