En mayo de 2022, la Policía capturó a su hijo, pese a que no aparecía en ningún registro de pandillas. Meses después, sucedió lo mismo con su hermano. Para ella, el régimen de excepción ha significado el dolor de tocar puertas y no recibir información de sus seres queridos. Además, ha experimentado el silencio de las instituciones que no solo no dan respuestas, sino que ante la sociedad estigmatizan su sufrimiento.
Foto FACTUM/Elim TV
¿Por qué ha decidido ocultar su rostro?
Por represalias. A veces las personas nos ofenden y no nos conocen. Yo estoy pasando un proceso de cáncer de mama y no me gustaría que me fueran a detener por una entrevista y pasar mi proceso encerrada.
¿Qué ha significado para usted el régimen de excepción?
Tristeza, incertidumbre, no se puede salir a la calle porque allí está el régimen y hay mucho temor.
¿Ha experimentado cerca de su familia capturas arbitrarias?
Sí.
¿Puede contar su caso?
Sí. El 10 de mayo, a las nueve de la mañana, nos dirigíamos a alistarnos para irnos para el cementerio, porque recién había muerto mi madre y de la nada, aparecieron dos agentes y mi hijo estaba sentado en la mesa esperando que nos termináramos de alistar para irnos cuando le dijeron que saliera.
Y mi hijo salió, le pidieron el DUI y lo buscaron allí en el sistema y decían ‘no, no aparece que tenga nada’, pero igual dijo el policía, ‘hay que llevarlo que lo investiguen ahí a la delegación’ y me dijeron que se lo iban a llevar. Yo le pregunté si podía ir con él, de todas maneras ya va a regresar. ‘Sí, sí, no hay problema’, me dijo el agente y llegamos a la delegación. Pasados cinco u ocho minutos, salió y me dijo el policía, ‘mire la verdad, él queda detenido’.
‘Pero, ¿y por qué?’, le dije; ‘Por agrupación’, dijo. ‘Pero agrupaciones en su propia casa’, le dije yo. ‘Bueno’, me dijo, ‘le estoy diciendo que queda detenido’.
Me dijo que hicieron una llamada anónima, pero le pregunté qué clase de llamada. ‘Él queda detenido’, dijo.
Entonces no me permitieron ni que me despidiera de mi hijo. Yo estuve llorándoles, como tengo un proceso de cáncer, me puse bastante mal, soy diabética y yo le suplicaba al policía que me dejara hablar con mi hijo, y mi hijo solo me miraba y me decía, ‘madre, todo va a estar bien’.
De ahí lo trasladaron para la delegación de la bartolina de la Naval, conocida como “El Penalito” y al siguiente día, sin más ni más, yo llegué a pagarle su comida y me dijeron que ya no le pagara nada porque se lo iban a llevar para el penal.
¿Ha tenido más información de su hijo? ¿Ha sabido si hubo audiencia o cuándo fue?
No, lamentablemente. Yo he ido a la Procuraduría y ahí dicen que ellos tienen orden de que hay que esperarse, que no pueden hacer nada.
Solamente sé que mi hijo guarda prisión en Izalco y he ido a dejar los paquetes con sacrificios por mi proceso de salud y me cuesta bastante reunir para el paquete, pero se lo iba a dejar y yo hasta el día de ahora ya van 10 veces, yo no sé si mi hijo ha recibido un paquete. Yo no sé si mi hijo está bien, si está vivo, si está muerto, yo no sé cómo está y me rompe el alma saber que llego tan cerca y no poder saber nada de mi hijo.
Ya luego el 11 de septiembre, como a las 10 de la noche me llamó una sobrina y me dijo, ‘se llevaron a mi tío’… Era mi hermano. Y fuimos a la delegación y dijo el policía, ‘sí, a este hijo de –y dijo la palabrota– lo andábamos buscando’. ‘Pero, ¿por qué se lo ha llevado?’, pregunté y dijo el policía que por agrupaciones ilícitas y hasta el día de hoy, solamente sé que esté en el preventivo y más nada.
¿Tampoco ha tenido información de su hermano?
No, no sé su estado de salud, no sé cómo está, él parece de gastritis y la verdad he ido a preguntar y no dan información. Es igual que en Izalco, agarran los paquetes y no sabemos si llegan a sus manos.
