“No hay medio más sutil o más seguro de trastocar la base existente de la sociedad que el de corromper el dinero.”
John M. Keynes
El Salvador es un país de anécdotas curiosas y malas decisiones de política económica, en donde el fanatismo ha imperado sobre la racionalidad. Reflexionemos al respecto.
La dolarización, por ejemplo, fue una medida tomada desde la obsesión ideológica y no desde una postura técnica verídica. Fue una decisión impuesta (mas no reflexionada) desde un paradigma económico cuestionable. Por años, ha existido un debate en torno a su pertinencia. Muchos economistas hemos insistido en que no existían razones macroeconómicas de peso para una decisión tan radical: nuestro país nunca sufrió hiperinflación o alta volatilidad en sus tasas de interés; contábamos con un sistema financiero estable y un manejo prudencial de la emisión monetaria.
La dolarización fue una decisión política poco discutida, sin un estudio técnico de factibilidad, poco transparente a la opinión ciudadana. En palabras de Carlos Acevedo: “La medida de política más importante que se ha impulsado en El Salvador, en términos de sus repercusiones sobre el funcionamiento de la economía, se hizo sin ningún análisis técnico que la sustentara”.
La adopción del dólar como moneda de curso legal es fuertemente criticable, además, por la manera en que se tomó la decisión. La Ley de Integración Monetaria fue aprobada en un “madrugón legislativo” por mayoría simple el 30 de noviembre de 2000, tras una negociación cuestionable entre Arena y PCN. En exactamente 30 días nos impusieron una moneda de manera inconsulta.
Este ejemplo es una muestra de la forma en que los gobiernos de la posguerra impusieron, en varias ocasiones, su agenda política en temas de interés nacional. A pesar de que se establecieron acuerdos favorables para el país, desde el pleno legislativo también se tomaron decisiones criticables, poco transparentes y pensadas para élites económicas. En ese momento, no contábamos con tantas herramientas tecnológicas y legales para dar seguimiento a estas discusiones. Actualmente, vemos las consecuencias de no haber ejercido una contraloría ciudadana con suficiente intensidad y organización.
La actual administración gubernamental está cometiendo los mismos errores del pasado. A manera de ejemplo, el gobierno de El Salvador no ha dado a conocer (o ha declarado como información reservada) su Plan Quinquenal de Desarrollo (no, no es el Plan Cuscatlán), su Plan Social de Desarrollo, tampoco divulgó una versión publica del Plan Control Territorial, del Plan Nacional de Salud. No hablo de medidas aisladas, sino de documentos que den cuenta de las estrategias, objetivos, indicadores, intervenciones y metas de corto y largo plazo. Un gobierno que actúa desde la improvisación está destinado al fracaso, y ese fracaso lo sufren, con mayor frecuencia, las personas más vulnerables.
A la fecha, hay poca información a disposición del público sobre cómo se ha utilizado una importante parte de los recursos del Estado que sirvieron para financiar medidas en el marco de la pandemia por Covid-19 ¿Por qué tanto secretismo ante información que, por derecho, todos y todas deberíamos disponer? ¿No percibe usted que este gobierno está cometiendo errores similares a las administraciones pasadas? ¿No están adoptando acaso las viejas prácticas de sus predecesores, esas que tanto han criticado en su discurso?
Bajo el argumento de que “el pueblo así lo pide”, desde mayo 2021 el pleno legislativo ha tomado una serie de decisiones que muestran poca reflexión, decisiones que supuestamente favorecen a las mayorías populares, pero que en realidad mantienen la captura del Estado. Ante temas urgentes de nación como el incremento de personas desaparecidas, los vínculos de varios funcionarios de turno en actos de corrupción (según el Departamento de Estado de Estados Unidos), una reforma fiscal progresiva, la necesidad de la reforma integral al sistema de pensiones, el gobierno decidió posicionar, en menos de una semana, como prioridad política, el uso del Bitcoin como moneda de curso legal.
Reflexionemos sobre lo que denomino “el criptocuento del Bitcoin”.
En menos de cuatro días, El Salvador se convirtió en el primer país en aprobar el Bitcoin —una de las criptomonedas más famosas— como “moneda de curso legal”. Ningún país en el mundo ha implementado una medida de tal envergadura. A veces, ser “los primeros” no necesariamente implica “estar a la vanguardia”, sino todo lo contrario. En lugar de comunicarlo oportunamente a la población salvadoreña, el presidente decidió dialogar antes con empresarios y especuladores extranjeros en plataformas digitales. Esta no fue una decisión pensada desde y para las mayorías. Prueba de esto es la ansiedad e incertidumbre que imperan actualmente en la ciudadanía.
