El país empieza a sentir los efectos de la crisis del coronavirus y, especialmente, de las medidas tomadas e impuestas por el gobierno. Por ello empieza a preguntarse: ¿Cuándo y cómo empezamos a salir de esta situación? Todavía nos falta saber cómo aplicar varias de esas medidas, pero ya muchos empiezan a pagar los costos. Muchos empiezan a preguntarse: ¿Cuánto más podremos aguantar? ¿Son equitativas las medidas tomadas y, sobre todo, la forma en que se están aplicando? ¿Cuál es el balance adecuado entre el crecimiento económico y la salud?
Ante esta crisis, El Salvador ha tomado medidas extremas a nivel mundial antes que muchos. Ello, como dije en mi artículo anterior (Vamos bien, pero falta mucho, Revista Factum, Marzo 17, 2020), es bueno. Pero debemos estar claros que con ello solo ganamos tiempo y ojalá logremos reducir los afectados y las muertes. Pero también estamos claros, cada día más, en que ello tiene costos altos. Costos en la economía y costos psicológicos y sociales en la población.
Las medidas tomadas por el presidente y su gobierno son buenas y oportunas. Por ahora los afectados son mucho menos que en otros lugares. Eso ha permitido preparar hospitales, empezar a concientizar a la población y lograr aprobación legal de las medidas propuestas. La prolongación e implementación de esas medidas es otra cosa.
Las disposiciones del gobierno no están siendo equitativas. Las medidas de cierre tienen mayor impacto en las Mypes que en las grandes empresas, ya que las empresas grandes les pasan los costos a las de abajo, aunque su publicidad trate de ocultar esto. Algunos ejemplos: los centros comerciales siguen cobrando los alquileres a las empresas que han cerrado, y estas le tienen que seguir pagando a sus empleados. Muchas de ellas no tienen ingresos, como los restaurantes, y mucho del comercio y servicios en general. Los bancos dan, porque la ley se los ordena, plazo de gracia para pagar los préstamos, pero estos se tendrán que pagar luego de tres meses. Peor aún, los prestatarios ―Mypes en este caso― deben continuar pagando intereses sobre lo adeudado, excepto por el pago mínimo (que es lo menor), agrandando así la carga financiera de las Mypes.
Pocas Mypes podrán sobrevivir lo anterior. Se estima que las Mypes pueden sobrevivir cerradas entre 15 y 30 días, según sea su tipo de negocio. Y a las que logren salir adelante después de que se atenúen las medidas, se les hará muy difícil sobrevivir si la situación descrita anteriormente no se cambia de inmediato.
Pero lo más duro en este periodo le toca, como siempre, a los más pobres. Muchos de ellos han tenido que dejar de trabajar. Algunos ejemplos: jardineros, vendedores ambulantes, taxistas y ubers, empleadas domésticas, empleados de empresas que no pueden pagarles y han tenido que cortar empleos, vendedoras del mercado, muchos trabajadores agrícolas que deben parar o disminuir producción, propietarios/auto empleados de negocios que no pueden seguir abiertos. No menciono acá a los empleados de las empresas formales, pues, según la ley, estas deberían seguir pagando sus planillas. Aunque, como mencioné arriba, solo lo podrán hacer por un tiempo corto.
Muchos de los ejemplos del párrafo anterior son los que deberían beneficiarse con el subsidio de 300 dólares por mes que el gobierno anunció, pero que todavía no ha hecho efectivo y que todavía no se sabe cómo se implementará, aunque para la mayoría de ellos es cosa de supervivencia. Es decir, si no devengan y no les llega el subsidio, muchos de ellos se la verán muy difícil.
Al cerrar las escuelas públicas se corta la distribución de las comidas escolares para los niños. Se cierran parques y se suspenden actividades deportivas y culturales, cerrando las únicas válvulas de escape para muchos, sobre todo para los jóvenes. Estas medidas afectan más a los pobres.
Los albergues y los lugares a donde se llevan a los que están en cuarentena o a los arrestados por desobedecer el toque de queda ya están saturados. Los albergues están saturados en parte porque se aplicó la sanción a todos por igual. Los salvadoreños que quedaron en el extranjero sin poder entrar al país piden vislumbrar alguna medida en el corto o mediano plazo para regresar.
El gobierno pagará las medidas de emergencia decretadas de las finanzas públicas, las cuales ya estaban en situación vulnerable y que con esto se vuelven más difíciles.
De lo anterior podemos sacar varias conclusiones y responder a las preguntas planteadas al inicio. Las medidas tomadas por el gobierno son buenas, pero no sostenibles. Debemos empezar a pensar ya en la salida, la cual debería ser gradual. La medidas tomadas deberían ser más equitativas. Los mecanismos para implementar las mismas deben revisarse y mejorarse.
