El 14 de marzo ocurrieron tres siniestros viales en El Salvador que colapsaron las redes sociales de imágenes, videos, señalamientos y opiniones diversas. En uno de esos percances falleció Dionisio, quien hace un mes hablaba de la vulnerabilidad de los motociclistas frente a la cultura vial salvadoreña.
Ni siquiera había terminado de asimilar el accidente del 14 de marzo sobre el bulevar Los Próceres, cuando por la noche me dejaron un mensaje que me dejó perpleja. Era una imagen con la foto de Dionisio, docente y motociclista, con la frase “descanse en paz” al lado. No podía creerlo. Había platicado con él hace apenas un mes.
El día que lo conocí, él vestía todo de negro. Usaba cadenas y anillos de plata y pulseras con púas. También portaba un chaleco que tenía encima algunos bordados que me dijeron a simple vista que era un motociclista de los “meros meros”. Su chaleco lo había adecuado, de acuerdo con su estilo, con tiras reflectivas para ser visto por la noche. No dudé en acercarme a él cuando bajó de su moto, de esas que uno no puede evitar observar, y de la que él se sentía muy orgulloso. Era una Honda Shadow de color negro a la que Dionisio le había colocado sus propios arreglos, como una banderita posterior que quedaba bien con su peculiar casco.
Estaba allí, junto a un grupo de más de cuarenta motociclistas, para hacer un ejercicio vial denominado “Moto tras moto”. ¿De qué se trataba? Era una demostración en las calles de San Salvador, desde las fuentes Beethoven hasta el redondel Integración, en que los motociclistas circularon uno tras otro en un mismo carril, haciendo caso a las nuevas reformas que la Asamblea Legislativa aprobó para la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial.
Esas reformas describen nuevas infracciones de tránsito para los motociclistas como la de circular por los hombros de calle o en el bordillo del carril izquierdo o en las líneas divisorias de los carriles. Esa infracción, según la reforma, tiene una multa de $150.
Dionisio creía que esas reformas no solucionarían el problema del tráfico ni mucho menos cambiarían la cultura vial salvadoreña. Su primera razón era que las reformas para los motociclistas generarían más tráfico. Me dijo que las motocicletas no están diseñadas para ir en congestionamientos. “Quizás está en mi sangre tratar de hacer algo por la sociedad y vine a demostrar que esa forma de viajar en una moto (como lo establecen las nuevas reformas) no es la más adecuada para El Salvador”, me aseguró Dionisio.
El resultado del ejercicio “Moto tras moto”, de hecho, fue un fuerte congestionamiento en las calles por donde la caravana de motocicletas iba pasando. Pero también se ganaron el disgusto de automovilistas que en varios tramos, por desesperación, invadieron el carril en que circulaban las motos y pusieron en peligro a Dionisio y a los demás motociclistas.
Mientras platicaba con él, Dionisio me contó que son ellos, los motociclistas, uno de los grupos más vulnerables en las calles salvadoreñas. También me dijo que él conducía como lo indica la ley, pero los vehículos en distintas ocasiones se acercaban demasiado y lo ponían en peligro. En realidad, un motociclista viaja solo con la protección de un casco y no tiene una carrocería que lo resguarde, como en el caso de los automovilistas.
El parque vehicular de motocicletas hasta febrero de 2023 es de 502,298, según cifras del Observatorio Nacional de Seguridad Vial (Onasevi). Las motocicletas son el segundo automotor más utilizado en El Salvador, con un porcentaje del 30.93 por ciento. También son el segundo grupo más vulnerable como usuarios de vía, después de los peatones. En 2022, fallecieron 439 motociclistas en siniestros viales, de acuerdo con el Informe Anual de Siniestralidad Vial en El Salvador 2022.
El 14 de marzo de 2023 fue un día de caos y duelo. Las redes sociales quedaron inundadas con videos y fotos de tres catastróficos accidentes: el del bulevar Los Próceres, el del Puerto de La Libertad y el de la carretera Troncal del Norte. Las opiniones fueron muchas y los señalamientos también. Me sorprendió ver una captura de pantalla de la aplicación Waze que alguien compartió sobre el accidente de Dionisio, el de la Troncal del Norte. Un usuario lo culpaba por ser motociclista, mientras que otras personas apelaban a un poco de empatía.
Y pensé que ya es normal que la gente se vuelca a las redes sociales a señalar como jueces sobre cualquier asunto, como si fueran especialistas en todo y han estado en el momento preciso para ser testigos de primera mano y, así, se creen capaces de dar detalles y valoraciones. Lo vemos desde el presidente Nayib Bukele, los diputados de la Asamblea Legislativa, los influencers, cuentas falsas y otro puñado de usuarios de redes sociales.
Del Estado, Dionisio esperaba la pronta inversión en infraestructura para salvaguardar sus vidas. Él soñaba con un carril exclusivo para motociclistas. “Esperamos que así como van mejorando las calles, sí mejoren todas; porque cuando llueve, en los baches llenos de agua muchas motos se arruinan”, me dijo.
Dionisio pasó tormentas, choques y muchos embotellamientos en su motocicleta, pero tenía la esperanza de ver un cambio. Uno que no lo obligara a aferrarse a su vulnerabilidad frente a los automóviles. Un cambio que no alcanzó a ver.
*Melissa Soriano (El Salvador, 1997) es periodista con enfoque en temas de corrupción y género.
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