Un gato y un frasco de veneno son encerrados en una caja opaca. Mientras la misma no se abra, no se sabrá si el gato está vivo o muerto. En física cuántica, se dice que “está vivo” y “está muerto” al mismo tiempo, mientras la caja no se abra. Aunque suene a cuento, la naturaleza del comportamiento cuántico es un hecho estudiado en profundidad y puede ser aplicado para diferentes situaciones, incluso en el ámbito social, por ejemplo, para el análisis de la existencia o no de los archivos de la masacre de El Mozote, tal como se presenta a continuación.
Razones para sospechar que no hay archivos y sus contraargumentaciones:
En primer lugar, se alega que los archivos ya desaparecieron y que los presidentes anteriores no han dejado rastro y pueden haberlos destruido. Además, otros con acceso a los mismos también pudieron hacerlo (lo cual sería muy conveniente para los implicados). Sin embargo, aunque es una razón lógica, es insuficiente, ya que no hay forma de comprobarla. Además, aunque no estén los archivos, esa no es razón para impedir acceso al juez. Además, si en verdad no están, ¿por qué no se informó de su desaparición?
En segundo lugar, el presidente expresó que tiene buena voluntad para dar la información y que lo va a hacer, aun sin que nadie lo supervise. Sin embargo, aunque es necesario que tenga disposición, no hay manera de comprobar si dice la verdad. E incluso no dar acceso a los archivos a las autoridades correspondientes resulta una acción contradictoria con su discurso, lo que ha sido denunciado como una violación al estado de derecho por varias instituciones.
En tercer lugar, afirma que no se puede dar acceso a la información por razones de seguridad, y sin duda es una razón importante, pero no es razón suficiente. Se pueden buscar formas de otorgar acceso sin poner en riesgo la seguridad. ¿Acaso no se puede poner a funcionar la institucionalidad en lugar de la discrecionalidad? Hay que recordar que tanto la sentencia de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia como la posición de la Corte Interamericana de Derechos Humanos han sido contundentes en buscar la responsabilidad del Estado en torno a la masacre.
En cuarto lugar, se dice que la Presidencia ha mostrado interés en el tema reuniéndose con las víctimas. Sin embargo, el avance en la investigación no depende si se junta o no con los denunciantes, ya que esto puede quedar como una mera táctica propagandística. En quinto lugar, el presidente afirmó que los archivos están en otro lado y no en el Estado Mayor. Esto es probable, pero tampoco se puede demostrar, ya que no hay pruebas, y parece que sin importar dónde se encuentren no se quiere cumplir con los mandamientos legales de otros órganos.
Razones por las que se piensa que existen archivos y sus contraargumentaciones:
En primer lugar, el presidente niega la posibilidad de investigar la masacre de El Mozote por su alianza estratégica con el ejército, en quienes incluso ha centrado buena parte de la logística de comunicaciones y propaganda durante su gestión, generando sospechas de que algo tiene que esconder. Sin embargo, eso no es una razón contundente para afirmar que existen en verdad los archivos. En segundo lugar, el ejecutivo fijó un cerco “sanitario” en San Francisco Gotera, sede del juzgado que lleva el caso de El Mozote, lo que pudo dificultar la salida del juez. Sin embargo, esto puede haber sido solo una casualidad, ya que puede que el gobierno solo esté combatiendo la enfermedad Covid-19, tal como ha sucedido en otros municipios donde se ha impuesto el cerco sanitario. Además, el juez sí ha podido llegar a pedir los archivos en otras ocasiones (aunque cabe señalar que también le han imposibilitado la entrada).
En tercer lugar, el aparato militar negó el acceso a los archivos militares del ejército no porque no existan, sino para mostrar desobediencia a la institucionalidad, ya sea por prepotencia, ignorancia o ineficiencia y no necesariamente porque estén ocultando algo (razón rebuscada o ingenua, pero posible). En cuarto lugar, el ejecutivo justifica el desacato diciendo que el juez no tiene jurisdicción para inspeccionar los archivos. Con esto, parece que se busca una excusa para desacreditar a la autoridad correspondiente, lo que genera sospechas de que existe algo que se quiere esconder, aunque no se puede afirmar con total certeza que hay archivos.
En quinto lugar, el presidente nombra de embajadora en Estados Unidos a una admiradora del teniente coronel Domingo Monterrosa (quien es acusado de ser uno de los responsables de la masacre), lo que entra en contradicción con su compromiso con las víctimas. Y aunque este nombramiento ha sido tachado por instituciones de derechos humanos como una burla o desfachatez hacia las víctimas, tampoco demuestra que existen los archivos. En sexto lugar, el mismo presidente dijo que sí existían, y que él enviará lo que estime conveniente según sus palabras, y que el juez, los fiscales, la Corte Suprema de Justicia, el periodismo, instituciones de derechos humanos o las mismas víctimas solo tienen derecho a acceder a lo que él disponga. Pero, tal como lo dijo el vicepresidente Félix Ulloa en una entrevista, una cosa es lo que diga el presidente y otra lo que es en realidad.
En este sentido, tal como se ha presentado, se identifican razones a favor y en contra de la existencia de los archivos, que también tienen su refutación, lo que puede llevar a cada quien a tomar alguna postura debatible. Sin embargo, lo que sí se puede afirmar es que al revisar la historia reciente de El Salvador, los anteriores presidentes quedaron con deudas en la búsqueda de justicia en la masacre de El Mozote, por ejemplo: Cristiani la negó hasta que pudo; Calderón Sol, Flores y Saca ni hablaban de ella; Funes y Sánchez Cerén la instrumentalizaron políticamente y hoy Bukele entra en una serie de contradicciones, ocultando la información, alegando que el juez no tiene jurisdicción y nombrando de embajadora en Estados Unidos a una admiradora de uno de los acusados de la masacre, lo que genera desconfianza en el proceso de búsqueda de justicia y verdad.
Finalmente, los argumentos del tipo “créanme a mí” o la apelación a las emociones no responden a las interrogantes de forma contundente. Vale la pena recordar que la idea de fondo es conocer la verdad o al menos que la autoridad competente la investigue. En ese sentido, cualquier presidente —para evitar especulaciones— debería permitir la inspección de los archivos militares para la investigación de la masacre de El Mozote. Colaborando mostraría que realmente está construyendo una nueva Fuerza Armada, y así, como en el experimento de Schrödinger, solo abriendo la caja se conocería la verdad.
*Luis Aguilar es sociólogo salvadoreño, interesado en temas de política, religión y deporte.
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1 Responses to “La masacre de El Mozote y el gato de Schrödinger. ¿Hay archivos o no?”
Gracias por este artìculo. Me gustarìa que se incluyera tambièn la posiciòn de la Iglesia catòlica con respecto a los archivos que ellos tienen en Tutela Legal del Arzobispado