Muy joven para la tarea que se le había encomendado, Amanda Gorman, de solo 22 años, debía recitar su poema en la toma de posesión del presidente Biden. “Probablemente una de las cosas más importantes que haré en mi carrera”. “Una niña negra, flaca, descendiente de escalvos e hija de madre soltera”. Tenía que escribir un poema que inspirará esperanza y fomentará un propósito común en medio de una de las crisis más grandes de los Estados Unidos. Luego debía leerlo, a pesar de haber tenido una deficiencia al hablar. Declamarlo junto a Lady Gaga y Jennifer López. Riendo diría, en burla, que “no sentía ninguna presión”.
Sin embargo, subió a la tarima presidencial, con mucha confianza, una gran sonrisa, bella, en su traje amarillo, con su pelo colocho en un moño con una cinta roja. Y embrujó a la audiencia. Desde Juan Luis Miranda hasta Lady Gaga quedaron admirados; y el presidente Biden y su vice, Kamala Harris, agradecidos.
Primera lección: no importa quién eres, de dónde vienes, puedes salir adelante, puedes triunfar.
Amanda había empezado su poema con:
“Cuando comienza el día nos preguntamos,
dónde podemos encontrar la luz en esta sombra eterna”.[1]
Le estaba costando terminar su poema “The Hill We Climb” (“La colina que subimos”) cuando días antes de la inauguración, el 6 de enero, se dio el asalto al Capitolio. Esa noche escribió:
“Hemos visto una fuerza que destruiría nuestra nación en vez de compartirla,
destruiría nuestro país, pues implica retrasar la democracia,
y ese esfuerzo casi ha triunfado.
Pero mientras la democracia puede ser retrasada periódicamente, nunca puede ser derrotada permanentemente”.
Segunda lección: las fuerzas destructivas las podemos y debemos superar. Estos momentos de crisis nos pueden inspirar y nos deben empujar hacia adelante.
Y en medio de las crisis de la pandemia que ya le costó más de 400 mil vidas a ese país, de la crisis económica, de un país dividido, esa joven escribió:
“De alguna manera hemos resistido y sido testigos de una nación que no está quebrada,
pero simplemente no está terminada,..
Y sí, estamos lejos de brillar, de ser inmaculados,
pero no significa que estamos luchando por una nación perfecta,
estamos luchando por una nación con propósito,..”.
Tercera lección: nosotros también estamos en medio de esas crisis y debemos mirar hacia adelante, no hacia un país perfecto, pero hacia un país con propósito, hacia El Salvador que queremos.
Para ello, escribió la joven poetisa:
“Y así levantamos nuestras miradas no a lo que nos divide,
sino a lo que está delante nuestro.
Cerramos nuestra división porque sabemos, que para poner nuestro futuro primero, debemos poner nuestra diferencia al lado.
No buscamos el mal a nadie, sino la armonía para todos.
Entonces la victoria no estará en la espada,
sino en todos los puentes que hemos tendido.
Esa es la clara promesa,
la colina que subimos,
si solo nos atrevemos”.
Cuarta lección: debemos dar la lucha aunque a veces sea duro, aunque a veces sea difícil entender por qué el que divide con la mentira, el que detiene la democracia, casi ha triunfado. Si continuamos en esa lucha, como dijo la poetisa Gorman:
“Dejaremos detrás un país mejor que el que recibimos.
Reconstruiremos, nos reconciliaremos y nos recuperaremos. Cuando venga el día, caminaremos fuera de las sombras.
Porque siempre hay luz,
si solo somos lo suficientemente valientes para verla,
si solo somos suficientemente valientes para dejarla ser”.
[1] La traducción es libre, del autor.
*Mauricio Silva ha trabajado por más de 40 años en administración pública. Ha sido director y gerente de varias instituciones en El Salvador y experto en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
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