Al igual como reflexionamos sobre la dolarización, ¿existen condiciones en el país para optar por esta medida? La evidencia técnica establece que no. Un estudio realizado por Marthinsen y Gordon (2020) establece que utilizar una criptomoneda como alternativa a la moneda nacional debe ser seriamente reflexionado y discutido; y que resulta en una posibilidad en países con un débil sistema financiero, una percepción de desconfianza hacia la moneda en circulación y un país con una hiperinflación. El Salvador cuenta a la fecha con un sistema financiero estable. El dólar sigue siendo la moneda de referencia a escala internacional y la inflación del país es sumamente baja.
Durante la sesión plenaria del 8 de junio, después de una muy escueta discusión sobre un cuerpo de ley ambiguo e incompleto, diputadas y diputados del bloque oficialista argumentaron que la aprobación del Bitcoin como moneda de curso legal ayudaría a formalizar la economía, incentivaría la inversión y la creación de empleos, promovería la inclusión financiera y nos llevaría al futuro. ¿En qué estudio técnico se basan para dar estas aseveraciones? A la fecha no han presentado ninguno. Posiblemente, se basan más en las directrices recibidas desde Casa Presidencial.
Las frases anteriores son los mismos argumentos que se usaron para justificar la dolarización, pero no se cumplieron. ¿Por qué habría de ser ahora un cuento con final diferente, si han adoptado la misma vieja manera de gobernar? Muchos de ellos no tienen experiencia profesional o académica en ciencias económicas; otros posiblemente la tengan, pero forman parte de una bancada dócil, pasiva y sin la capacidad de criticar. ¿Realmente aspiramos a esa calidad de diputados? ¿Este es el nivel de debate y transparencia de la nueva Asamblea Legislativa? Están cometiendo los mismos errores del pasado, pero ahora acuerpados por un Estado capturado por una persona que carece de cualidades de estadista.
La decisión de adoptar el Bitcoin distingue a dos bandos: aquellos que apoyan la decisión con euforia y economistas y otros profesionales que recalcan el enorme riesgo de una decisión de este tipo. Economistas con distintas posturas ideológicas coinciden en la poca pertinencia de esta decisión. Basta con informarse y leer un poco sobre cuáles pueden ser las consecuencias. La primera está asociada con la alta volatilidad de esta criptomoneda (es decir, su precio varía abruptamente en muy poco tiempo por razones especulativas), el segundo es el carácter anónimo que se presta a que sea utilizada para lavado de dinero, evasión fiscal, estafa y otros delitos.
Imagine que todos los precios (incluido su salario o ingresos monetarios) se expresan en una criptomoneda que en menos de cuatro meses perdió casi el 50 por ciento de su valor monetario. Esto ocurre porque el Bitcoin, así como otras criptomonedas, no cuentan con el respaldo de algún gobierno (como el dólar, el euro u otras monedas). Además, se rigen bajo la oferta y la demanda. Nadie tiene control absoluto sobre ellas, por lo que se prestan para la especulación. Al ser una ley especial, entrará en ambigüedad o contradicción con la Ley de Integración Monetaria.
Por otra parte, por la forma en cómo operan, las transacciones que se realizan con esta criptomoneda pueden llegar a ser irrastreables, lo que da pauta a delitos como lavado de dinero, estafa, robo y desvío discrecional de fondos, entre otros. Ha pasado en otros países. ¡Se imagina si las finanzas públicas empiezan a utilizar esta modalidad para realizar sus operaciones! Habría muchas condiciones que incentivaría el uso inadecuado de fondos públicos o la evasión fiscal.
A nivel internacional, economistas de renombre declaran expresamente que el Bitcoin no es más que una burbuja financiera que eventualmente explotará (sí, como ocurrió con la crisis económica de 2009). El mismo Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, expresa: “No, no debería comprar bitcoines. Todo este asunto va a terminar muy mal, y mientras más pronto, mejor”. Instituciones financieras internacionales también han recalcado en el riesgo de esta decisión.
¿Qué hay detrás de una criptomoneda? Nada, solo la especulación y las fuerzas voraces del mercado. Nadie regula el valor del Bitcoin, solo la volatilidad que le asigna la oferta y demanda de especuladores. Entre más cerca estemos de la burbuja, más expuestos estamos a sus consecuencias. ¿Quiénes serían los más afectados? Sí, la ciudadanía, especialmente los más vulnerables, los históricamente excluidos del sistema financiero, del sistema de pensiones, del mercado de trabajo. Desde el 8 de junio, quienes nos gobiernan decidieron incorporar a El Salvador dentro de esa burbuja.
Ante un cuerpo legal sumamente escueto y poco explicativo, aún no podemos profundizar sobre las implicaciones de esta decisión económica. En 90 días, el Banco Central de Reserva deberá emitir la normativa que regule e informe con más detalles la manera en cómo se operacionalizará la ley recién aprobada. Si bien no debe imperar la ansiedad ante tal incertidumbre, nos corresponde desde ya informarnos oportunamente del tema, pero también exigir al gobierno más información.
