Se busca líder

Un líder es clave para la correcta conducción de un país, especialmente en tiempos de crisis, más aún si son varias las crisis. Un líder debe guiar con su visión y ejemplo, identificarse con los que sufren, unir a los diferentes sectores de la sociedad, dar esperanza en tiempos difíciles y, con todo ello, sacar adelante al país y tornar la crisis en oportunidad para un nuevo futuro.

Existen muchos sin trabajo, unos que no lo tenían antes de la pandemia y varios que se les han sumado en estas crisis. Muchos están sufriendo por las lluvias, los deslaves e inundaciones. Muchos con hambre. Todo ello incrementa la frustración, la pobreza y la cólera. Los agravios de los que sufren son viejos, producto de nuestras injusticias e historia. Esos gritos de “tengo hambre”, esos llantos de impotencia, deben ser una llamada para que todos despertemos.

En estas circunstancias es indispensable que la esperanza supere el miedo, que el país trabaje unido y sane, y que la prioridad sean los que sufren, ya sea porque están enfermos, porque tienen hambre o por el dolor de sus muertos y damnificados. Todo ello es tarea de todos los salvadoreños, pero es el líder el que debe dar el ejemplo.

El líder debe ser fuerte pero no macho; debe asumir responsabilidad y no echar la culpa a otros. Ese constante apuntar el dedo a otros menos a él, enseñar odio y no solidaridad, no une, sino separa. Hostigar, intimidar, culpar, poner los intereses individuales sobre los de los necesitados, esos defectos disminuyen al líder.

Cuando el coronavirus se haya ido seguirá el hambre si no combatimos la pobreza; si no encontramos el adecuado balance entre salud y apertura económica, el hambre aumentará. Cuando terminen los desbordamientos de los ríos y las inundaciones, seguirán los deslaves y las pérdidas de suelos si no nos preocupamos por el medio ambiente. Difícil tarea, pero que nos corresponde asumir; y al líder, guiarnos en ella.

Si un líder asume esa responsabilidad debe comprender que esa lucha es por El Salvador, no por él. El líder debe enfocarse y guiar a su gobierno hacia la reconstrucción, a construir un mejor país y brindar esperanza, y  dejar de echar la culpa a otros. Un líder debe mantener informado a su pueblo con la verdad y la transparencia.

Nosotros los ciudadanos debemos entender el dolor de los que sufren, pero no permitir que ello nos consuma, sino más bien que nos empuje a la acción. Debemos entender nuestras diferencias, pero no permitir que ellas nos dividan. Si despertamos y hacemos oír nuestra voz, si recordamos en medio de las tragedias el país que queremos y que podemos construir, saldremos adelante. Y desafortunadamente en nuestras circunstancias debemos buscar un líder que unifique, que priorice los intereses de nación y que conduzca al país a un mejor El Salvador.


*Mauricio Silva ha trabajado por más de 40 años en administración pública. Ha sido director y gerente de varias instituciones en El Salvador y experto en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.

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