¿Ha pasado por alguna otra institución, ha recibido alguna otra respuesta?
De ninguna, lamentablemente. Hemos manifestado afuera de las instalaciones de los Derechos Humanos (Procuraduría), de la Asamblea, de los juzgados y no tenemos ninguna respuesta.
Es bien difícil porque dicen que todos son delincuentes y cuando nos ven en una marcha dicen ‘ahí van las nanas de los pandilleros’, algo que no es así.
Yo en lo personal, como madre y hermana, le digo de que yo no estoy en contra del régimen, porque sabemos que hubo personas que le hicieron daño al pueblo y uno acepta, ellos tuvieron hicieron algo, pues derramaron sangre e igual tienen que pagar, pero por qué la gente inocente, eso es lo que yo no entiendo, por qué llegan a las casas solo a llevárselos y no investigan.
Ahora son dos años de investigación y, mientras tanto, la gente se está muriendo. Como le digo, yo no sé cómo está mi hijo, cómo está mi hermano… es una incertidumbre estar así y nosotros buscamos apoyo en un lugar, buscamos apoyo en otro y no nos escuchan.
¿Qué otras puertas ha tocado?
Fuimos a Casa Presidencial y en ningún momento se nos dio el acceso. Nos taparon y dijeron que había una orden desde el Gobierno de no aceptar ni cartas ni dejarnos pasar.
En estas manifestaciones que han hecho, ¿cuál es la respuesta de la sociedad?
La respuesta es un rechazo. El Gobierno dice que son delincuentes, que tiene tantos miles de pandilleros, entonces en esas marchas vamos por la calle y la gente desde sus vehículos o en medios de transporte público y gritan ‘delincuentes busquen qué hacer, ahí se van a podrir’.
Es un rechazo de la sociedad que tenemos como personas, por tener a nuestros seres queridos privados de libertad.
Usted decía que apoya el régimen de excepción…
No, no lo apoyo. Yo no estoy en contra de él, porque si lo apoyara bueno me quedaría (callada), pero no estoy en contra de que capturen a las personas que tienen que capturar, a las que deben, pero no a las inocentes sin investigarlas. Yo les digo que traigo documentos de mi hijo, mi hijo no tiene ningún acercamiento con las pandillas, ni él ni mi hermano. Y duele que sea la misma gente, el mismo pueblo que diga, ‘sí, ahí dejen a esos delincuentes’ y ni los conocen.
Es bien triste recibir de una madre una respuesta así.
En este proceso ha habido miles de denuncias de capturas arbitrarias. Ha habido denuncias de torturas y hay quienes creen que esto es simplemente un sacrificio, un costo que pagar para alcanzar la paz. ¿Qué opina usted de esto?
Pero y por qué con los inocentes, por qué llevar a esos centros penales a dejar morir de hambre, de frío, saber que tienen enfermedades y no poderlos llevar a un médico, solo para poner una palabra: paz. Yo pienso que no se va a hacer la paz, al contrario, el pueblo está herido y si las personas no salen o no dicen nada es por temor al gobierno, a ser capturados como sus familiares.
¿Ha recibido alguna amenaza de captura o que se le podría aplicar el régimen?
Directamente, no, pero con que los policías pasen enfrente de mi casa y vuelvan a ver y se pongan a anotar, ya uno se siente amenazado.
¿Eso le ha pasado? ¿Policías que pasan frente a su casa y toman notas?
Sí.
¿Usted cree que se puede construir un país en paz sobre este maltrato a los inocentes?
No.
¿Qué puede engendrar este tipo de violencia hacia personas que no le deben nada a la sociedad?
Ellos están recibiendo maltratos y sin ellos deber, entonces ellos se van a hacer la idea de que vivimos en un país de violencia y no creo que salgan aplaudiendo y dándole gracias al presidente por haberlos enviado ahí.
Como seres humanos van a reventar por lo que él les ha hecho. Ahora no nos queda más que pedirle a Dios, que es el único que puede transformar corazones, y si hay algunas personas de estas que sienten odio por lo que el presidente está haciendo, pues que reconozcan que con el odio que ellos están recibiendo y van a dar no vamos a ganar nada, vamos a seguir en esta crisis de dolor y de angustia.
Si usted pudiera enviar un mensaje, ya que no no los han recibido en varias instituciones, ¿qué les diría a las autoridades?
