Implicaciones de las elecciones estadounidenses para El Salvador

Joe Biden acaba de ganar las elecciones de Estados Unidos. Donald Trump se convierte en el primer presidente en un cuarto de siglo que no es reelegido en ese país. Kamala Harris será la primera mujer vicepresidenta y además procedente de minorías. Biden ganó porque logró unir a la oposición. Trump deja un país dividido, un país cuyas raíces de sus problemas —número altísimo de casos de Covid-19, discriminación racial, injusticia social, polarización política, democracia debilitada, entre otros— quedan al descubierto y acrecentadas. No se la deja fácil a Biden.

Muchas son las lecciones que El Salvador puede y debe sacar de esa experiencia.

La primera y más importante lección para nosotros es el peligro de un presidente divisivo, irrespetuoso de las instituciones del estado, que priorizó sus intereses por sobre los grandes problemas del país. El peligro de un presidente que miente repetidamente, que no respeta la ciencia ni a sus asesores, que puso al mercado por sobre todo, que no buscó consensos. Todo ello llevó a agudizar los problemas, no a solucionarlos. Ello tiene un costo altísimo para Estados Unidos: casi un cuarto de millón de muertos, un país más dividido, una institucionalidad del estado más frágil, una generación cuyos valores han sido debilitados e irrespetados, la democracia cuestionada, el sufrimiento humano por la pobreza y la discriminación, y el peligro de la inestabilidad social.

Trump ganó la presidencia en 2016 en parte por la insatisfacción que existe con la política tradicional y prometiendo que “limpiaría el pantano de Washington” (refiriéndose a los políticos tradicionales). Pero al solo llegar al poder, resultó peor. Sacó de la Casa Blanca a muchos solo para llenarla con sus parientes. Empezaron aparecer contratos que beneficiaron a su círculo cercano. Antagonizó con la prensa, creó una cultura de “estás conmigo o contra mí”, rechazando e incluso persiguiendo al que se le opusiera. ¿Suena familiar?

Trump no tuvo el poder total. La Cámara de Representantes (nuestra Asamblea Legislativa) estaba bajo el control de la oposición. La separación de poderes entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial se mantuvo. Todo ello puso cierto control sobre el presidente y resalta la importancia de no permitir que el partido del presidente y sus aliados incondicionales tengan mayoría en la próxima Asamblea.

Biden ha ganado uniendo a varios sectores. Ha creado una esperanza, pero también se dio un movimiento fuerte alrededor de la necesidad de sacar a Trump de la presidencia. Sin la unión de todas las fuerzas, esto último no hubiera sido posible. La oposición se unió ante la necesidad de restablecer los valores fundamentales que rigen la sociedad: el respeto a la democracia, a la separación de poderes, a las leyes y a la dignidad de las personas.

La victoria de Biden y Harris restablece la confianza de muchos en su país. Como Harris lo dice en una de sus primeras declaraciones: “No se trata de Biden o de mí, se trata de Estados Unidos”. Van Jones, comentarista de CNN, dijo: “Esta mañana es más fácil ser padre, es más  fácil decirle a tus hijos: el carácter (de la persona) importa, la verdad importa, ser una buena persona importa. Si eres un inmigrante, no tendrás que preocuparte de que el presidente te arrebate a tus hijos o saque a los Dreamers (Soñadores). Es una reivindicación para muchas personas que de verdad han sufrido”.

El triunfo de Biden y Harris es también un reconocimiento a los derechos de las mujeres, da esperanza a las niñas y, de forma especial, a las niñas de color y a las minorías. Es un renacer de la esperanza para muchos inmigrantes de que su situación legal en ese país sea más estable. Es el fin de una era que encubrió muchos de los errores del gobierno del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, quien ahora deberá repensar su relación con nuestro principal socio.

Para evitar los daños que un presidente con las características de Trump puede hacer a nuestro país y restablecer la esperanza de muchos, el estado de derecho y el respeto a nuestros valores, nosotros los ciudadanos debemos levantar la voz, ser oposición, pero oposición organizada y unida.


*Mauricio Silva ha trabajado por más de 40 años en administración pública. Ha sido director y gerente de varias instituciones en El Salvador y experto en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

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