La Asamblea jura lealtad a Bukele en ‘prime time’

Como regalo por sus dos años de gobierno, la Asamblea Legislativa cedió todo al presidente Nayib Bukele: logística, recinto, horario e incluso su lealtad. Lo que en principio debía ser una rendición de cuentas culminó en un juramento de los parlamentarios y funcionarios al mandatario, ante la mirada atónita del cuerpo diplomático.

Fotos FACTUM/Salvador Melendez, Gerson Nájera y transmisión de la ceremonia


Juramos defender lo conquistado, luchar pacíficamente contra todo enemigo, contra todo obstáculo, contra toda barrera. Juramos defender nuestras futuras conquistas; no dejar que los que nos hicieron sufrir vuelvan al poder jamás; no dejar que vuelvan a saquear nuestra patria. Juramos que estaremos juntos, que no nos dejaremos solos en las luchas que vendrán. Nadie se interpondrá entre Dios y su pueblo para sacar adelante a nuestro país”

Nayib Bukele, discurso de rendición de cuentas, 1 de junio de 2021


Cada una de las frases anteriores fue repetida de pie y con la mano levantada por los diputados y funcionarios presentes el martes 1 de junio en la Asamblea Legislativa. Incluso, al inicio del juramento, tres magistrados de la Sala de lo Constitucional se pusieron de pie, aunque luego se sentaron. Los únicos que no participaron del juramento fueron los parlamentarios de oposición y el cuerpo diplomático, que observaban con desconcierto la escena dirigida por el presidente de la República, Nayib Bukele, una imagen de obediencia transmitida en vivo a toda la nación. En lugar de una rendición de cuentas, El Salvador asomó como testigo de una ceremonia de rendición de órganos del Estado.

El juramento dio cierre al discurso de Bukele para conmemorar sus dos años al frente del Ejecutivo. Aunque debía realizar un informe a la nación –una rendición de cuentas–, de acuerdo al inciso final del artículo 64 del Reglamento Interior de la Asamblea Legislativa, lo cierto es que la Asamblea estaba lejos de dirigir la sesión solemne y cualquier aspecto relacionado con esta. Incluso, para que se llevara a cabo, el órgano legislativo permitió que personal del ejecutivo trabajara desde el lunes en la puesta en escena. Por eso desaparecieron las pantallas del Salón Azul y también hubo retoques de pintura, instalación de una tarima, alfombra roja y hasta nuevos escudos de los 14 departamentos. 

Afuera de la Asamblea Legislativa había decenas de policías y militares para controlar el perímetro. Y afuera del Salón Azul, dos sets televisivos para que desfilaran los diputados de Nuevas Ideas y GANA, así como algunos funcionarios. La Asamblea incluso trasladó la sesión plenaria ordinaria para el jueves y dio horario prime time a la sesión solemne: 8:00 p.m.

Adentro, en la parte superior del Salón Azul, un grupo de personas de diferentes municipios conformaba una especie de barra brava. Y desde antes del inicio de la plenaria, ensayaban consignas, practicaban “la ola” típica de los estadios y agitaban sus carteles y mantas con mensajes de apoyo al presidente.

Esta fue la tercera visita de Bukele a la Asamblea. La primera se dio a pocos días de su toma de posesión, el 3 de junio de 2019, cuando llegó a solicitar permiso para salir del país, un trámite de rutina. La segunda visita fue el nueve de febrero de 2020, acompañado de militares, para tomarse el recinto. Ese mismo 2020, Bukele evitó hacer su obligatoria rendición de cuentas, correspondiente al primer año de gobierno. Argumentó entonces que lo mejor era esperar a que pasara la cuarentena por la pandemia del Covid-19.

De ese momento, a la fecha, hubo varios cambios: no solo terminó la cuarentena, ahora los otros dos órganos del Estado obedecen a Bukele: la Asamblea Legislativa y la Corte Suprema de Justicia. Por eso, la noche del martes nada desentonó con su enmarcación como Jefe de Estado. Y en lugar de un acto de rendición de cuentas, lo ocurrido fue un acto de rendición ante el mandatario. Por ejemplo, el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, de Nuevas Ideas, le cedió a Bukele hasta el acto simbólico de tocar el gong para dar por iniciada la plenaria. Ningún saludo fue incómodo. Ni con el presidente de la Corte Suprema de Justicia de facto, Óscar Alberto López Jerez, porque es uno los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional que juramentaron sus diputados.

