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El tráfico abre espacio a la ‘rebusca’

Contrario a lo que sufren muchas personas que a diario se someten a las calles y carreteras congestionadas de El Salvador, el problema representa, a la vez, una fuente de trabajo para otras. Hay quienes encuentran en las ventas ambulantes su única opción de subsistencia.

30 de enero de 2023

Etráfico vehicular es un problema para muchos, pero para un grupo de vendedores ambulantes es una bendición. Sobre el capitalino bulevar Constitución, cerca del redondel Integración, un grupo de vendedores suele aprovechar la insalvable congestión vehícular de cada tarde para vender guineos, golosinas, agua y soda, entre otras cosas. El drama de unos abre espacio a la ‘rebusca’ de otros.

Para estas personas, el tráfico es vital. La venta ambulante en este lugar se ha convertido en su única fuente de ingresos. Sin embargo, desde julio de 2022, con las obras del Ministerio de Obras Públicas (MOP) para la construcción del paso a desnivel del redondel Integración, el tráfico en esta zona ha disminuido y, por lo tanto, el ambulantaje está sufriendo​ un impacto.

Mirna Graciela es una de las vendedoras ambulantes que lleva más tiempo aprovechando el tráfico en estas calles. Ella cree que las ventas han bajado porque la gente está buscando vías alternas debido a la construcción vial.

Los vendedores se instalan en los mismos lugares todos los días. Guardan varios metros de distancia entre uno y otro. Saben las horas, días y época de mayor congestión vehicular. Aseguran, además, que si un día no hubiera tráfico en esta zona, buscarán otros puntos de venta.

Damaris Escobar, de 23 años, dice que la diferencia entre que la venta tenga días buenos o malos depende del tráfico. “Cuando no se hace la cola, no se vende nada; solamente cuando está la cola aquí es que uno vende. Y en las fechas de pago es cuando más vendemos”, explica. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Usualmente, Damaris inicia su venta a la una de la tarde. A veces, su hija la acompaña. Juntas venden palomitas, chicharras, empiñadas y sodas. Damaris comenta que además de ella, calle abajo, hay vendedores para quienes también el tráfico es su fuente de trabajo. “Sin el tráfico no es lo mismo; sin el tráfico no se vende. A todos nos beneficia. De aquí para abajo hay personas que solo de esto vivimos: del tráfico”, comenta Damaris. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Cada día, desde las nueve de la mañana, José empieza a vender agua de coco. Y ahí se mantiene hasta las seis de la tarde. “Nos toca el gran solazo. Es un gran esfuerzo, pero hay personas que lo agradecen porque nos ayudan comprando. El tráfico es de gran ayuda”, afirma. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
José se dedica a vender en este lugar desde hace dos años. Ya sabe los días y horas de más tráfico. Sin embargo, afirma que esto ha empezado a cambiar. “Ahorita está la construcción. Y en vez de aumentar (el tráfico), va disminuyendo. Hace un año, a las cuatro de la tarde empezaba. Hoy ya no. Comienza a las cinco. Los sábados empezaba desde el mediodía, pero el sábado pasado no hubo nada; ni porque está la construcción”, comenta. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
“Si disminuye el tráfico ya nos hicimos la idea de que hay que buscar otro lugar u otra forma de obtener ingresos, porque ya no va a haber forma de negociar”, asegura José. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Hay casos como el de Alberto Dueñas, de 24 años, quien junto a sus compañeros monitorea el tráfico a través de la aplicación Waze.“Buscamos el tráfico para llevar el pan de cada día a nuestra casa. Si hay tráfico, nos va bien; si a caso no, entonces será lo que diga Dios. A buscar otras maneras”, dice. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
En ocasiones, los vendedores tienen que correr para alcanzar a los clientes en sus autos o en los buses. A pesar del riesgo, Alberto cuenta que nunca ha tenido un accidente y que el miedo se va quitando poco a poco. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Alberto y sus compañeros ofrecen guineos, mandarinas, empiñadas, palomitas y chicharras. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Los vendedores aseguran que últimamente han vendido menos debido a que el tráfico está más fluido. Ellos explican que es por la construcción del paso a desnivel en el redondel Integración, obra que empezó desde julio del año pasado. Según el Ministro de Obras Públicas, Romeo Herrera, “forma parte de un paquete de siete pasos a desnivel que se prevé construir en las entradas y salidas del Área Metropolitana de San Salvador (AMSS)”. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Para Mirna Graciela y sus ayudantes, la construcción de este paso a desnivel ha significado una disminución importante en sus ingresos. “Las ventas han bajado quizá de un cien a treinta o cuarenta por ciento.​ ​El año pasado, para estas fechas, cada una de ellas (las ayudantes) vendía unas 60 bolsas de guineo. Eso nos está afectando”, cuenta Mirna. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Mirna asegura que este trabajo es riesgoso. En 2020, su hermano, Jorge Alberto Mazariego, de 27 años, murió arrollado por un volquete. “Prácticamente arriesgamos nuestras vidas, pero todo lo hacemos por nuestras familias, para superarnos y ver a nuestros hijos crecer”, asegura Mirna. “Él quedó aquí y me da fuerza para seguir”. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.
Entre menos tráfico y más vendedores, los ingresos disminuyen para Mirna y sus ayudantes. En una jornada de tráfico pesado, de 2:20 de la tarde a nueve de la noche, pueden vender hasta veinte dólares; cuando no, como el sábado pasado, venden tres dólares. Aunque las ventas han disminuido, Mirna cuenta que, al menos, “sale para la comida, los pagos y deudas”. FOTO FACTUM/Natalia Alberto.