“Yo no soy nieto del sandinismo; soy nieto de los errores del sandinismo”

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Jandir Rodríguez es un músico nicaragüense exiliado que ve en las canciones una herramienta para lograr un cambio social. En la actualidad se encuentra en promoción del disco “Héroes de abril”, que lo llevó de gira por Europa y que continuará, luego de El Salvador, en Costa Rica y Estados Unidos.

Fotos y video FACTUM/Gerson Nájera


Hasta hace poco más de un año, el 18 de mayo de 2018, Jandir Rodríguez era un estudiante de medicina que trabajaba dando clases de música. En conmemoración del mes de protestas contra el gobierno de Nicaragua escribió una canción llamada “Héroes de abril”, que grabó con la cámara de su teléfono y la compartió con sus contactos en Facebook. Luego dejó cargando la batería de su móvil y regresó a sus labores. Horas más tarde, su teléfono celular estallaba de notificaciones. La canción se había vuelto viral. Y en las semanas siguientes se convirtió en un himno para las protestas.

Ahora Jandir tiene 26 años y ya no es un estudiante de medicina. Es un músico exiliado que acaba de publicar su álbum debut: “Héroes de abril”. La música, para él, dejó de ser un hobbie y se convirtió en su vida y en un arma para la denuncia social. 

Con su música giró por Europa, Guatemala y El Salvador. Durante su paso por el país, Revista Factum conversó con él sobre la canción que lo dio a conocer dentro y fuera de Nicaragua, sobre su primer disco, la situación política de su país y otros temas.


«Héroes de abril» es como el génesis de tu carrera profesional en la música. ¿Cómo fue el momento en que la escribiste? ¿Qué ocurrió con esta canción?

«Héroes de abril» era una canción que yo llevaba rondando en la cabeza desde las primeras semanas de las protestas cívicas en Nicaragua. Tenía la necesidad de expresar eso que sentía con una canción. En ese sentido creo que fue una canción que llevó mucho tiempo gestándose y preparándose, pero no fue hasta que me senté que en el papel en blanco lo plasmé como una crónica organizada de lo que estaba pasando en el país. Lo que pasó con esta canción jamás me lo esperé. Fue una canción que compartí para mis amigos de Facebook y que se viralizó en cuestión de horas. Fue algo que, ya como autor, no pude controlar. Se salió todo de control. La canción se viralizó y se popularizó a tal punto que hoy en día es considerada el himno de la protesta cívica en Nicaragua.

Ha pasado más de un año desde que publicaste esa canción. ¿Cuánto ha cambiado tu vida?

Mi vida dio un giro completamente. Dejé la universidad, por cuestiones de persecución, de asedio. Dejé mi país, dejé mi familia, dejé todos aquellos sueños que me había trazado de joven. Los dejé atrás y empecé una nueva vida en esta pasión que he tenido desde muy niño, que es la música. Y quiero hacerlo de la mejor manera posible.

La música de autor es una especie rara en nuestra época. ¿Por qué decidiste usar esta herramienta para denunciar lo que pasa en tu país?

Crecí escuchando a grandes cantautores de música de contexto social y me convencí de que, si yo escribía canciones, iban a ser de ese tipo, porque siento que la música es un arma muy fuerte de transformación social. Creo en la música como una herramienta para utilizar en esos cambios. Veo a la música desde ese punto de vista y, desde ese punto, quiero ofrecerla a la gente; generar un cambio quizá de mentalidad, de pensamiento. Generar que las personas tengan una crítica social o un pensamiento crítico. Creo que la música es una herramienta muy fuerte y muy válida para eso. 

¿Quiénes son tus referentes para este oficio?

Hay muchos cantautores que han influido sobre mi manera de pensar, en primer lugar, y sobre mi manera de componer, también. Hablando de cantautores nicaragüenses, expresamente está Carlos Mejía Godoy y Luis Enrique Mejía Godoy, quienes son como los patriarcas de la música nicaragüense. También tenemos el trabajo de Salvador Cardenal, que era un grandísimo cantautor nicaragüense de trova; tenemos a Katia Cardenal; y también a Perrozompopo, diferentes autores que a través de los años han influido sobre mi música. Y hablando a nivel latinoamericano de habla hispana está Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Jara, Violeta Parra, Mercedes Sosa. Diferentes autores y autoras que han influido sobre mi música. Eso es indudable.

