“Al FMLN deben conducirlo jóvenes que no se les cuadren a los históricos”

Más sereno, un mes después de la derrota en las presidenciales, Hugo Martínez habla de los cambios que necesita su partido para intentar salir del ostracismo. Diplomático hasta en la crisis, el excanciller y ex candidato presidencial prefiere no lanzar críticas a la cúpula y opta por repensar el futuro del FMLN.

Foto y video FACTUM/Gerson Nájera


El 15 de abril de 2019, el FMLN va a arrancar su proceso electoral interno que finalizará dos meses después con una nueva cúpula. Estas internas de junio, que le saben amargo a la actual dirección del partido, han sido generadas por dos derrotas electorales que han dejado al partido en sus mínimos históricos. La dirección efemelenista, encabezada por Medardo González y Norma Guevara, integrada también por el presidente Salvador Sánchez Cerén y el vicepresidente Óscar Ortiz, se apartó de estas elecciones como responsable directa.

Pese a los anuncios de Ortiz de abanderar una candidatura para dirigir el partido, el excandidato presidencial Hugo Martínez cree que ya no es más el tiempo de las generaciones antiguas o “históricas” del FMLN. ¿Quiénes deberían integrar la nueva dirección, entonces? Martínez habla en primer lugar de abrir el partido a sectores que no han tenido espacios reales dentro del partido, como los académicos de izquierda y, en general, los jóvenes que se identifican con cualquiera de las corrientes de la izquierda en El Salvador. Si un joven con las credenciales suficientes para conducir el FMLN le pide que se aparte, dirá Hugo Martínez más adelante en esta entrevista, él lo hará.

Al FMLN se le desvanecieron alrededor de un millón de votos que en la elección presidencial de 2014 hicieron ganar al actual presidente Sánchez Cerén, quien deberá entregar la banda a Nayib Bukele, quien ganó la elección del 3 de febrero pasado en primera vuelta contra dos partidos políticos hegemónicos que gobernaron El Salvador en los últimos treinta años: Arena y el FMLN.

El golpe que recibió el FMLN es mayor, no solo en los números, sino que es precisamente su actual gobierno el que se construyó una impopularidad tan amplia que aún lo mantiene reprobando en las encuestas de opinión. La causa más visible de esta caída fue la expulsión del actual presidente electo Bukele de las filas efemelenistas. Pero Hugo Martínez agrega otra: “No fuimos capaces de demostrar con hechos que estábamos en condiciones de revertir las malas prácticas que la población nos había venido señalando”.

La campaña de 2019 estuvo inclinada a promocionar más la bandera del FMLN y las virtudes de su gobierno que al candidato presidencial. ¿Eso fue intencional?

Bueno, en toda campaña hay tres componentes fundamentales: programa, partido y candidato. Lo ideal es que se combinen con equilibrio. Yo traté de poner un énfasis en el programa, más que en una campaña unipersonal. Y también busqué la proyección de un equipo de trabajo en fórmula con la candidata a la vicepresidencia. Por supuesto que por la costumbre, por la modalidad de trabajo, el pivote de las estructuras fue el partido. Pero no quiero decir que hubo una disputa o una planificación al milímetro de decir: ‘tanto porcentaje se va a proyectar al partido, tanto porcentaje al candidato’. Ahora, modestia aparte, no sé si ustedes están de acuerdo conmigo, pero hubo una coincidencia muy grande en cuanto a cuál fue la mejor candidatura de la campaña. Eso siento que se ha repetido en muchos espacios. Eso a pesar de que no hubo una proyección centrada solo en el candidato. En otras campañas se han centrado las cosas más en el candidato.

Precisamente por eso le pregunto si fue intencional, porque si usted era el candidato con mejor imagen, entonces, ¿por qué se optó por darle más volumen a la marca de partido, que estaba deteriorada?

