Adrenalina, una de las bandas más importantes de la historia del rock salvadoreño, se despidió de los escenarios el pasado sábado 4 de junio, al ofrecer dos emotivos conciertos en las instalaciones del teatro Black Coyote, del centro comercial Galerías .
Con un doble “sold out”, Adrenalina se despidió de su público el pasado 4 de junio, en el Black Coyote, una pequeña sala de teatro ubicada en el centro comercial Galerías. “El último y nos vamos”, como se le denominó a este show, contó con la participación de tres miembros originales del grupo.
En una maratónica jornada nocturna, los ‘adrenos’ salieron al escenario para su primera función a las 6:00 p.m. La segunda empezó cuatro horas más tarde y cada una tuvo una duración aproximada de 150 minutos..
Para algunos fans y amigos del grupo, esta despedida es como una montaña rusa de emociones y sentimientos encontrados. “Es una alegría poder ver a Adrenalina cerrar ese ciclo en buenos términos, ya que no todos los grupos –tanto locales como internacionales– tienen la oportunidad de cerrar bien algunas etapas y despedirse bien de su público”, dijo César Barrientos, director de Punto 105 Radio.
Adrenalina fue fundada en 1992. Diez años más tarde la banda se separó sin dar ningún aviso. En 2014, empezaron a reunirse algunos miembros originales del grupo e hicieron pequeños conciertos en bares de San Salvador y así repasaron algunas canciones de su repertorio de siete álbumes. Fue hasta 2016, a la actualidad, cuando se reactivaron oficialmente y presentaron nueva discografía. Esta nueva separación se da, según han informado, debido a que dos de sus músicos se mudarán próximamente a otro país.
Entre canciones, el show contó con diálogos, monólogos y una que otra frase coloquial de la jerga popular salvadoreña. Carlos Galicia (voz), Aaron Sztarkman (bajo) y Moisés Anaya (guitarrista) interactuaron y bromearon con el público, que estaba distribuido en cuatro alas, alrededor del escenario.
Durante la primera parte del concierto, Adrenalina ofreció canciones como “Patas arriba”, “Don Placer”, “Bolas” y “Pater Noster”. Luego, el juego de luces intermitentes, que caracterizan a los conciertos de rock, dio paso a un set más íntimo. Aarón, Moisés y Galicia salieron del escenario y desde las butacas ejecutaron los siguientes temas: “Ralentí” y “Ángel de Luz”.
Carlos Galicia hizo un llamado a la reflexión y pidió que el técnico de iluminación bajara las luces. La audiencia prendió la linterna del celular y en una atmósfera más cálida el vocalista de la banda pidió a los fans un cese a la violencia contra la mujer, y así sonó “Flor”, el último sencillo de Adrenalina que desarrolla el tema de las desapariciones forzadas y los feminicidios en El Salvador.
Moisés Anaya, uno de los guitarristas y también compositores de la banda cambió su guitarra eléctrica por una acústica y con su arpegio de cuerdas el público supo cuál canción continuaba en el repertorio: “Ojalá”, de Silvio Rodríguez. Entonces las luces dieron paso al tercer acto, en el que alternaron tonos y quedaron de forma continua en una sola canción y color: “Verde”. Después, como en discoteca, continuaron con “Maldito”, “Copacabana”, “Mamasita” y “La Bacha”.
Llegado el punto de los agradecimientos, y como antesala a la despedida del concierto, los músicos agradecieron a los amigos de la banda y a algunos locutores de radio con mayor data, como Pencho Duque, Tololo y a César Barrientos, entre otros personajes mencionados.
Entre el público, y en primera fila frente al escenario estuvo “La Vieja”, Guillermo Serrano fundador de Adhesivo. “Siento nostalgia por los conciertos en los que ambos grupos tuvimos la oportunidad de compartir. Reconozco a Adrenalina como una banda que abrió brecha, a pesar de las críticas, y que serán recordados por mezclar distintos géneros, cuando para los puristas eso antes era impensable”, dijo Serrano.
Para el último set, los ‘adrenos’ llamaron a Gerardo Sibrián, productor, colaborador y pieza clave de Adrenalina a mediados de la década de 1990. Se levantó de su butaca, bajó al escenario, se sentó en la batería y después de la tradicional cuenta regresiva, con las baquetas, siguió el popurrí más coreado por la audiencia: “Oscuridad”, “Maldita”, “Pinche”, “Lloviendo”, “HIV” y “Ausencia”.
Al ritmo de “Hey Jude”, el público entonó el mítico tarareo de The Beatles y con las manos hacia arriba, en señal de despedida, Carlos Galicia, Aarón Sztarkman y Moisés Anaya dijeron “¡Salú!”, en nombre de Adrenalina, la banda salvadoreña que convirtió a “La Maldita” en el himno de una generación y que pasó de la cumbia al rock en los primeros años de la posguerra.