Como sociedad civil organizada, en las próximas semanas debemos demandar las respuestas a, por lo menos, las siguientes interrogantes: ¿Cómo funcionará la convertibilidad entre Bitcoin y dólares? ¿Cuáles serán las implicaciones del uso de esta criptomoneda en mi cotidianeidad? ¿Qué estudio técnico respaldó esta decisión? ¿El fideicomiso de Bandesal será suficiente para contrarrestar la volatilidad del Bitcoin? ¿Qué medidas de control habrá para el Estado si utiliza la criptomoneda en sus operaciones? ¿Cómo se combatirá la evasión fiscal, el lavado de dinero u otros delitos asociados con el uso de esta criptomoneda? ¿Qué impactos tendrá esta decisión sobre mis ahorros bancarios o mi ahorro previsional? ¿Qué medidas se implementarán para mitigar su impacto medioambiental, en caso de que se incurra en la minería de esta criptomoneda? ¿Cuándo empezará la estrategia de educación financiera inclusiva para informar a la ciudadanía el uso adecuado de la criptomoneda?
A su vez, en el mediano plazo, debemos demandar decisiones más transparentes, divulgadas oportunamente, debatidas y pensadas para la mayoría. Contar con mayoría calificada en el pleno legislativo no es justificación para aprobar medidas trascendentales sin discusión ni transparencia. No se debe confundir democracia mínima con democracia en un sentido amplio. Caso contrario, los actuales funcionarios magnificarán los vicios del pasado. Exijamos como ciudadanía. De lo contrario, este criptocuento que tanto ha resonado en estos momentos pasará a convertirse en otra falacia económica en la historia de El Salvador.
*Carlos Eduardo Argueta es licenciado en Economía y máster en Estadística Aplicada a la Investigación por la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA, El Salvador). Es investigador de temas relacionados con el mercado de trabajo, sistemas de pensiones, migración y retorno, opinión pública, entre otros temas económicos y sociales. Ha formado parte de equipos consultores en proyectos ejecutados para el PNUD, BID, OIT, OIM, entre otros. Actualmente es becario surplace 2020-2022 y estudia un Máster en Economía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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2 Responses to “Criptocuentos y otras falacias económicas”
🤔con todo respeto, conclusión: bla, bla, bla… Ninguna. Una redacción vacia.
Lo lei porque pensé que al proveer de una persona estudiada, tenía bases técnicas interesantes, para soportar la crítica, pero… Nada, vacío.
No vengan a hablar de “Políticas Económicas”, ni de “favorecer” a la “mayoría”, cuando la “mayoría” no es capas de “producir su propia comida”.
Algo bueno de esta pandemia, es que ha demostrado que “las ciudades no sirven para nada”, todos Encerrados “dependiendo del SISTEMA PRODUCTIVO DEL CAMPO”, sin comida, no hay NADA.
Porque razón una secretaria “debe ganar más que un productor agropecuario?” No hay ninguna razón, sin comida ni agua, las ciudades “Son nada”.
Lo único que han hecho “los capitales” es crear una “BURBUJA DE ESTABILIDAD “, estabilidad que no existe, capitales que sólo enriquecen a unos pocos y que le dan valor a cosas que no sirven (bonos y acciones de papel).
Por eso las criptomonedas son la opción, no hay ninguna diferencia entre n “lo que están respaldadas “, porque ninguna moneda tiene respaldo real verificable, ya quisiera ver y verificar el “Oro o el Petróleo” que respaldan el Dólar, el Euro, el Yuan… etc, pero no… No lo podemos ver ni verificar, por “seguridad nacional”, que va… 🤔 la verdad es que el Oro y Petróleo que “dicen tener”, NO EXISTE. Para bien o para mal, el “trabajo” que toma “crear” un bitcoin, es “cuantifica le” y se “paga en consumo de energía eléctrica”, transferir este valor a “comprar alimentos e insumos agropecuarios”, hacen que todos nos beneficiemos dándole al bitcoin un “valor real”, fuera del “control de unos pocos”. 🤔 que el bitcoin sirve para que los corruptos se salten el sistema financiero…. Jajaja, será que el “Sistema Financiero” en si no es lo mas corrupto” que hay sobre la tierra? Fabricando dólares sin respaldo, de tal forma, que al menos los dolares que fabricaba Pablo Escobar, estaban respaldados en Coca y no en Oro o Petróleo, Bonos, acciones que “no existen” – acciones de compañías “infladas por la moda del momento”.
La breve nota sobre el criptocuento está formidable. Para mantener en vilo a la ciudadanía y demás, el próximo anuncio puede ser algo asi como el viaje del presidente al espacio junto con multimillonarios de la talla de Bezos, el “rescate” de los hipopotamos del zoológico privado de Pablo Escobar en Colombia trayendolos para el país suspendidos de drones especiales, contratar a Guaidó como presidente interino del país contratado como asesor “ad honorem” es decir sin devengar salario en el presupuesto, inventarse otra CICIES para que le lustre los zapatos y otras tantas ocurrencias, asi como ahora para cambiarse los calcetines necesita todo el territorio nacional disponible. Fácil el asunto …