No deja de ser una ironía que, en el país que supuestamente acabó con las pandillas, sean precisamente los pandilleros quienes revelen los secretos mejor guardados del actual gobierno. En concreto: Los pandilleros que deberían estar presos pero que fueron liberados en los últimos cinco años por el gobierno que juró combatirlos.
Que el gobierno de El Salvador pactó con las pandillas es una verdad absoluta. Lo novedoso es que el alcance de esa negociación es mayor de lo que pensábamos.
Esta semana, El Salvador conoció de la captura en Estados Unidos de otro jefe pandillero. Un criminal, de nombre Fredy Iván Jandres y apodado Lucky, que fue detenido el pasado 7 de marzo y puesto a la orden de una corte de Nueva York.
La captura de Lucky es importante por tres razones. Primero, porque es un prominente cabecilla de la Mara Salvatrucha-13, cuya extradición desde El Salvador era solicitada por Estados Unidos por numerosos delitos. Segundo, porque Lucky debía estar preso en El Salvador y no libre en Estados Unidos -de ahí la solicitud de extradición-, ya que fue condenado en 2016 a 15 años de cárcel. Es decir, debió estar en una prisión salvadoreña hasta, al menos, 2031.
Y tercero, porque el caso de Lucky revela una práctica sistemática dentro de la actual administración: por un lado, ha publicitado una supuesta guerra contra las pandillas, que ha incluido la construcción de cárceles y visitas guiadas para influencers; y por otro, ha liberado a importantes jefes pandilleros como parte de un pacto oscuro que aún falta por conocer en su totalidad. Un pacto que ha implicado el uso de recursos públicos y la complicidad, por acción u omisión, de funcionarios de alto nivel.
Dos elementos son fundamentales para terminar de amarrar este caso. No hay que olvidar que fue este gobierno, a través de sus monigotes en la Corte Suprema de Justicia, el que decidió proteger a una decena de pandilleros y negó su extradición hacia Estados Unidos. Y no menos importante: fue este gobierno el que sacó de la cárcel a Élmer Canales, Crook, lo llevó a Guatemala, le dio una pistola, y lo ayudó a cruzar hacia México.
Crook, que fue detenido posteriormente en México. Crook, la primera prueba viviente del pacto entre mafias. La histórica de la MS y la que gobierna El Salvador.
El caso de Lucky plantea múltiples dudas para un gobierno que es alérgico a la transparencia y a las preguntas, pero que deberían ser martilladas una y otra vez por una ciudadanía que no quiere ser cómplice de un pacto criminal.
¿El resto de jefes pandilleros sigue en la cárcel? ¿Siguen presos o también los sacaron como a Crook? ¿Carlos Marroquín alguna vez responderá por sus crímenes en El Salvador? ¿Quién protege tanto al director de Centros Penales Osiris Luna? ¿El ministro de Seguridad Gustavo Villatoro debería ser acusado también por omisión de investigación?¿Por qué el fiscal del oficialismo no ha perseguido ninguno de estos casos? ¿Cuántos casos de pandilleros que deberían estar presos, pero que en realidad están libres, se necesitan para que El Salvador asimile la traición de su gobierno?
Foto FACTUM/Archivo
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