Me llama la atención la lista que has dicho, porque están en el espectro de la izquierda política institucional, por llamarlo de alguna forma. Algunos de ellos, incluso, están relacionados con el gobierno contra el que vos protestás. ¿Cómo resolvés esa dicotomía?

Crecí dentro de una sociedad que creía en la revolución sandinista como una revolución leal a sus principios y que realmente derrocó a la dictadura de Somoza. Crecí escuchando la música de Silvio –y de todos estos autores– como la música de esos tiempos. Y, obviamente, jamás nos imaginamos que esa revolución que tanto se nos enseñaba y se nos decía iba a ser traicionada por la dictadura que hoy nos gobierna. En ese sentido, creo que uno no puede desencantarse así por así de los autores que ha escuchado toda su vida, aunque hoy en día no piense como ellos. Creo que he aprendido a separar mucho las cuestiones de ideología de las cuestiones meramente ‘cantautoriles’, por llamarle así. Porque de lo que veo en Silvio –y los demás autores– es su manera de plasmar las cosas, la manera de componer, la manera de decir, de generar cambios, la manera de mover masas. Eso es lo que a mí me atrae, hoy en día, de ellos; no tanto su manera de pensar. Lo que sí siento que he tomado de los que para mí son referentes es esa manera de plasmar las cosas, de contar las cosas, de contar historia, de mover a la gente, de generar cambios. Porque su música, en aquellos tiempos, fue un boom y fue un movimiento artístico que generó muchos cambios en Latinoamérica.

Usás la palabra «traición» para hablar del gobierno de Nicaragua. ¿Para vos traicionó los ideales que dice defender?

El gobierno de Nicaragua, la dictadura de Nicaragua, no es para nada lo que debería representar la izquierda. Simplemente son personas que se han aprovechado de los nombres de los héroes, de los estandartes de la revolución y en nombre de esa revolución han cometido una gran barbarie en Nicaragua. Se han apropiado de aquello que en gran parte no les costó a ellos, le costó al pueblo. La revolución sandinista sin duda fue traicionada. Desde los años ochenta, cuando triunfa la revolución, hubo muchos errores que se cometieron posrevolución. Y creo que esos errores los han condenado, por decirlo así, al repudio de la población. A mí me preguntan a veces que si me considero nieto del sandinismo. Yo digo que no, que yo me considero nieto de los errores del sandinismo, porque esos errores son los que estamos pagando hoy en día; y son los que estamos tratando de enmendar y de cambiar.

Jandir Rodríguez es un trovador nicaragüense que a través de su música expone su visión política y social del momento actual que vive su país natal. En esta entrevista habla –entre muchas cosas– acerca del exilio y de lo que él considera “una traición al sandinismo”. Foto FACTUM/Gerson Nájera.

¿Vos no pondrías la coyuntura nicaragüense en una disputa izquierdas-derechas?

No. Lo que ocurrió en Nicaragua no es una cuestión ideológicamente ahí sembrada de que “la derecha está contra la izquierda”. Simplemente [es] la misma izquierda contra la izquierda. O sea, la misma gente de izquierdas que se empezó a venir en contra del ‘orteguismo’ –porque ya no es sandinismo, sino ‘orteguismo’–, desde los años noventa para acá, viene alzando la voz en contra de Daniel Ortega como caudillo del sandinismo. Y también, obviamente, hay mucha gente de derecha que siempre ha estado en oposición a las ideas de Daniel Ortega. Entonces, al final, hay una mezcla. Es una oposición bilateral, por decirlo así. Hay gente de izquierda, hay gente de derecha, hay gente de centro y hay gente que nunca se ha metido en política pero que, al ver lo que estaba pasando en Nicaragua, no se quedaron callados y decidieron de una vez por todas estar del lado del pueblo.

Hubo un momento en que la crisis en Nicaragua estuvo muy presente en la agenda mediática internacional. Ahora parece que está en un limbo. ¿En qué momento se encuentra realmente Nicaragua?