Es bien difícil porque sí he pensado muchas ocasiones que si tuviera enfrente a las autoridades competentes lo único que le diría es que liberen a los inocentes, que no es justo que estén pagando inocentes, mientras los delincuentes y culpables están escondiéndose. Mi hijo y mi hermano no se estaban escondiendo, ellos andaban libres porque no debían nada.
Yo le hago un llamado al Presidente de la República que mucho tiempo ha tenido para investigarlos, que ya los libere, que deje salir a las personas que no tienen antecedentes, que no tienen ningún vínculo con las pandillas.
Su esposa dice ‘crecer juntos, crecer con cariño’, pero la verdad han dejado muchos niños sin la protección del Padre, sin aquella persona que en el campo o en la ciudad trabajaba para llevar el sustento a sus hijos y ahora no están, ahora las mujeres tenemos que rebuscarnos, trabajar, ir a dejar los paquetes y ver la comida, la alimentación de nuestros hijos, porque no está el hombre y eso no es crecer juntos. Eso no es crecer con cariño, porque los niños miran a un policía y lo primero que dicen es ‘nos van a llevar, se llevaron a mi papi, se llevaron a mi mami’. Es bien triste.
¿Puede contarme un poco más de estos sacrificios que hacen madres, hermanas, esposas de gente capturada?
Le voy a decir lo que yo vivo. Me levanto muy temprano a ver si me alcanza para ir a comprar una caja de aguacates, una caja de guineos para poder irla a vender y luego ir ahorrando para comprar una bolsa de avena, una bolsa de cereal, un jabón, una camisa. No se puede comprar todo de un solo, no hay.
Entonces poco a poco voy y cuando ya tengo el paquete, no completo porque completo sale muy caro, un poquito de cada cosa, es la preocupación para el pasaje, para irlo a dejar, qué les voy a dar a estos niños, los tengo que llevar porque no los puedo dejar solos, son tres niños, no los puedo dejar solos.
Entonces eso es otro gasto y de dónde si no hay trabajo.
Yo ya soy una persona poco mayor, enferma y lamentablemente no hay una empresa o un lugar donde me digan que me van a dar trabajo y si me voy a un comedor a lavar trastos, cuánto me van a dar. Y son tres niños y mi hermano y mi hijo, pues yo estoy al frente de todo eso, yo no tengo para el pasaje, yo voy a caminar.
Yo sé que Dios me va a dar fortaleza y yo voy a caminar para poder lograr guardar este dólar para una bolsa de leche, para un bóxer, para una sábana… nos meten a un gasto y entonces al final no sabemos si se lo dan.
Ya le envió un mensaje a las autoridades. Si usted le pudiera mandar un mensaje a las personas que creen que los derechos humanos son un estorbo, que creen que todos los que están en prisión son pandilleros, ¿qué les podría decir a todos estos salvadoreños?
Es bien triste como seres humanos que un ser humano señale a otro sin conocerle, y yo les hago un llamado a que se que se sienten y que mediten que no todos esos que están bajo prisión son delincuentes.
Hay una colonia en Apopa que me gustaría que estas personas que dicen ‘está bueno, que los metan’ sin conocerlos, que fueran a ese lugar y vieran que hay un anciana vendiendo pan y está haciendo extorsionada y dicen, ‘no, es que todos los delincuentes están presos y el país está tranquilo, aquí usted puede irse a meter a cualquier colonia, Soyapango, Apopa, donde sea, y usted ya puede entrar y puede salir bien’.
Esa es mentira, si nosotros estamos viendo que ahí está la delincuencia, entonces deberían ser un poco más empáticos.
Yo no les digo que acepten a mi hijo o a mi hermano, no, ustedes están en el libre derecho de pensar lo que quieran, pero vuelvo y repito, hay un Dios que todo lo ve y ahora soy yo la que estoy sufriendo, estoy llorando, no por una extorsión porque gracias a Dios, mi hijo era instalador de cerámica y aunque fuera poquito, aunque fuera de vender aguacates, guineos o antojitos típicos íbamos pasando.
Dicen que uno sale porque le hace falta la extorsión, no, en ningún momento, pero ojalá que este dolor que yo estoy sintiendo ahorita como madre y hermana, y como muchas otras, no llegue a su vidas y se van a dar cuenta de que no es lo mismo hablar que sentir el golpe.
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