Es muy complicado para mí, porque yo soy el protagonista. Cuando yo era jefe de campaña, yo no tenía ningún empacho en proponer el énfasis y el manejo. Pero siendo yo el candidato, era muy difícil llegar a las estructuras de conducción de la campaña a decir: ‘miren, la campaña tiene que girar sobre mí’. Si uno hace un recuento sobre este tema en particular, que hasta ahora ustedes lo están tocando, pues a lo mejor habrá cosas que se debieron manejar de otra manera. Pero lo que sí tengo claro es que no me correspondía a mí promover la centralidad de la campaña en mi persona.

¿Usted percibió que la dirección del FMLN lo abandonó en esta campaña electoral?

Realmente, no. Me han preguntado mucho esto de si me dejaron solo en la última fase de la campaña y yo creo que eso es contradictorio, porque al principio me preguntaban por qué la dirección estaba como rodeándonos y dejándonos sin márgenes de maniobra. Pero cuando la dirección dejó de acompañarnos a actividades, porque así lo decidimos, entonces surgió la otra hipótesis de que la dirección nos dejó solos. Y lo cierto es que esos asuntos se conversaron y se tomaron decisiones. Por eso ustedes pudieron ver una diferencia entre la apertura y el cierre de la campaña. En la apertura de campaña hubo una intervención central del secretario general del partido y en el cierre de la campaña la intervención solo fue de la candidata a vicepresidenta y mía.

¿Estamos hablando de la conferencia de prensa de la noche del 3 de febrero?

Eso ya es después de la campaña. Y eso es algo que se ha conversado mucho. De hecho, tuvimos una reunión antes de la conferencia de prensa y nos fuimos en automático. Allí, Karina y yo dijimos lo que íbamos a plantear y así salimos. No hubo una discusión sobre quiénes iban a aparecer o quiénes no. Mucha gente ha cuestionado eso como que nos dejaron solos en el momento de aceptar los resultados. Yo pienso que eso es una cuestión de interpretaciones. Yo siento que era mi obligación, y Karina sentía lo mismo, dar un pronunciamiento a esas alturas de la noche y reconocer los resultados y felicitar a la población.

Pero en el segundo piso de la Casona del FMLN, donde ustedes dieron la conferencia, estaba la cúpula, ¿cierto?

Sí.

Y luego salieron y no dieron declaraciones.

Pero luego dieron una declaración en la que anunciaron que se adelantaban las elecciones internas y que ellos se inhibían de participar y llamaban a una serie de cuadros históricos para que tampoco se postularan en las próximas internas. Tengo entendido que este día (4 de marzo) se convocó ya a las elecciones internas que, si no me equivoco, van a ser el 16 de junio, y eso es un paso como consecuencia de las primeras valoraciones después de los resultados electorales.

Ya vamos a llegar a las internas. Pero antes me gustaría saber si ya ubicaron en el FMLN hacia dónde se fue o qué se hizo alrededor de un millón de votos que en 2014 tuvieron y que en 2019 se les esfumó.

Bueno, algunos no fueron a votar. Otros tomaron el camino de apoyar otra opción. Eso ha sido principalmente, una parte de nuestros votantes decidió probar con otra opción. Eso reflejó lo que habíamos venido sosteniendo durante la campaña y que no pudimos revertir: hay un cansancio de la población con los partidos políticos y la forma tradicional de hacer política. Y no fuimos capaces de revertir ese cansancio, sobre todo de demostrar con hechos que estábamos en condiciones de revertir las malas prácticas o las prácticas inadecuadas que la población nos había venido señalando. Entonces, ese es el factor a replantear: cuál va a ser el futuro del FMLN. Ahora mismo, la población tiene unas expectativas altísimas y yo me pregunto cómo va a ser el proceso de resolución de esas expectativas o de desencanto una vez más. Por el país, yo quisiera que el proceso sea de resolución de esas expectativas y yo mismo estaría dispuesto a contribuir desde una oposición constructiva e inteligente a que se mejoren las condiciones de vida de las salvadoreñas y salvadoreños.

