Las voces del desempleo 

Cientos de salvadoreños han llegado al ministerio de Trabajo para aplicar para un programa de trabajos agrícolas en Estados Unidos que aún está en negociación. Todos, desempleados y subempleados, son optimistas y creen que obtendrán una visa de trabajo. 

Foto FACTUM/Salvador Meléndez


La crisis económica y la inseguridad provocan que centenas de centroamericanos huyan a diario de sus países. El 86.5% de los integrantes de la caravana migrante que salió en abril pasado desde el Triángulo Norte de Centroamérica hacia Estados Unidos eran jóvenes y personas en edad productiva, entre los 18 y 45 años, según datos de la Fundación Cristosal. 

A finales de julio, decenas de personas llegaron al ministerio de Trabajo con la esperanza de ser aceptados en un programa de visas de trabajo agrícolas que aún está en negociación entre los gobiernos de Estados Unidos y El Salvador. Dos jóvenes abordados por esta revista solicitaron no ser fotografiados del rostro, por seguridad, debido a que residen en zonas donde las pandillas mantienen el control territorial. 

La frase “lo contactaremos cuando se concrete el convenio” fue repetida por el personal gubernamental a la mayoría de los aspirantes. 

Astrid, 23 años

Leticia, una salvadoreña de 23 años, llegó para solicitar ser parte de un programa de visas temporales que aún no ha sido firmado por los gobiernos de El Salvador y Estados Unidos. De no lograrlo, ella dijo que quisiera aplicar como custodio de Centros Penales, porque no ha tenido oportunidades laborales.
Foto FACTUM/ Salvador Meléndez.

Nosotras, con mis tres hermanas, mi sobrina, mi cuñado y un amigo, venimos de Cuscatlán. Yo tengo 23 años y mis hermanas tienen 22, 18 y 20 años, y nunca hemos trabajado aunque estudiamos el bachillerato. Me llamo Astrid, pero no ponga mi nombre completo ni me tome fotos a la cara, (porque) es muy peligroso que salga la cara y que sepan dónde vive uno. Estoy esperando la respuesta a un trabajo para que el que metí papeles en centros penales, pero no me han llamado todavía. Allí hay chance para ser custodia y ya quiero que me digan la respuesta para hacerme los exámenes que piden en el papeleo. 

Estamos buscando trabajo y nos enteramos que estaban anotando aquí (Ministerio de Trabajo) por un amigo que les llegó diciendo eso a todos en el pueblo. Ojalá nos salga a todos. 

Nicolás, 20 años

Foto FACTUM/ Salvador Meléndez.

Yo sí tengo trabajo: en una pastelería repartiendo producto en un camioncito, manejando, pero pagan poco y quiero ayudarles a mis hermanos que tienen 11 años. Por eso, aunque me pagan $135 quincenal, no me alcanza y además es muy peligroso andar en la calle, uno se anda exponiendo todo el tiempo. 

Vivo en la zona norte de San Salvador. Así he aprendido a decir cada vez que los muchachos (pandilleros) y la gente me pregunta que de dónde soy, pero estoy cansado de dar tantas vueltas y no desarrollarme en lo que estudié, en el bachillerato automotriz. 

En el colegio aprendí a darle mantenimiento a los vehículos, pero como ya no me puedo pagar el ITCA, en Santa Tecla, por eso no  seguí estudiando. Quiero que me llamen de aquí (señala al Ministerio de Trabajo) para que me den una oportunidad aunque sea en una empresa de aquí, lástima que ya no hay cupos para las visas de trabajo en Estados Unidos, porque si me saliera trabajo por allá (en Estados Unidos) me fuera. 

Carlos Castillo, 50 años

Foto FACTUM/ Salvador Meléndez.

Vengo a ver qué trabajo me sale, porque la gente de la comunidad, en San Luis Talpa, llegó diciendo que están contratando desde aquí (señala al Ministerio de Trabajo), para irse con trabajo seguro a Estados Unidos. Mi sobrino y mi hermano, que está en Los Ángeles, también me dijeron que viniera a aplicar para obtener una visa con trabajo, todo de un solo. 

Tengo 50 años y por temporadas ando “tractoriando” en la central de Izalco, Sonsonate. ¿Cómo le explico? Manejando un tractor para limpiar los cañales. Me pagan $3 por manzana. 

El calor en el cañal es fuerte, más en esta época, y quisiera tener una oportunidad en otro lugar para ganar más. Si Dios lo permite me voy a ir a trabajar a otro país, para comenzar otra historia lejos de todo lo malo que me ha pasado. 

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