Bukele ataca a la prensa en cadena nacional al mismo tiempo que dice defenderla

Durante casi dos horas, Bukele lanzó reiterados ataques a la prensa independiente de El Salvador, la llamó parte de una oposición y reveló que su Ministerio de Hacienda ha iniciado una investigación “por lavado de dinero” en contra del periódico El Faro. En la cadena también mantuvo rota su promesa de ayudar a las víctimas de El Mozote y dijo que El Salvador no firmará el tratado de Escazú.

Foto y video FACTUM/Gerson Nájera


Este jueves 24 de septiembre, el presidente salvadoreño Nayib Bukele usó una cadena nacional transmitida por radio, televisión e internet para atacar a la prensa nacional, pero particularmente a los medios independientes del país. Durante las casi dos horas que duró la transmisión, hizo graves señalamientos contra Revista Factum, El Faro y Gato Encerrado. Bukele llamó a estos y a otros medios “parte de la oposición” e incluso confesó que el Ministerio de Hacienda, dependencia del Ejecutivo, tiene en curso una investigación por lavado de dinero en contra de El Faro.

Estos ataques surgen después de dos cartas enviadas al gobierno salvadoreño por parte de dos grupos de congresistas, demócratas y republicanos, de los Estados Unidos, en las que exigen al gobierno de Bukele respetar la libertad de expresión y en las que muestran su preocupación por los ataques a medios de comunicación y periodistas. Llegan también después de pronunciamientos de organismos internacionales que velan por los derechos humanos y la libertad de prensa en la región, como Human Rights Watch o la Iniciativa para el Periodismo de Investigación en las Américas (ICFJ), entre otros.

La cadena, que fue anunciada por el presidente casi 24 horas antes, inició con el nombramiento de la diputada de Arena Milena Mayorga como nueva embajadora de El Salvador en los Estados Unidos. Mayorga, aunque forma parte de la oposición política de Bukele, ha sido disidente de su partido durante al menos el último año y había hecho público su apoyo al actual gobierno.

Mayorga forma parte de un bloque de diputados apartados de Arena a quienes el partido les bloqueó su reelección para el próximo periodo legislativo.

Durante la transmisión, el presidente también anunció que no entregará documentos militares relacionados con la masacre de El Mozote, ocurrida en 1981, como parte de un proceso judicial que lleva a cabo el Juzgado de Instrucción de San Francisco Gotera (Morazán) desde marzo del 2017. El pasado lunes 21 de septiembre, el juez del caso Jorge Guzmán había programado una revisión in situ de los archivos militares con el fin de encontrar evidencias que sirvieran para el caso; sin embargo, el ingreso, como ocurrió durante el gobierno anterior del FMLN, fue impedido por los militares.

Tras cinco días de silencio, Bukele argumentó que ni el juez ni el procurador de Derechos Humanos, ni ninguna de las partes involucradas en el caso podía acceder al Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada porque, según él, existe el peligro de que se conozcan planes militares secretos del actual gobierno, información que está protegida por la Constitución de la República.

El tercer punto que Bukele tocó durante el primer bloque de la transmisión fue en relación con la llamada “Comisión especial que investiga los casos de acoso que están sufriendo periodistas de diferentes medios de comunicación debido a su trabajo y línea editorial”, conformada en la Asamblea Legislativa. Esta comisión inició su trabajo después de que la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) emitió un informe en el que alertó sobre un incremento de agresiones y bloqueos de parte del actual gobierno a periodistas. Al respecto, Bukele reaccionó mostrando un video en el que aparece el periodista y fundador de El Faro, Carlos Dada, declarando ante la comisión el pasado 23 de septiembre.

Recientemente, El Faro hizo pública una nota en la que alertaba que el Ministerio de Hacienda está realizando desde hace al menos dos meses una auditoría fiscal a Trípode, S.A. de C.V., empresa a la que pertenece la marca del periódico. Sin embargo, según Dada, no es la auditoría financiera la que preocupa al periódico, sino la solicitud de parte de Hacienda de documentos que no tienen que ver con las finanzas de la empresa. Dada dijo que Hacienda les está solicitando actas de junta directiva, información no relacionada con lo tributario, en las que comúnmente se toman “decisiones de otro tipo”.

