Algunos grupos negaron el Holocausto, lo que causó indignación y preocupación mundial. En parte, para contrarrestar las graves y nefastas consecuencias de esas acciones, se hicieron investigaciones, se escribió la historia y se abrieron museos. Uno de los más significativos de esos museos es el Museo del Holocausto en Washington, D.C. Después de enseñar los horrores de esa tragedia, termina con un mensaje clave: “Para que no se repita jamas”.
Trump empezó hace mucho a mentir, a deformar la realidad, a sembrar división entre los ciudadanos de una misma nación, a sembrar odio. Llegó incluso a negar los resultados de las elecciones, a provocar. Usó todos los métodos que pudo, socavando los pilares de la democracia, con tal de permanecer en el poder. Algunos medios, muchas noticias falsas en las redes, varios funcionarios públicos lo apoyaron. Trató de usar las fuerzas armadas, de producir un golpe de estado.
Todo ello y la distorsión de la historia a través de las mentiras y de la desinformación en las redes sociales llevaron a la insurrección que invadió el Capitolio. La institucionalidad, las leyes y el coraje y los valores democráticos de muchos salvaron a ese país. Pero ello tuvo un alto costo para todos, especialmente para la democracia de los Estados Unidos, y también para el presidente Trump y para su partido. Los seguidores de Trump lo fueron abandonando. Su gabinete saldrá muy desprestigiado. Los republicanos acabaron perdiendo ambas cámaras legislativas y, lo que todos esperaban, y era lo lógico, legal y constitucional, Trump saldrá de la Casa Blanca.
En nuestro país se escondía la represión, las torturas, la grave situación de las mayorías. Ello llevó a la guerra. Durante la guerra se trató de esconder las masacres. Cada lado contaba su historia, lo que llevó a prolongar el conflicto. Los Acuerdos de Paz dieron punto final a la destruccion de vidas y la economía que la guerra conllevaba. Los acuerdos permitieron el trabajo de la Comisión de la Verdad, lo que permitió escribir una historia más real y balanceada.
Esta semana, un centenar de personalidades de muy alto nivel, nacionales e internacionales, miembros de la comunidad académica nacional y mundial, incluidos varios firmantes de los Acuerdos de Paz, liderados por un grupo de historiadores, han escrito una carta abierta al presidente de la Republica de El Salvador, Nayib Bukele. En ella rechazan “enfáticamente los conceptos que vertió en el desafortunado discurso que pronunció en el caserío El Mozote”. [1]
La carta se refiere “específicamente a sus alusiones al conflicto armado y a los Acuerdos de Paz como una farsa”. Señalan su preocupación de “que en su calidad de presidente, trate con ligereza temas tan importantes”. “Los Acuerdos no fueron inútiles ni fueron una farsa”, pues entre sus logros más importantes podemos mencionar: las fuerzas armadas alejadas de la política, un sistema electoral confiable, un ambiente de libertad, una prensa libre, garantías de acceso a la información, reformas al régimen judicial, creación de la Procudaroría para la Defensa de los Derechos Humanos y la efectiva separación de poderes.
Señalan esas personalidades que “los Acuedos de Paz dejaron un entramado institucional y una hoja de ruta para que, democráticamente, todos los sectores del país encuentren soluciones en una atmósfera de debate público informado, con garantías legales y sin intervención del ejercito”. Desgraciadamente, el presidente, al distorsionar en sus discursos la historia, impulsa a desaprovechar, incluso retroceder, en esos logros.
No podemos tratar la historia con ligereza. Tan peligroso es olvidar las lecciones del pasado como manipularlas. Los políticos, sobre todo un presidente, no pueden usar la historia de manera selectiva para crear divisiones y generar conflicto. Al hablar de la historia debemos hacerlo con rigor y ecuanimidad y, sobre todo en nuestro caso, para ir creando una cultura de paz.
El gran peligro con el irrespeto a la historia que hace el presidente es, además de lo ya señalado, que la violencia se repita. Por ello la carta de los historiadores y esas personalidades termina recordando que “corresponde a todos los ciudadanos y particularmente a usted, presidente Bukele, como jefe de estado, honrar la memoria de las victimas del conflicto armado, fortaleciendo la positiva herencia de los Acuerdos de Paz”.
[1] Todas las citas son de la carta abierta al presidente Nayib Bukele de fecha 11 de enero de 2021.
*Mauricio Silva ha trabajado por más de 40 años en administración pública. Ha sido director y gerente de varias instituciones en El Salvador y experto en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
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1 Responses to “Irrespetar la historia es peligroso”
Yo estoy de Acuerdo Con Bukele,tiene al Endeudado al País, ,Pero está mucho mejor que antes,en muchos aspectos.llos gobiernos anteriores se sirvieron del GObierno y casi todos se ENriquecieron rápido.