¿O siendo parte del gobierno también? ¿Usted participaría en este próximo gobierno si lo invitan?

Hay diferentes niveles de participación. Yo, desde 2000, participé en una comisión consultiva del Ministerio de Relaciones Exteriores, pero eso no quería decir que yo fuera parte del gabinete. Se me llamaba, se solicitaba mi opinión y el Ejecutivo decidía si aceptaba o no mis recomendaciones. También fui parte del consejo de educación en la época del presidente (Antonio) Saca y no quería decir que yo era parte del gabinete. En esa perspectiva, no tendría yo ninguna duda para atender a cualquier llamado. Ya en la perspectiva de formar parte de un gabinete, esas son otras consideraciones que se deben tomar en cuenta.

¿Como cuáles consideraciones?

Si el proyecto de gobierno que se está planteando tiene una coincidencia mínima con mi ideario, con el ideario del partido, con el ideario del programa y el proyecto que nosotros planteamos, y tiene a su base también que tenga la voluntad de hacer un gobierno de unidad nacional. Y yo no veo señales en este momento de hacer un gobierno de unidad nacional. Al contrario, por momentos siento como que la campaña electoral no ha terminado y estamos en una guerra de descalificaciones y de ataques sobre todo en las redes sociales que no siento que a estas alturas le ayudan al país.

¿Ustedes ya reconocieron en el partido que todo lo que pasó entre el FMLN y Nayib Bukele les costó la presidencia?

Yo no he estado en las evaluaciones que se habrán hecho sobre ese tema. Hay instancias en donde se han ido realizando las evaluaciones y será un tema que les corresponderá expresar a las diferentes estructuras del FMLN.

¿Y a usted qué le parece?

A mí lo que me parece es que el FMLN, y creo que también los demás partidos, decidieron ir por las victorias tempranas en lugar de una estrategia de consolidación a mediano y largo plazo. Y esas victorias tempranas, si bien es cierto se obtuvieron, también es cierto que trajeron sus complicaciones. Gobiernos de alianzas, por ejemplo, y no gobiernos necesariamente de la visión del partido. Y con una visión del partido no quiero decir gobiernos de partido único, sino que es diferente cuando tú llegas con un candidato con una visión del partido a que con un candidato con una visión dispar. Allí hay dos caminos: o se reconcilian esas visiones o se bifurcan aún más. Y aparentemente eso segundo fue lo que pasó en el caso de la Alcaldía de San Salvador. Pero realmente no soy quien tiene que dar esa opinión, sino la militancia y la ciudadanía misma. A mí me parece que hay otros asuntos de fondo que pesaron mucho en los resultados electorales y la gente ya nos había hecho un llamado de atención fuerte en marzo del año pasado, que fue como un jalón de orejas. Y ya esta (febrero de 2019) fue un castigo mayor… para no decir otra palabra, ja, ja, ja, ja.

¿Afloró el desencanto hacia la cúpula en esta elección?

Yo siento que por acción o por omisión todos tenemos responsabilidad. Pero por supuesto que la gente se enfocaba más en la dirigencia, como es natural. Entonces era común que en las actividades hubiera gente que nos dijera: ‘ustedes son buenos candidatos, pero no nos parece cómo se han llevado las cosas en el gobierno o en el partido en los últimos tiempos’. No te quiero decir que era la generalidad, pero esas cosas se escuchaban en la campaña.

¿Y cuál es su crítica a la cúpula del partido?

A mí en realidad eso de lanzar críticas no me gusta. Me gusta ser más autocrítico y retomar lo que la gente nos ha planteado. Y eso lo venía diciendo yo desde las internas. La gente nos exigía más cercanía, nos exigía romper con viejas prácticas en el gobierno, que no siempre se rompieron. También nos pedían romper con la inercia de estar dentro del gobierno. Como decía Hobbes, cuando entrás a ese Leviatán, que es el gobierno, te termina absorbiendo.