El presidente Bukele asistió a la Asamblea Legislativa para rendir informe de cuentas de su segundo año al frente del ejecutivo. Sin embargo, su discurso de una hora se enfocó en castigar a las administraciones que le precedieron. Foto FACTUM/ Salvador Meléndez.

Casa Presidencial omnipresente

La intervención de Bukele estaba prevista para las ocho de la noche. La prensa fue convocada desde las cuatro de la tarde. El hermetismo fue tal que reunieron a periodistas de medios locales y extranjeros en el parqueo del Instituto Nacional de los Deportes (INDES) y de ahí fueron trasladados, directo, al Salón Azul. De esta manera evitaron que se produjera contacto de la prensa con parlamentarios e invitados en las cuadras que separan a ambos lugares. Esa logística también estuvo a cargo de Casa Presidencial, no de la Asamblea.

Este control fue de principio a fin. Al final de la sesión solemne, cuando la prensa, como es costumbre en estas coberturas, intentó bajar para obtener reacciones de funcionarios, cuerpo diplomático, y diputados sobre el discurso, se le impidió salir del espacio para los medios en el Salón Azul. Este bloqueo fue denunciado por la presidenta de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), Angelica Cárcamo. Un cuarto de hora después, cuando la mayoría de los invitados había abandonado el lugar, se les permitió bajar para ser trasladados directamente al parqueo del INDES. Algunos lograron desviarse y conseguir declaraciones de los pocos diputados que quedaban. En general, de la oposición. Para las declaraciones de los parlamentarios afines al gobierno tuvieron que esperar hasta este miércoles, donde algunos, como Reynaldo Cardoza, del PCN, aseguraron que el discurso de Bukele sí fue una rendición de cuentas.

Similar control hubo de las personas que vitorearon durante la plenaria. “La convocatoria fue en las alcaldías. De ahí salían los buses”, mencionó uno de los asistentes, a su salida, antes de regresar a San Martín. El conductor del autobús vestía una camisa con el logo de Grupo Peña, el mismo logo que tenían los microbuses que trasladaron a la prensa. 

La función principal

Tras 23 minutos de retraso, el discurso presidencial inició. Conservó la narrativa de vencedor a contracorriente, desde su gestión en San Salvador hasta su llegada a la presidencia. Luego celebró su última victoria electoral, cuando Nuevas Ideas logró la inédita cantidad de 55 diputados y derrotó, por segunda ocasión, lo que denomina “poderes fácticos”, donde incluye a los partidos tradicionales, organizaciones sociales, academia y hasta medios de comunicación.

Tampoco dejó de lado el manejo de la pandemia. El presidente aseguró que el país fue pionero en varias medidas y que incluso ayudó a países de la región con donaciones. Incluyó como logro el cuestionado Hospital El Salvador y la gestión de vacunas. De igual manera, se refirió a otro de sus proyectos cuestionados: Surf City. Y destacó como logro que el país sea sede del Campeonato Mundial de Surf.

Bukele es publicista y sabe fortalecer su marca. Uno de los elementos discursivos que ha incorporado a sus mensajes a la nación es el Bicentenario de la Independencia de Centroamérica ­–que se conmemora este año–, aunque lo usa para hablar del inicio de la república salvadoreña. Ese elemento también lo ha mencionado en sus redes sociales en semanas anteriores.

El desprecio de la población a los partidos tradicionales es parte de lo que sostiene la popularidad de Bukele, por eso no escatimó en dedicarles un espacio en su discurso, sin tener que nombrarlos directamente. 

“Este destino inexorable que tardó 200 años en llegar. Este destino que es nuestro. En el bicentenario de nuestra independencia de un poder colonial logramos cambiar el sistema político formal. Suena poco, pero no es poco. Y lo hicimos sin derramar sangre en una guerra, como lo hicieron los dos partidos que están ahí en esa esquina. Sin negociar con criminales, como lo hicieron los dos partidos que están en esa esquina; sin comprar gobernabilidad, como lo hicieron los partidos de esa esquina. Logramos cambiarlo sin postrarnos ante nadie más que a Dios”, dijo Bukele. Y mientras el mandatario elaboraba estas palabras, también señalaba a la esquina donde estaban sentados los diputados de ARENA y FMLN. La barra instalada detrás de la prensa respondía con aplausos y gritos. Y en la transmisión televisiva fue de los pocos momentos donde hubo tomas de estos diputados. 

