La crisis de tráfico vehicular en San Salvador ha afectado los tiempos de respuesta de los cuerpos de socorro. Las ambulancias ya no encuentran paso por las calles de la capital. Las organizaciones señalan múltiples factores que les impiden atender las emergencias, como el aumento del parque vehicular. San Salvador tiene un déficit de espacio de -477%. Y la cultura vial también es un obstáculo para los socorristas.
Foto Factum/Gerson Nájera
La cotidianidad de la 15 Calle Poniente no se interrumpe cuando la ambulancia de la Cruz Roja enciende su sirena el martes 13 de febrero a las 10:06 de la mañana. Las personas alrededor continúan comiendo en los cafetines y otras caminan sin prisa sobre la acera. No prestan mucha atención al estrepitoso sonido que envuelve el lugar. El ruido permanece por un lapso prolongado porque los carros particulares y taxis parqueados en ambos lados de la calle impiden que el vehículo de emergencia tenga espacio para transitar. Hay un atasco. Los rescatistas no saben si cumplirán la misión de esta mañana: llevar al hospital de Zacamil al hombre que recién ha sufrido un accidente laboral. Están a cuatro kilómetros de lograrlo.
Al salir de allí, cuando parece que no habrá más obstáculos, una fila extensa de automóviles estacionados estropea parte del carril derecho y otros, al no apartarse, también complican la marcha. El conductor dice que esto es lo habitual. “A veces no escuchan, no ven o no les interesa realmente”, comenta.
El recorrido, pese a todos los impedimentos, dura trece minutos. El conductor dice que no lo hubiese logrado de no ser por los automovilistas que sí dieron permiso y de no ser porque tomó acciones como avanzar en el carril de circulación contrario en la 29 Avenida Norte, donde había un embotellamiento para llegar al semáforo.
Juan Flores, otro motorista del centro de operaciones de emergencia de Cruz Roja, afirma que ya no existen vías alternas porque las calles de la capital de El Salvador siempre están llenas. Señala que la cantidad creciente de vehículos es una limitación; ya que aunque algunas personas quieran ceder el paso, no es posible. “Por lo tanto en algunas ocasiones debemos irnos en la orillas o sentido contrario, con las precauciones, para llegar a la emergencia”, cuenta.
En El Salvador hay seis millones de habitantes y casi dos millones de vehículos. El parque vehicular es de 1,624,170 automóviles, según las estadísticas del Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONASEVI). De esa cifra, 563,869 se concentran en el departamento de San Salvador y solo en la capital hay 222,325.
En San Salvador existe un déficit de espacio de -477%, según el Tercer Informe de País 2022, de la Universidad Francisco Gavidia. Una situación crítica, según describe la publicación.
Cruz Roja Salvadoreña y Comandos de Salvamento registran sus tiempos de respuesta anotando la hora de salida y llegada a la base de operaciones. Ambas instituciones coinciden en que en los últimos años han observado que el incremento de tráfico vehicular dificulta su llegada a las distintas emergencias a las que son llamados. Sin embargo, no tienen datos que permitan dimensionar el incremento de sus tiempos de respuesta.
Ambulancia de la Cruz Verde Salvadoreña esquiva el tráfico del Bulevar de los Próceres, en San Salvador. Foto Factum/Gerson Nájera
Luis Medrano, coordinador de centro de operaciones en Cruz Roja, considera que el trabajo que desempeñan se ha visto afectado por el aumento de los congestionamientos. “Ya no conocemos las horas pico, sino que a toda hora tenemos dificultad con la mayoría de vías periféricas saturadas”, expresa. Cruz Roja tiene un aproximado de 30 ambulancias. Para el equipo de rescate y asistencia, cada segundo es valioso.
“Sentimos frustración porque queremos llegar lo más rápido posible y por el mismo tráfico no puede llegar la unidad. Son segundos vitales. Lo vivimos todos los días y a cualquier hora”, dice Carlos Fuentes, vocero de prensa de Comandos de Salvamento.
A la dificultad por los congestionamientos se añade la cultura vial de los automovilistas, sostiene Javier Ramírez, quien también es coordinador de operaciones en Cruz Roja: “Lastimosamente tenemos comportamientos de conductores en los cuales no brindan el paso, incluso, han llegado a tratar de agredir al personal”, dice.
Los socorristas siempre buscan la manera de salir del tráfico. “Si nos cedieran el paso, nos abrieran un carril extra o el espacio suficiente para poder maniobrar, estas acciones no serían necesarias”, menciona Ramírez, en referencia a maniobras a las que recurren, como utilizar aceras cuando no hay ningún peatón, o circular en el carril contrario.
Ambulancia de FOSALUD esquiva el tráfico del Bulevar de los Próceres, en San Salvador. Foto Factum/Gerson Nájera
Juan Flores, motorista en Cruz Roja, describe un percance que sufrió en 2022. Tras recibir una llamada de emergencia, se dirigían a Soyapango en medio del tráfico. Iban por la calle Agua Caliente, por el sector conocido como La Garita, solicitando permiso con la sirena abierta. Un conductor de una ruta de Ciudad Delgado los dejó pasar. El semáforo se encontraba en rojo para la ambulancia, pero en verde para los vehículos del otro carril. Entonces un automovilista impactó en la parte delantera del vehículo de emergencia. Demoró dos horas el proceso, por lo tanto, no fue posible completar el llamado.
