La reelección de un mentiroso

@revistafactum #EditorialFactum | 🔴 ¿Confiaremos en alguien que ha cambiado tantas veces de opinión? Cuando no hay ley, sino caprichos, nada está garantizado. Las decisiones dependen del humor con el que se haya levantado una sola persona. 📌 Te invitamos a ver el reciente editorial de Revista Factum. #NayibBukele #ElSalvador #FelixUlloa #Bukele #Reelección ♬ sonido original – Revista Factum

 

Que la reelección presidencial está prohibida en El Salvador lo sabemos todos. Lo sabíamos antes de 2019.

Y lo sabemos ahora. Porque las leyes no han cambiado; únicamente las ambiciones. 

Lo sabía el señor Bukele cuando era alcalde y aún no se había mostrado como el embustero que es ahora. Lo sabía el señor Ulloa cuando la necesidad de un cargo no le había quitado la dignidad y mentía en entrevistas diciendo que era un demócrata.

Como eso lo tenemos claro, la pregunta debe ser: ¿Por qué deberíamos confiar en alguien que un día dice creer algo y al siguiente dice lo opuesto? ¿Confiaremos en alguien que ha cambiado tantas veces de opinión? 

Que es capaz de torcer las leyes para cumplir sus caprichos.
Que antes defendía eso que llaman democracia y hoy ni se acuerda de ella.
Que antes explicaba que la reelección es ilegal… y ahora quiere gobernar para siempre.

¿O tenemos alguna garantía que en 2029 no buscarán nuevos artículos ocultos en la Constitución para seguir en el poder?

Cuando no hay ley, sino caprichos, nada está garantizado. Las decisiones dependen del humor con el que se haya levantado una sola persona.

No está garantizado que respeten tu opinión, tu pensión, tus ahorros, tus ganas de tener un trabajo digno, tu libertad. 

Y el problema no es tener a un mitómano en Casa Presidencial (de eso, personas que mienten, exageran o mitifican las cosas, ya hemos tenido bastante); el problema es que quiera estar sentado en la silla, sin límite de tiempo, para no perder poder. 

Para que no sepamos qué hacen con nuestro dinero. Para que no lo investiguen nunca. Para convertir esta finca en su finca. 

El presidente prometió modernidad y “nuevas ideas”, y en el camino se transformó en una versión renovada pero maquillada de la misma podredumbre de siempre. 

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