“A ellos nunca les importó la gente. Solo les importaban los votos. A ellos les digo: sigan reclamando por ese sistema que veía al país como su finca y a nuestra gente como sus peones. Sigan rasgándose las vestiduras, porque ya no se pueden enriquecer a costa del pueblo salvadoreño. Sigan intentándolo, pero sepan que a los salvadoreños ya no nos engañan. Nunca más vamos a regresar al sistema que por dos siglos nos hundió en la delincuencia, en la corrupción, en la desigualdad y en la pobreza. Nunca más. No se hagan ilusiones. Mientras Dios me dé fuerzas, no lo voy a permitir”, agregó.

Este fue el momento en el que  Bukele obtuvo la mayor cantidad de aplausos y gritos de parte de las personas que llegaron a echar porras a su discurso. Incluso antes de su llegada, cuando el presidente de la Asamblea pasó lista a los diputados, estos respondieron con abucheos a los nombres más reconocidos de la oposición, como Donato Vaquerano, Anabel Belloso o Johnny Wright Sol. 

La logística de la ceremonia incluyó el transporte y acceso al Salón Azul para personas que apoyaban con vítores a Bukele. Previo al inicio del acto, este grupo de personas realizó “la ola”. Durante la transmisión televisiva fueron exhibidos reiteradamente con carteles con mensajes de apoyo a la administración en funciones. Foto FACTUM/Salvador Meléndez.

Luego, el presidente dijo que hay mucho trabajo por hacer para combatir al hambre, el desempleo, la inseguridad y lograr pensiones justas y viviendas. Subrayó, como en otras oportunidades, que está construyendo una verdadera democracia.

Bukele continuó su resumen selectivo de la historia reciente y detalló que en el país siempre hubo un grupo de poder detrás de los gobiernos. Sostuvo que la derecha tuvo detrás a la oligarquía; y, en el caso de la izquierda, una comandancia guerrillera que terminó por servir a la misma oligarquía que la derecha. A este punto agregó otra novedad en su discurso: “Hoy, este 1 de junio, es el quinto paso de nuestra historia. Este día inicia una nueva etapa para nuestro país. La etapa donde ya no se trata de un gobierno, de una Asamblea Legislativa, de un poder del Estado. A partir de ahora el reto es mucho más grande. Los salvadoreños debemos decidir liberarnos del yugo de los poderes fácticos que con su aparato ideológico han gobernado desde atrás siempre y siguen intentando dominar nuestro país […] Si bien la oligarquía ya no está detrás del presidente ni del gobierno dando órdenes, siempre está ahí luchando, peleando por controlar el estado. Les molesta que las grandes decisiones del país ya no se tomen en sus salas de conferencias de sus despachos, como antes. Por tanto años ellos gobernaron todo. El 1 de junio de 2019 dejaron de tener un presidente que hacía lo que ellos decían, pero siguieron teniendo la Asamblea, la Sala de lo Constitucional, los medios de comunicación y todo el aparato ideológico del estado. Todo para detener a ese presidente que ya no seguía sus órdenes”, exclamó Bukele.

Momento de la juramentación que Bukele realizó a los diputados en la Asamblea Legislativa. La Embajadora de El Salvador en Washington, DC, Milena Mayorga, se puso de pie para realizar su voto de lealtad al presidente. Foto FACTUM/Gerson Nájera.

En cada inflexión o frase dicha con contundencia, los diputados oficialistas no fallaron en la coreografía de los aplausos. Tampoco fallaron los ministros presentes, entre ellos, Carolina Recinos, que, de acuerdo al portal de transparencia del Gobierno, todavía es la comisionada presidencial para Operaciones y Gabinete de Gobierno, aunque hay rumores de que será enviada a la embajada de El Salvador en Italia. A unos metros de ella estaba Jean Manes, la encargada de negocios interina en El Salvador por Estados Unidos, país que en fechas recientes mencionó a Recinos en una lista de funcionarios corruptos, que por el momento no se traduce en acciones legales contra los mencionados, pero su desclasificación ha ocurrido en medio de las tensiones entre ambos países. 

Entre aplausos, Bukele remarcó que ninguno de los cambios realizados en sus primeros dos años en la presidencia será revertido. Luego, hizo un juego de palabras para autodenominarse “parte y representante del pueblo”. Acto seguido dijo: “El pueblo defiende al pueblo. El pueblo cuida al pueblo”. Pidió, entonces, a quienes estaban presente en la Asamblea y a los que seguían la transmisión de la cadena nacional que hicieran un juramento guiado por él, tal como ya lo había hecho en la ceremonia de toma de poder, en junio de 2019.

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