No ceder espacio a un vehículo de emergencia cuando tiene sirena activa y señales rotativas luminosas es una infracción grave, según el listado de esquelas de Servicios de Tránsito Centroamericanos (SERTRACEN). Actualmente la multa es de $34.29.
El Reglamento de Tránsito y Seguridad Vial indica en el artículo 125 que los vehículos de emergencia autorizados gozarán de preferencia en la vía, identificándose con señales visuales y sonoras. Por lo tanto, los demás vehículos deben detenerse y continuar una vez haya pasado la ambulancia. También así lo manifiesta el Capítulo IV, en el artículo 134, que plantea el derecho a la vía libre para llegar de manera inmediata al destino.
El 25 de enero de 2023 la Asamblea Legislativa aprobó una serie de reformas a la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial. Incorporó 23 infracciones y aumentó el costo de las multas: las leves, de $11.43 a $50; las graves, de $34.29 a $100 y las muy graves, de $57.14 a $150. Con este cambio, el no dejar pasar a una ambulancia tendría una sanción de $100. Sin embargo, la reforma aún no ha sido publicada en el Diario Oficial.
Tráfico de medio día sobre el Bulevar de lo Próceres, en San Salvador. Foto Factum/Gerson Nájera
Comandos de Salvamento es una organización sin fines de lucro que tiene 51 ambulancias. Forma parte de la Dirección Nacional del Sistema de Emergencias Médicas (SEM), junto al Fondo Solidario para la Salud (Fosalud), Cruz Roja Salvadoreña, Cruz Verde, Cuerpo de Bomberos y la Policía Nacional Civil. El Sistema de Emergencias inició en el año 2013 en el área metropolitana de San Salvador y no se ha extendido a otros departamentos del país. Funciona como una red que brinda atención en emergencias a personas que han sufrido lesiones o enfermedades repentinas. Se llama al 132 y se espera la asistencia médica para luego ser traslado a un hospital.
El sábado 18 de febrero Comandos recibió una llamada para asistir a un hombre que se había descompensado en una barbería del centro de San Salvador. La limitante fue que no les brindaron una ubicación exacta. Aún así, los rescatistas se dirigieron a la Sexta Calle Oriente, conocida como la Calle de la Amargura. El congestionamiento los atrapó desde el Parque Infantil. El espacio fue la principal desventaja. En ese sector, de un único carril, solo puede circular un carro detrás de otro. Las ventas están colocadas en la calle y las personas se atravesaban frente a la ambulancia, algunos hasta sin ver. El conductor iba con extremo cuidado para no golpear a nadie.
Parecía que atender una emergencia en el Centro de San Salvador era una misión imposible. Transcurridos 30 minutos, la ambulancia ya había transitado dos veces la Calle de la Amargura sin encontrar la dirección precisa. Los rescatistas tuvieron que catalogar como “negativa” la emergencia, porque no encontraron el lugar y ni al paciente.
Por situaciones como esta, donde el espacio para transitar es un inconveniente, la Cruz Roja lanzó en 2017 su servicio de voluntarios motociclistas. Buscan que mientras la ambulancia esquiva los atascos, la motocicleta ya esté en el lugar del percance.
Una ambulancia esquiva el tráfico del Bulevar de los Próceres, en San Salvador. Foto Factum/Gerson Nájera
Ernesto Moreira, técnico en emergencias médicas con más de treinta años de experiencia, considera que El Salvador necesita sensibilizarse con respecto al sistema de emergencias. Advierte que en el país se está desarrollando un fenómeno llamado “turismo de emergencia”, que consiste en el incremento de tráfico cuando sucede un accidente vial porque las personas pasan lentamente para observar e incluso hacer fotografías y videos.
“No les importa que detrás de ellos se este haciendo un embotellamiento y que están impidiendo la llegada del servicio de ambulancia”, afirma Moreira.
Ramírez, el coordinador de operaciones en Cruz Roja, considera que la resistencia a ceder el paso en parte se debe a que en el pasado algunas instituciones utilizaron la sirena para salir del tráfico, a pesar de no existir ninguna emergencia. A veces ellos se movilizan con sirena abierta, pero en el trayecto suspenden el viaje porque se dan cuenta que se trata de una falsa alarma. Eso ocurrió la mañana del 13 de febrero cuando, al salir del Hospital Zacamil, los socorristas recibieron un aviso de incendio sobre la Carretera Troncal del Norte. La información apuntaba que lo había ocasionado una pipa de gas. El conductor decidió ir en contrasentido en varias arterias y saltar un semáforo en rojo para ganar tiempo, con la alarma sonando para avisar el paso de la ambulancia. El punto de referencia era el kilómetro cuatro, pero al llegar no encontraron nada. Esta vez no hubo ningún siniestro.
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