Se encuentra en otra fase de la represión. Las marchas y las manifestaciones públicas han sido totalmente suprimidas por el gobierno. Nicaragua tiene un Estado de facto, un Estado policial donde la mayoría de ciudades del país están militarizadas. No se puede salir a protestar, no se puede salir con la bandera a hacer denuncia pública. Estamos en la etapa de fusilamiento selectivo de campesinos en el norte del país. Y todavía tenemos más de 130 presos políticos en la cárcel, entre ellos una mujer. Tenemos también más de 144 desaparecidos. Tenemos más de 500 muertos. En Nicaragua impera, hoy en día, la paz de los cementerios, la paz de que si levantás la voz, te matan, encarcelan, desaparecen o te tenés que ir al exilio. Creo que por eso es que en la agenda internacional se ha desvanecido, por el silencio. Pero no es un silencio cómplice, sino un silencio que viene como consecuencia de los altos niveles de represión que hay en el país.

Vos sos un exiliado y, por ende, se te considera como una voz para los exiliados. ¿Cómo tomás esa tarea?

Cuando empecé a componer estas canciones, jamás me imaginé que iba a ser un referente o una voz. Trato de asumirlo con la mayor de las responsabilidades y asumirlo como tal. Creo que he dejado muchísimas cosas por esta causa y no me arrepiento de haberlo hecho, no me arrepiento de cantar y de contar en canciones lo que pasa en el país. Lo asumo con mucha responsabilidad, con cabeza fría, también, aunque a veces cueste tener cabeza fría; aunque a veces sea muy difícil el panorama y todo; pero trato de asumirlo porque sé que hay personas que en mi música sienten esperanza, sienten –como decía Joaquín Sabina– un hombro donde llorar. Trato de seguir haciendo esas canciones y asumir este papel, este rol que la misma gente me ha otorgado, con la mayor de las responsabilidades posibles.

Este mes publicaste tu disco debut: «Héroes de abril». ¿Cómo se hace un álbum desde el exilio?

Gracias a la tecnología, los seres humanos podemos estar un poco más cerca. En ese sentido, hemos tratado de explotarla para poder producir un disco de calidad y hacerlo de la mejor manera posible. Los músicos graban en Nicaragua y me mandan la grabación de todos los instrumentos. Yo grabó las voces en un estudio, las mezclan en Nicaragua y ese es el resultado que se tiene. Hoy existe Whatsapp, hoy existen diferentes maneras de comunicarse y de mandarse archivos y así es que lo hemos hecho. Estamos conscientes de que no es la mejor manera, porque, obviamente, no hay nada como estar ahí en el lugar, produciendo y grabando, generando ideas; pero hemos tratado –en la medida de lo posible y gracias a la tecnología– de hacerlo lo mejor posible y que no se sienta eso de estar o no estar ahí produciendo la música. El disco es 100 % nicaragüense. Fue grabado por músicos nicaragüenses en Nicaragua y por mi persona, en el exilio. El único que grabó que no es nicaragüense es un percusionista de vallenato, que grabó las percusiones de una de mis canciones que se llama «Nicaragua en la maleta», que es precisamente la canción que abre el disco.

En el disco hay un par de canciones más vivenciales, pero la mayoría parecen un tributo a diferentes personajes y momentos de la resistencia nicaragüense. ¿Es así?

Sí. La mayoría de las canciones recogen lo que pasó en estos 17 meses y que ha sido algo cíclico. «Nicaragua en la maleta» es una canción desde mi perspectiva y desde mi sentimiento como exiliado. Cuando uno va a otros países, empieza a comparar cosas de otros países con las suyas y a mí me pasaba, particularmente, en Guatemala. Cuando miraba los volcanes, los comparaba con el Momotombo de Nicaragua o cosas así. Cuando fui a Antigua (Guatemala), la comparaba con Granada, que es otra ciudad de Nicaragua, colonial también. De ese sentimiento de añoranza, de anhelo, fue que salió esta canción de «Nicaragua en la maleta». De ahí, todas las canciones son, prácticamente, un testimonio de lo que ha pasado en el país. La canción que cierra el disco, «El canto», es una justificación de por qué hago canciones, de por qué todas esas canciones. Porque yo creo en el canto como un arma de transformación social. Esa canción es la justificación de todo el disco, por eso es la canción que cierra. 

¿Y cómo ha sido la recepción del disco?

