El Salvador, de nuevo, protagonista de una crisis constitucional
Donald Trump y Nayib Bukele han captado la atención mundial por explotar el límite de las capacidades excepcionales del Estado y por violar los derechos de las personas.
Donald Trump y Nayib Bukele han captado la atención mundial por explotar el límite de las capacidades excepcionales del Estado y por violar los derechos de las personas.
La Constitución de la República no es cualquier pieza de correspondencia que pueda cambiarse abruptamente con una dispensa de trámites.
En El Salvador, el panorama judicial es desalentador. Pero eso no significa que por ello merezcamos magistrados que desconozcan el contenido de la Constitución y que no tengan noción de cómo esta influye en el resto de las leyes, reglamentos y demás normas jurídicas.
A lo mejor, cuando los diputados hablaron de «cláusulas muertas», se estaban refiriendo a los muchos artículos de la Constitución de la República que se han negado a cumplir.
¿En estas circunstancias de graves violaciones a los derechos humanos que nos sometemos a un proceso electoral? ¿Es el miedo, la incertidumbre o el derrotismo los sentimientos que pretenden despertar en sus electores?
No seamos los que amplían la lista de profesionales que sustentan las estrategias de los dictadores. Hitler, Mussolini, Stalin, Franco y sus más actuales reflejos contemporáneos alrededor del mundo.
¿No cuestionar al Legislativo ni al Ejecutivo? ¿Esa enseñanza aportará el magistrado Óscar López Jerez a los futuros abogados?
Que El Salvador no ratifique este convenio no es un simple olvido, sino una omisión que se suma a las violaciones de derechos humanos.
El irrespeto y la falta de garantía del derecho de reunión pacífica de los ciudadanos suele ser un indicio de represión.
La burbuja en la que toman sus decisiones los magistrados los desconecta del impacto de sus decisiones sobre la violación de derechos humanos.
¿Nueva era democrática en la sociedad salvadoreña? Tal parece que la nueva procuradora tiene una desconexión con la realidad muy grave.
Las desafortunadas experiencias con la billetera digital y las suplantaciones de identidad reportadas en 2021 son un reflejo de la vulnerabilidad de nuestra información personal.
A lo mejor lo reflexionen en un futuro, cuando, quizás, sean ellos los que reclamen las garantías y los derechos que ahora no les interesa proteger.
El régimen de excepción en todo caso tiene la finalidad de proteger la democracia, la República y el Estado de Derecho, no de destruirlos.