La improvisación es la única estrategia de seguridad

@revistafactum #EditorialFactum | 🔴 El Salvador lleva cuatro años en el vaivén de la improvisación en algo tan importante como la seguridad pública. No hay planes, no hay estrategias. Las decisiones trascendentales o se toman basadas en concursos de popularidad o después del fracaso de un pacto entre el gobierno y las pandillas. 🔗Visita el #editorial ♬ sonido original – Revista Factum

Las dos recientes apariciones del presidente Bukele han sido cuidados montajes publicitarios. El pasado 15 de septiembre, cuando se conmemoraba la independencia de Centroamérica, y esta semana, en la Asamblea General de Naciones Unidas. El mensaje fue el mismo: El Salvador, según la narrativa oficial, es el país más seguro de Latinoamérica, tan seguro que pronto albergará un concurso mundial de belleza.

La realidad es más complicada que la fantasía que habita en la mente del presidente. O de su retorcido interés por desinformar. La violencia ciertamente ha disminuido pero es imposible certificar hasta qué punto, pues las estadísticas de homicidios y otros crímenes violentos, como cualquier otra información oficial, ha sido soterrada por el gobierno, uno de los más opacos de la historia contemporánea.

Lo que sí es cierto, porque es posible de contrastar, es que El Salvador lleva cuatro años en el vaivén de la improvisación en algo tan importante como la seguridad pública. No hay planes, no hay estrategias. Las decisiones trascendentales o se toman basadas en concursos de popularidad o después del fracaso de un pacto entre el gobierno y las pandillas.

Bukele llegó al poder con el Plan Cuscatlán bajo el brazo. Ahora sabemos que era letra muerta, promesas que estaban destinadas a no cumplirse o a quedar abandonadas si su resultado no era conveniente. Basta recordar la promesa de una comisión internacional contra la corrupción que fue despreciada cuando, sorpresa, encontró corrupción dentro de la actual administración.

El Plan Cuscatlán hablaba de la prevención como un elemento fundamental. Han pasado cuatro años para que el gobierno se acuerde de ella y apueste -supuestamente- por la prevención como una herramienta contra la violencia.

Pasamos de algo llamado Plan de Seguridad Pública al ya publicitado Plan de Control Territorial, una pantomima que solo fue efectiva contra las pandillas cuando se descubrió el pacto del gobierno con estos grupos criminales. Solo hasta entonces, hubo capturas masivas y el crimen se redujo. Es curioso darse cuenta de que la policía dejó de ser incompetente hasta que el pacto se descubrió.

El régimen de excepción, como se llama ahora la fase tres de la improvisación, ha llevado a más de 100 mil personas a las cárceles, con una población penitenciaria que ya supera esa cantidad, según las cifras oficiales. ¿Es sostenible esta “estrategia” de construir más cárceles que universidades?

La prevención tuvo que estar desde el día uno. Para reconstruir el tejido social perdido -el real, no el que ayuda a sacar a pandilleros a Guatemala-; para empoderar a las comunidades; para llenar el vacío que por desgracia el Estado dejó en manos de grupos criminales. Pero eso no te asegura likes ni consigue concursos de belleza.

 

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