Muy positiva. A la gente le ha gustado muchísimo. Muchas de esas canciones las había publicado en YouTube, con videos caseros y que la gente gustaba de ellas, pero estaban esperando una versión de estudio para tenerla en Spotify, en diferentes plataformas digitales, para estarla escuchando con una mejor calidad de sonido. En ese sentido, creo que el disco fue muy esperado y una vez lanzado está teniendo el éxito que yo esperaba que iba a tener.

Ya giraste en Europa, ya tocaste en Guatemala y El Salvador. ¿Qué sigue?

En estos días (finales de septiembre) quizá vaya a Costa Rica. Todavía estamos viendo algunas cosas, pero es muy probable. Voy a hacer dos conciertos gratis allá para los exiliados. La situación en Costa Rica es muy difícil. Hay más de 70 mil personas exiliadas, nicaragüenses, al día de hoy. Personas que están durmiendo en las calles, en las aceras. Yo quiero llevar mi música, porque como decía, como dice Sabina, las canciones son un hombro que le pones al triste para que llore encima. Quiero que mis canciones sean eso, que además de dar esperanza y valor, también sean consuelo. Eso es lo que sé hacer y eso es lo que puedo ofrecer a la gente. Y creo que dos horas de alegría y consuelo –en medio de tanto llanto y desesperación– les van a caer muy bien. Después tengo planeado hacer una gira por Estados Unidos, que me va a llevar entre dos o tres meses por allá. Porque también hay muchos nicaragüenses que viven ahí desde los años ochenta y personas que se han ido por esta crisis. 

Al inicio de la entrevista hablamos del cambio que ha tenido tu vida. Ahora, para cerrar: ¿este cambio ha valido la pena?

Vale toda la pena. Y estaría dispuesto a volverlo a hacer todas las veces que sea necesario.

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2 Responses to ““Yo no soy nieto del sandinismo; soy nieto de los errores del sandinismo””

  • Que interesante, quien pagara sus viajes! Cual revolucion social? Que vuelva el neoliberismo que por 16 años empobreció a Nicaragua! Revolucion social es lo que ha logrado el fsln en 10 años. Con una economia creciente, con reduccion de oobreza, con el 90 % de soberania alimentaria, con bajas tazas de mortalidad infantil y materna, con un 95% de estudiante que permanrcen en la escuela, siendo el 3er pais con mayor participacion de la mujer en el poder, y con un turismos sin par en centroamerica, por señalar algunos rubros exitosos, que se dañaron apartir de esa “cancion” parcializada, en abril murieron sandinistas, gentes sin afiliacion, opositores, policias… todo financiado desde eatados unidos. Periodismo objetivo les hace falta. Exiliado con gastos pagados en europa! Exiliado politico fueron los que pasaron penurias fuera de sus paises en tiempos de las dictaduras militares!

  • Interesante la entrevista. La unión de la derecha tanto local, regional como mundial junto con esa “izquierda” que menciona el entrevistado para oponerse a la dictadura de Ortega, los coloca en el carril preferido de EEUU como fuerza que ha sobredeterminado el destino y quehacer político de nuestros pueblos y países. Y es precisamente por eso que hay que tener un pulso de cirujano para hacer y deshacer cosas con contenido político en esta región del mundo. Si el corte requerido se pasa de lugar, seguramente habrán consecuencias inclusive fatales para el paciente que se quiere tratar. Creo que en este punto el entrevistado no deja de darme cierta suspicacia. No hay en su intervención algo asi como por ejemplo: “Quiero la revolución lo mas original posible, con una dirigencia y un pueblo firmes y seguros, por supuesto que rechazo las presiones, bloqueos, agresiones, impunidades, oportunismos y otros factores sobre todo externos, casi siempre provenientes o financiados por EEUU, que conspiran constantemente para torcer el rumbo que necesitamos.” Desafortunadamente no hay nada asi. Mas parece unirse a la moda, es decir, a la protesta política que puede ser legítima pero con los ingredientes mencionados creo que está bastante adulterada. Espero que la protesta política se mantenga, cuanto mas popular mejor, debe retomar un mejor rumbo, pues además de ser mayoría el pueblo no debe dejarse arrebatar el poder y la hegemonía conquistada.