¿No les pesó darles cobijo con la bandera del FMLN a señalados por corrupción, como el caso específico de Mauricio Funes?

Yo fui muy claro en ese punto en toda la campaña. Ningún partido, ninguna institución tiene por qué apañar a personas que están siendo acusadas en casos de corrupción. Yo dije siempre que cada uno de nosotros debe responder por sus actos y lo único que pedí siempre fue los dos principios constitucionales: el respeto al debido proceso y el respeto al principio de presunción de inocencia. Entonces, sí, tuvimos que ser más contundentes.

Has hablado de una refundación total. ¿Qué significa una refundación total en el FMLN?

Para mí, refundar el partido no significa renunciar a los valores y principios históricos del partido, sino más bien ir a los orígenes del partido. Cuando tú deseás construir un edificio lo primero que vas a revisar es la fundación del edificio. No vas a hacerlo de arriba para abajo. Entonces a eso me refiero con refundar el partido: manteniendo los valores y principios, hacer un giro en los métodos, en los estilos de trabajo, y también ese giro no solo significa modernidad, sino también recuperar cosas de la historia del partido.

¿Y qué otras posibilidades hay también para aquellas corrientes que se alejaron del partido desde un principio? ¿Considera también una falla de origen como partido político el haber apartado por completo a las representaciones de la RN, por ejemplo, o el ERP?

Bueno, para mí, el FMLN es ahora el único partido de izquierda en este país y debe de aspirar a aglutinar a todas las expresiones de izquierda de este país. Y, para mí, el FMLN es como una campana de Gauss, ¿no? En el centro de la campana estamos los que creemos en los idearios de la justicia social, que es de donde surgió el FMLN. Y hay unas expresiones más en el extremo izquierdo de la campana de Gauss, pero también otras en el extremo derecho. Pero siempre que se respeten los límites de ser de izquierda, el FMLN debería abrigar a todas esas expresiones de izquierda. Por ejemplo, a los intelectuales. El FMLN se nutrió en sus primeros años de muchos intelectuales, de muchos académicos, de mucha gente con pensamiento crítico. Allí tenemos por ejemplo al doctor Fabio Castillo, que fue rector de la Universidad de El Salvador. Tenemos a Rafael Menjívar, tenemos a una serie de intelectuales que nutrieron al FMLN.

Pero muchos de ellos se salieron después del partido. Fue una fuga.

El FMLN tiene que hacer un esfuerzo por dialogar con esos intelectuales de la primera generación. Pero debe dialogar también con los nuevos intelectuales de este país, con jóvenes brillantes. Yo he visto jóvenes en la UCA, en el Doctorado en Filosofía, que tienen mucho que aportar al pensamiento del FMLN y al pensamiento de la izquierda de este país. He visto jóvenes escritores. Me encontré con muchos de ellos que también tienen mucho que aportar al pensamiento de la izquierda en este país. Y esa izquierda, cómo es ser de izquierda, cómo es ser del FMLN a estas alturas del siglo y en el momento que estamos viviendo, es un proceso en construcción. Lo único que yo pongo como requisito es no renunciar a los valores y principios históricos. Para mí, el FMLN debe de dar cabida a todas esas capas de pensamiento progresista, de izquierda, que están buscando un espacio donde aglutinarse. Y también dar cabida a muchos jóvenes que lo que buscan es una esperanza y no están buscando una esperanza en el modelo neoliberal, están buscando una esperanza en los planteamientos alternativos. Y en su búsqueda algunos se fueron a probar con una candidatura que fácticamente fue con un partido de derecha, como es GANA, y con un ideario de derecha. Falta que ver los hechos, ¿verdad?

¿En esta refundación entonces estamos hablando de nuevos liderazgos?

Sí.

Y no necesariamente de la base que está ahorita en el FMLN.

