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El partido Nuevas Ideas cobra renta a muchos empleados públicos de ministerios y alcaldías. Una investigación periodística de Factum demostró que el partido presidencial obliga a decenas de empleados públicos a entregar parte de su salario, bajo la amenaza, en muchos casos, de ser despedidos.
Lo más grave es que los coaccionados no son afiliados al partido, lo cual es completamente ilegal. Este tipo de extorsión, de renta, de diezmo, ha sido por desgracia una práctica común en El Salvador. Los padrinos políticos de Nuevas Ideas, Arena y el FMLN, también lo hicieron en los momentos que gobernaron y saquearon al país.
Entender la naturaleza de Nuevas Ideas es fundamental para darnos cuenta de lo poco que hemos aprendido de nuestro pasado y de la certeza de nuestro futuro: otro choque de dientes a la espera del próximo truhán que quiera vestirse de mesías para aprovecharse de la desesperanza que siembran los políticos.
Ese es el ADN de Nuevas Ideas, un recalentado en plato de porcelana. Y las evidencias, incluso si cerramos los ojos, nos tapamos los oídos y apagamos el cerebro, están para ser comprobadas por cualquiera.
Antes entregaban paquetes con comida a cambio de votos.
Ahora, Nuevas Ideas, también.
Antes entregaban contratos a sus amigos.
Ahora, Nuevas Ideas, también.
Antes negociaban con criminales.
Ahora, Nuevas Ideas, hasta los libera.
El presidente de la Asamblea Legislativa, el empleado Ernesto Castro, protagonizó esta semana otro episodio de la vieja política disfrazada de nueva. Cuando se descubrió que la Asamblea, que él preside, tendrá un aumento salarial pese a la reducción de los diputados, lo justificó diciendo que había sido aprobado por “un jueguito” que Nuevas Ideas no permitiría. Como si Nuevas Ideas y él mismo no fueran los responsables del hedor legislativo actual.
En 2012, con los votos del FMLN, Gana y otros partidos rémora, la Asamblea aprobó un incremento de 800 dólares para los presidentes de las comisiones legislativas. “Si no ganamos mucho, ¿qué son 800 dólares”, dijo entonces Rafael Machuca, diputado del PCN y directivo de la Asamblea. Es insultante con la realidad -y muy revelador para el caso- certificar que el cinismo ha variado muy poco en los últimos años. El legado de Machuca permanece intacto con Ernesto Castro; el del PCN, con Nuevas Ideas.
La llamada nueva política apesta igual que la antigua. Porque el objetivo sigue siendo el mismo: servirse del Estado y no servir al Estado. Llegar al poder para aprovecharse de él, para ser los nuevos privilegiados, la aristocracia corrupta que además de enriquecerse, depredar y ocultar, ahora también extorsiona.
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