Pero por ahora, en el corto plazo, digamos las próximas dos semanas, debemos continuar dando alta prioridad a la salud del pueblo y ser muy rígidos en la aplicación de las medidas tomadas. No habrá recuperación económica si no hay salud. Pero la salud no se logra solo con la cuarentena, el toque de queda y el distanciamiento social.
Después de la etapa inicial se necesita detectar casos de contaminación, educar a la población sobre las medidas a tomar y la seriedad del caso e involucrarlos en la tarea de prevención y ocupar y desarrollar filtros para ser selectivos en las medidas de salud a implementar. Para ello debemos prepararnos ya.
En lo referente a la salud, lo esencial para esa transición a ser selectivos y poder tratar a todos es la aplicación de exámenes ―tests― para identificar a los infectados y adquirir respiradores para los casos mas graves, los cuales vendrán sobre todo de los más viejos y vulnerables. También lo será la participación comunitaria para mantener el distanciamiento social. Ser responsables en continuar las medidas de limpieza y la identificación de casos de contaminación. Los gobiernos locales pueden y deben jugar un papel clave en esos procesos de participación comunitaria.
En las medidas económicas de subsistencia, la entrega de los subsidios se puede hacer más efectiva utilizando el sistema del ISSS y del FISDL para la red de protección social. Ellos ya tienen listas de empleados y de los más vulnerables, respectivamente. Se debe también agilizar, no burocratizar, y ser más claros en los procedimientos para circular y permitir que los negocios funcionen con entregas a domicilio y por distancia. Es importante completar las medidas de cierre de negocios con mayores controles sobre los bancos y las grandes empresas que permitan sobrevivir a las Mypes.
Pero el mayor impulso debe venir de una transición hacia abrir la economía una vez logremos aplanar la curva de la crisis o número de contagiados. Algunos países ya están mostrando modelos diferentes al nuestro de cierre total, recargo en las empresas y subsidios generales como lo hará Estados Unidos. En Francia, Alemania, Inglaterra y otros países de Europa, el Estado está pagando las planillas de las empresas que debieron cerrar y dejar a sus empleados en casa. Así las empresas podrán evadir la quiebra y empezar casi de inmediato su actividad económica, al ir aliviando y controlando la crisis de salud. Esos gobiernos también han estimulado la red de protección social (FISDL). En nuestro caso, el subsidio a través del pago de planillas podría ser parcial y no total como en Europa, compartiendo la responsabilidad financiera y social con las empresas.
Se puede empezar a abrir negocios parcialmente con límites en el número de clientes en el local, distanciamiento en las colas y estrictas medidas de limpieza e higiene. Mucha de la responsabilidad de esos controles se pueden pasar a las empresas mismas y aplicar fuertes sanciones a las que no cumplan.
Se debe diseñar ya una estrategia para ir disminuyendo las personas en albergues, así como para dejar entrar a los ciudadanos que están en el extranjero. Ello debe de hacerse de una forma más eficiente que al inicio, quizás aplicando tests, y haciéndoles pagar por ellos, a los que quieran entrar al pais. Si son negativos, pasan a una autocuarentena más corta que la actual. Si son positivos, a los centros de salud.
No es temprano para empezar a planificar esa transición. Es claro que el estado actual es insostenible en el mediano plazo y que se debe mejorar y poner énfasis en la equidad de las medidas tomadas. El estado de Nueva York, que está en el pico alto de su curva de contagio, tiene ya un equipo a tiempo completo, diseñando su estrategia de transición y apertura económica. La mejora de las medidas de emergencia tomadas y la estrategia de reactivación económica son las tareas claves del Ministerio de Economía ahora.
Es necesaria también una transparencia total de parte del gobierno. Hasta ahora, esa transparencia ha sido Buena, pero parcial. Las conferencias de prensa del presidente y del equipo de salud son buenas medidas para mantener a la población informada. Pero se necesita mayor eficiencia en las formas de implementar las decisiones y medidas tomadas, mayor información en cuanto a la disponibilidad de equipos respiratorios, equipos para personal de salud y kits para tests, incrementar la campana educacional de la población y el involucramiento de los gobiernos locales. Las alcaldías pueden también hacerse cago de entregar algunos de los subsidios, como las comidas escolares, en estos tiempos de crisis.
*Mauricio Silva ha trabajado por más de 40 años en administración pública. Ha sido director y gerente de varias instituciones en El Salvador y experto en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
Opina