Tienen que surgir nuevos liderazgos. Es inevitable. Por eso cuando yo escucho a los jóvenes del partido y a los jóvenes de izquierda decir: este es el momento de la juventud, ¡enhorabuena! Pero yo quiero una juventud revolucionaria, una juventud que no esté dispuesta a seguir un lineamiento de alguien solo porque es mayor que él o porque es histórico, sino que está dispuesto, dentro de los valores y principios del FMLN, a tener su propio pensamiento. Eso es lo que más me alegra a mí cuando hay jóvenes que dicen: vamos a tomar el liderazgo. Pero tomar el liderazgo significa no estar haciendo a pie juntillas lo que les dicen que deben hacer.

Justo hablamos en Factum con Víctor Hugo Suazo, diputado suplente, joven, y él dijo que debían apartarse las caras conocidas, y eso incluía tu rostro y el de Óscar Ortiz.

Pues yo estoy de acuerdo con él de que se deben generar espacios a las nuevas generaciones. Y yo soy el primero en dar un paso al costado si esas nuevas generaciones demuestran que tienen la intención no solo de tomar una posición en el partido, sino de ejercer responsablemente la conducción del partido. Y cuando digo responsablemente no es que de acuerdo con lo que Hugo Martínez piensa, sino que digo responsablemente porque esas nuevas generaciones tienen el deber de escuchar a las anteriores generaciones, pero no cuadrarse a esas anteriores generaciones. Y te voy a poner un caso: muchas veces se habla del relevo generacional y hay jóvenes que están más enquistados en la época de la guerra civil aquí en el país o en la época de la Guerra Fría que las personas de las anteriores generaciones.

¿Pero no sería responsabilidad también del partido político? Y en este caso hablo de los dos hegemónicos aún: Arena y FMLN, en cuanto a la doctrina que les dan a sus juventudes partidarias.

Claro. Te voy a decir algo. Yo, por ejemplo, en el caso del FMLN siempre hubiera querido que se continuara y se fortaleciera el proyecto del Instituto de Ciencias Políticas y Administrativas, pero en un momento determinado se priorizó sobre la formación ideológica. Yo por supuesto que estoy de acuerdo con la formación ideológica, pero debe de ir acompañada de la formación política y técnica. Porque, si no, tú puedes ser una persona muy comprometida, pero si no tienes las otras herramientas, difícilmente vas a hacer el trabajo de la mejor manera. Entonces, a eso me refiero con que los esfuerzos de formación se deben continuar dentro del partido.

Y entonces, ¿cómo el partido puede garantizar, ahorita así como está, esa apertura? Precisamente porque puede venir un joven muy revolucionario con ideas que están fuera de la doctrina actual del FMLN. ¿Qué tan preparado está el partido para recibir a este joven y que no vaya a ser visto como un rebelde y que hay que expulsarlo o ignorarlo?

Si el partido no está preparado para eso, difícilmente va a emprender el vuelo nuevamente. Pero que el partido esté preparado para eso no significa que esté dispuesto a que su bandera de repente se vuelva rosa. Pareciera que es algo de forma, pero también es algo de fondo: la bandera del FMLN tiene una historia, tiene muchos caídos. Entonces, no significa que no pueda haber una evolución, pero tampoco que eso signifique dar al traste con los valores y principios históricos.

Cuando yo digo que me aparto, me refiero a que me aparto ante un movimiento genuino de jóvenes y tomando en cuenta también que hay generaciones. Hay una primera generación, hay una segunda generación, donde está Óscar Ortiz. Ya la candidata a la vicepresidenta y yo somos una tercera generación. Y si ya estamos muy sazones, muy maduritos para estar en una posición de dirección, pues está bien. Y si a mí un joven con las credenciales me dice: Ey, Hugo, apartate. Yo le digo: Pasá adelante y tenés mi apoyo. Pero quiero ver esas credenciales, esa independencia, esa actitud rebelde, no rebelde sin causa, sino rebelde con responsabilidad que debe tener una persona que va a estar al frente de quien aspira a ser, por el momento, el principal partido de oposición y en unos años a volver a ser partido de gobierno en este país.

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