Al respecto, Bukele dijo: “Entonces, dice él ‘vamos a entregar lo que tenga que ver con finanzas, pero no lo que no tenga que ver con las finanzas’. ¿Y quién va a decidir eso? ¿Y cómo sabemos nosotros –así como dicen ellos con El Mozote– si allá dentro no hay otros papeles que los incriminen en algún delito? No, tenemos que confiar en que ellos nos van a entregar lo que ellos quieran y lo que ellos consideren correcto”.

Bukele también aseguró que las cartas enviadas por los congresistas estadounidenses son “parte de una red de contactos de la oposición, del FMLN y de Arena”, y aseguró incluso que organizaciones defensoras de derechos humanos como Cristosal y hasta el juez del caso El Mozote son “esbirros del FMLN” que buscan atacar a su gobierno.

Tras su primera intervención, Bukele dio paso a las preguntas de la prensa. Desde antes de que iniciara la transmisión, el equipo de Comunicaciones de la Presidencia ya había seleccionado a los tres medios que podrían hacer preguntas: Canal 12, Canal 21 y Telecorporación Salvadoreña (TCS). Aunque periodistas de Factum, El Faro, Gato Encerrado y Canal 33 solicitaron un espacio para preguntas con antelación, esa oportunidad fue negada.

Los tres representantes de los medios seleccionados hicieron cinco preguntas, y para cada una de ellas, aunque en teoría el presidente no las conocía, Presidencia tenía preparado un video, un recorte de entrevista o imágenes de apoyo que el presidente mostró en una pantalla gigante.

Al finalizar el espacio formal de preguntas, los periodistas de Factum, El Faro y Gato Encerrado pidieron la palabra, levantando la mano y hablándole al presidente desde el área donde se encontraba la prensa. Durante la primera intervención, a cargo del periodista Gabriel Labrador, de El Faro, el presidente se mostró hostil e interrumpió la pregunta del periodista en varias ocasiones diciendo que las preguntas “claramente están defendiendo los intereses de la familia Simán”.

La pregunta que realizó Labrador fue sobre las dos cartas enviadas por los congresistas estadounidenses en las que se mostraban preocupados por los ataques a la prensa de parte del gobierno de Bukele. Sin dejarlo terminar la pregunta, Bukele interrumpió y el equipo técnico le apagó el micrófono al periodista.

–Permítame, presidente, pidió Labrador.

–No, ya te permití, déjame contestar, si te querés contestar vos solo, ándate a tu periódico y escribí solito. Pero yo si –dijo Bukele– venís tú y decís que nosotros recibimos una carta de los Republicanos. Son seis de 435 congresistas. Pero ellos no representan ni el cinco, bueno el tres por ciento, más o menos como lo que representan ustedes aquí.

Bukele, desde el inicio de su gestión, ha usado dos frases en su discurso para encasillar a todo aquel que considere su oposición: “Los mismos de siempre” y “El 3 por ciento”, en alusión a una encuesta de opinión pública que señalaba que únicamente el 3 por ciento de la población estaba en desacuerdo con su gestión para aquel entonces.

Bukele argumentó que, a pesar de sus señalamientos infundados hacia la prensa nacional, su gobierno garantiza la libertad de prensa. “Me llama la atención que digan que aquí se ataca a la prensa. ¿Y qué están haciendo todos ustedes aquí? ¿O quién los golpeó? ¿O quién les quitó su poder de publicar? Ustedes se van a ir ahorita de aquí y van a escribir lo que quieran, y van a escribir –en el caso de El Faro– una sarta de mentiras del gobierno, ¿y nosotros qué hacemos? Desmentirlas. ¿Y eso es violación a la libertad de expresión, desmentir las mentiras de ustedes?”, dijo Bukele a Labrador.

