Las súplicas de los migrantes en el viacrucis

Los peligros que los migrantes viven a diario en su recorrido por las fronteras centroamericanas, mexicanas y estadounidenses fueron las protagonistas del viacrucis realizado el pasado viernes 23 de marzo, organizado por la Pastoral Católica  de Atención al Migrante, acompañada por instituciones no gubernamentales para dramatizar —de una forma diferente— las quince estaciones de la pasión de Cristo.

Fotos y texto FACTUM/Salvador Meléndez


La intención era retratar todas las violaciones a los derechos humanos que sufren a diario los centroamericanos que toman valor para cruzar las fronteras. El escenario fue la plaza del Divino Salvador del Mundo en San Salvador. El evento se denominó “Del sueño de migrar a la pesadilla de la deportación” y reunió a familiares de migrantes desaparecidos o fallecidos durante la travesía en tierras mexicanas y estadounidenses.

Las personas que participaron declararon que las demandas del viacrucis del migrante siguen siendo las de respeto a sus derechos humanos y a la no estigmatización de que forman parte de las pandillas centroamericanas, ya que aseguran que los migrantes huyen de las mismas para salvar su vida.

“Mi hermana menor tuvo que salir huyendo hacia los Estados Unidos porque la pandilla la amenazó de muerte”, narró Francisco Meléndez, de veintiseis años, una mujer trans que hoy se identifica como Fanny y que participó junto a diferentes organizaciones en el viacrucis. Dijo además que ella tuvo suerte de llegar con el coyote, pero ahora vive con miedo de que la vayan a agarrar los de migración y la deporten.

Paradójicamente, durante una de las estaciones del viacrucis, un vehículo blindado de la Fuerza Armada salvadoreña permanecía estacionado junto con tres soldados, atestiguando las denuncias y súplicas de los participantes, quienes enumeraron la inseguridad producto de las pandillas, como una de las causas de la migración o desplazamiento forzado.

Apenas a inicios de aquella semana, el gobierno del presidente Salvador Sánchez Cerén presentó un informe en el que llamó al problema del desplazamiento forzado como “movilidad interna por la violencia”. Durante el viacrucis del migrante, ningún alto funcionario del gobierno del FMLN estuvo presente o acompañando la iniciativa de la iglesia católica salvadoreña.

Quizás la imagen más fuerte del viacrucis sea la de una pintura del presidente estadounidense Donald Trump y dos jóvenes salvadoreños disfrazados, uno como la muerte y otro como un miembro del cártel mexicano de “Los Zetas”, una imagen que buscaba dar a entender que Trump se ha sumado a los peligros reales con que los migrantes se enfrentan todos los días.

Una pintura con el rostro del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue presentada en una de las estaciones del víacrucis, donde se pidió “que la política antimigrante cese, ya que se convierte en una amenaza más a los peligros de narcotráfico y muerte que los viajeros sufren”.

Fanny, una mujer trans, sostiene el afiche oficial del víacrucis convocado por organizaciones católicas que velan por el bienesatar de los migrantes en México y Centroamérica. Francisco, su nombre de nacimiento, menciona que su hermana menor tuvo que huir a Estados Unidos por las amenazas que recibió de parte de pandillas en el lugar donde vivían.

Santos Paulino (43), originario de Candelaria en Cuscatlán, sostiene una cruz que contiene los rostros de muchos salvadoreños que no lograron entrar a suelo norteamericano. Santos perdió a su esposa en el 2006, cuando ella fue abandonada por el coyote en el desierto de Arizona. Logró recuperar el cuerpo apenas el año pasado.

Uno de los jovenes que participaron en el víacrucis carga una pintura que simboliza los peligros a los que se exponen los migrantes que cruzan la frontera para llegar a Estados Unidos.

María Rivera, de 70 años, originaria de Nueva Trinidad, Chalatenango, menciona que tres de sus hijas migraron a Estados Unidos hace doce años. Ella llegó al víacrucis a pedir que todos nos amemos.

El paso de migrantes por tierras centroamericanas no disminuye a pesar de las políticas migratorias del gobierno del presidente Donald Trump. Las pancartas utilizadas en el víacrucis por los migrantes conmemoran a muchos que nunca llegaron a suelo seguro y que perdieron la vida a manos de las bandas que controlan las zonas de paso.

Imágenes de migrantes en su recorrido por las líneas férreas en México fueron presentadas en banner para concientizar sobre los riesgos obligados que muchos centroamericanos pasan en su huída, en busca de un mejor futuro.

La última estación del víacrucis contó con un breve sociodrama donde intervienen las fuerzas federales de Migración de los Estados Unidos y estigmatiza a los centroamericanos como pandilleros.

Un escapulario rodeado de sal es presentado durante el víacrucis organizado por diferentes organizaciones católicas en la Plaza Las Américas en San Salvador. El tema de los migrantes fue el tema central de la actividad.

Un actor envuelto en una sábana permanece en el piso de la Plaza Las Américas en San Salvador, mostrando cómo ocurre con muchos migrantes, que pierden la vida en su aventura por cruzar las fronteras que los lleven hasta Estados Unidos.

Las quince estaciones del víacrucis fueron representadas en todo el perimétro de la Plaza Salvador del Mundo en San Salvador. Al fondo, un vehículo militar y soldados salvadoreños observan el paso de los feligreses.

Una pareja de salvadoreños llevan un cartel con la imagen del tren ¨La Bestia¨, el cual es utilizado por muchos migrantes indocumentados que recorren México para llegar a Estados Unidos. El víacrucis reunió a un pequeño grupo de católicos que pidieron que la seguridad de los migrantes sea mejorada por los gobiernos del triángulo norte.

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