El virus Bukele

@revistafactum #EditorialFactum |🔴 Miles de incautos y decenas de políticos oportunistas hablan del “modelo Bukele” para referirse a la supuesta receta salvadoreña para convertirse en paraíso. Y disculpen que pinchemos su burbuja: no existe un modelo Bukele; lo que sí hay es una violación sistemática de las leyes, corrupción sin control, pactos oscuros con criminales y la necesidad de mantener a la población en la más conveniente ignorancia. ➡️No es un modelo, es un virus. #ElvirusBukele ♬ sonido original – Revista Factum

Semana de encuestas. La UCA, la Universidad Francisco Gavidia y Fundaungo presentaron sus estudios de opinión que mostraron una foto sin sorpresas para las próximas elecciones de febrero y marzo: El Salvador está a un paso de confirmar el sueño de un dictador con la existencia de un solo partido político. 

Los cálculos, basados en la opinión de la ciudadanía, vaticinan que Nuevas Ideas tendrá casi la totalidad de la Asamblea Legislativa y las alcaldías. La proyección de la encuesta de la Gavidia, por ejemplo, sostiene que Nuevas Ideas podría ganar 57 de las 60 diputaciones. Y esto sin contar, de momento, los votos del exterior. 

Un único partido, un partido político hegemónico, será la versión con esteroides de lo que ahora mismo vive El Salvador. La familia presidencial ya controla el Ejecutivo, la Asamblea Legislativa y el Órgano Judicial, gracias al miedo, las extorsiones y a un séquito de esclavos sin opinión que aplauden los desmanes presidenciales. 

Pero la diferencia, existiendo un partido hegemónico, será notable: el clientelismo será el único medio para progresar, llevando la corrupción a niveles pocas veces visto; la transparencia, que ahora cuelga de un hilo, será sepultada definitivamente; y sin una oposición política a quien culpar, el régimen previsiblemente dirigirá sus ataques a la sociedad civil y al periodismo. Los corruptos, los incompetentes, los timadores, necesitan siempre -siempre- a un enemigo para mantener la ilusión. 

Las encuestas también nos dicen que menos de la mitad de la población salvadoreña prefiere a la democracia como forma de gobierno, una tendencia que no es exclusiva de El Salvador. La población, y en particular la más joven, está dispuesta a ceder su libertad a cambio de una supuesta solución a sus problemas. 

Por eso fuera de El Salvador, miles de incautos y decenas de políticos oportunistas hablan del “modelo Bukele” para referirse a la supuesta receta salvadoreña para convertirse en paraíso. Y disculpen que pinchemos su burbuja: no existe un modelo Bukele; lo que sí hay es una violación sistemática de las leyes, corrupción sin control, pactos oscuros con criminales y la necesidad de mantener a la población en la más conveniente ignorancia. 

No es un modelo; es un virus. El virus Bukele se propaga por el continente gracias a muchos políticos que han entendido que, tocando las teclas emocionales correctas, y gastando millones en propaganda digital, se logra la magia: lo importante no es cumplir; es hacer que parezca que lo estás haciendo. 

Un virus que está avanzando a toda velocidad ante el silencio cobarde o el beneplácito de la comunidad internacional, como el mostrado esta semana por diplomáticos europeos desinformados. Un virus que trabaja para acabar con las libertades, para imponer partidos únicos, para ordeñar sin control a nuestro empobrecido país. Un virus que se contagia entre aplausos.  

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