La cárcel de los pensionados

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Esta semana, en Casa Presidencial el tema de conversación fue encontrar una nueva manera de cómo perder la dignidad ante el mundo. O cómo Bukele, quién prometió que El Salvador ya no sería el patio trasero de nadie, ofreció al país como algo peor: el receptor de los criminales que nadie quiere. Lo cual, amén de la imposibilidad legal de hacerlo, no es precisamente una mejora en nuestro estatus de mascota de la Casa Blanca. 

Delante de nuestras narices pasa algo mucho más importante, más grave, que debería tener la atención de la nación entera. El saqueo es peor de lo que creíamos. 

Mientras el presidente pone en escena la glorificación del ridículo, en Casa Presidencial han decidido dejar sin futuro a miles de pensionados. El saqueo es de escándalo, lo cual debería preocuparnos de sobremanera, no solo por los nubarrones en el futuro de una generación que envejecerá en la miseria, si no por la necesidad que tiene el actual gobierno de vaciar los recursos del pueblo sin ningún tipo de control. Y sin ningún tipo de consecuencias… inmediatas.

Los números son de pánico. Una investigación de El Diario de Hoy nos muestra que la reforma que impulsó Nuevas Ideas hace poco menos de año y medio ha servido, en realidad, como caja chica ante la escasez económica. Desde enero de 2023, según la investigación que cita los estados financieros de las dos AFP que operan en el país, el Fondo de Pensiones ha recaudado más de 2 mil millones de dólares en cotizaciones. 

De ese monto, el gobierno de Nayib Bukele ha tomado el 80% de lo disponible, es decir, más de 1,700 millones de dólares. O lo que es lo mismo: de cada 10 dólares que deberían ser usados para el pago de pensiones, el gobierno ha pellizcado 8 dólares. 

Varias conclusiones e interrogantes saltan a la vista. La primera es la más obvia: ¿para qué está usando el gobierno esos cientos de millones de dólares? ¿En más propaganda? ¿En producciones fotográficas para mostrarnos lo linda que es la residencia presidencial del lago? ¿En montar villas navideñas para olvidar que la economía va cada vez peor? ¿Para llenar los hoyos que el presupuesto no puede cubrir?

La segunda tiene que ver precisamente con una de las mentiras más repetidas de la narrativa Bukele: porque el dinero no está alcanzado. Y lo más grave es que están tomando dinero que no es público, información que, para desgracia de un gobierno que oculta, conocemos gracias al periodismo. Hay una urgencia manifiesta de fondos, mientras tratan de convencer que el país vive en la realidad paralela, como ya lo hace Bukele. 

Y la tercera tiene que ver con los fondos que se están terminando. Las cotizaciones al Fondo de Pensiones NO son fondos públicos; son aportaciones de los trabajadores, descuentos mensuales a sus salarios, que deberían ser usados, en teoría, para asegurarles un retiro digno. Lo único cierto es que el actual gobierno, como lo hizo Saca o el FMLN, está metiendo la mano donde no debería. E incluso más allá. Ahora también en lo privado.

Están saqueando a escondidas, como criminales furtivos, y encima les estamos dando las gracias. Les aplaudimos, pese a que nos arrastran al despeñadero. Están condenando a los pensionados, quitándoles su futuro, decretando una legión vieja y pobre. Y desde la miseria poco se podrá reclamar. 

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