Al final de su respuesta a Labrador, Bukele hizo alusión de nuevo a la carta. “Yo entiendo que los congresistas están ocupados, sobre todo este grupito muy pequeño. En la carta anterior me dio risa porque los congresistas firmaron una carta y ponen las reiteradas violaciones al medio Gato Encerrado. Y yo no sabía que existía ese medio. Yo no sé si ustedes, amigos periodistas, conocen ese medio, Gato Encerrado. Y yo dije, no sé, quizá en inglés, Enclosed Cat, pero no lo encontré. Ya después lo encontré y me di cuenta de que era casi que una página web chiquitita. Bueno, por lo menos El Faro tiene accionistas como Simán, los financia George Soros, pero Gato Encerrado… bueno, también los financia George Soros, pero chiquito, es un medio casi inexistente. Yo creo que los salvadoreños que nos están viendo en la cadena ni saben qué es Gato Encerrado, ni yo lo sabía. ¿Y doce congresistas se van a preocupar para poner Gato Encerrado? Nombre, señores, no traten de darnos juguito y que nos lo tomemos”.

Tras las respuestas de Bukele, la periodista de Gato Encerrado Julia Gavarrete solicitó un espacio más para una pregunta. Al presentarse con su nombre y el medio para el que trabaja, al que recientemente había hecho alusión, Bukele repitió el nombre “Gato Encerrado” y se rio de la periodista y el equipo que lo acompañaba lo coreó.

La pregunta de Gavarrete fue sobre si el gobierno salvadoreño va a firmar el acuerdo de Escazú, un pacto medioambiental de América Latina y el Caribe promovido por Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). El presidente respondió que no firmaría el acuerdo a menos que se modifiquen dos cláusulas que, según él, están en contraposición al desarrollo urbanístico en el país. Bukele no dio más detalles sobre lo que le molesta de ese tratado para no firmarlo.

Un periodista de Revista Factum hizo la última pregunta de la conferencia. Sin embargo, antes de hacerla, el presidente intentó evitarlo argumentando que el periodista ya había preguntado, lo cual era falso. “Hay que darle espacio a otra persona, tú ya preguntaste como tres veces, además de que te metiste en la cola”, mintió Bukele. Sin embargo, tras insistir, la pregunta fue admitida.

Factum preguntó a Bukele dos cosas: en aras a la transparencia y de su promesa a las víctimas, ¿no le parece más adecuado permitir el ingreso del juez del caso El Mozote y el procurador de Derechos Humanos al Estado Mayor de la Fuerza Armada a revisar la existencia de los archivos? Y: ¿Qué hacían el director de Centros Penales, Osiris Luna, y el director de Tejido Social, Carlos Marroquín, ingresando al penal de máxima seguridad junto a un líder pandillero de la MS-13 a reunirse con otros líderes de la misma pandilla, según está consignado en documentos de su gobierno que publicó El Faro?

Bukele inició su intervención señalando que Factum es financiado por George Soros, y a continuación se dedicó a señalar que el procurador de Derechos Humanos, José Apolonio Tobar, fue nombrado inconstitucionalmente. Luego añadió que no daría acceso a los archivos militares a “esbirros del FMLN”. Y añadió: “Y cualquier persona con un dedo de frente que no sea financiada por George Soros va a entender que si hubiera ese algo que inculpara a alguien, tuvieron cuarenta años para destruirlos. Y cualquier persona que esté financiada por Soros también lo va a entender, pero si no, no hay cheque de pago”.

Al finalizar sus respuestas, una periodista más pidió la palabra, pero el presidente impidió su participación. Bukele cerró el espacio de preguntas tajante: “No, ya les di bastantes preguntas a los periodistas incómodos. Ya incomodaron bastante”. Pero aprovechó para presentar una publicación del diario La Página, un sitio web administrado por el Consejo de Administración de Bienes (Conab), dependencia del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. Sobre La Página, Bukele dijo que “también es periodismo incómodo, solo que ustedes no lo reconocen porque no está del bando de ustedes”.

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