El Salvador, de nuevo, protagonista de una crisis constitucional
Donald Trump y Nayib Bukele han captado la atención mundial por explotar el límite de las capacidades excepcionales del Estado y por violar los derechos de las personas.
Donald Trump y Nayib Bukele han captado la atención mundial por explotar el límite de las capacidades excepcionales del Estado y por violar los derechos de las personas.
La Constitución de la República no es cualquier pieza de correspondencia que pueda cambiarse abruptamente con una dispensa de trámites.
En el último día de trabajo, la Asamblea Legislativa saliente cambió las reglas para reformar la Constitución de la República. Esta modificación permite que una misma legislatura, ahora en control absoluto de Nuevas Ideas, apruebe y ratifique una reforma constitucional.
Leer la Constitución no es delito. Defenderla tampoco. Nadie debería perder su libertad, como le ocurrió por unos días al escritor Carlos Bucio, por estar en contra de lo ilegal. Nadie debería ser perseguido por pensar distinto, por cuestionar.
Además de cuestionar que el GOES invierta cinco años más en tintes capilares, hay que vigilar la sensatez de las interpretaciones de ley.
De cómo se convirtió la “prohibición” de reelección inmediata del presidente en un “derecho” a ser reelecto inmediatamente.
Interpretar la Constitución no es exprimir conclusiones del fragmento de un artículo. abstrayéndose de la historia y del resto de disposiciones.
A lo mejor lo reflexionen en un futuro, cuando, quizás, sean ellos los que reclamen las garantías y los derechos que ahora no les interesa proteger.
La Sala de lo Constitucional impuesta por el oficialismo, con interpretaciones contrarias a cuatro artículos de la Constitución, allanó el camino para que el presidente Nayib Bukele pueda buscar la reelección en 2024.
El abogado estadounidense señala que un Gobierno que está rompiendo el orden constitucional no tiene la solvencia para impulsar una reforma constitucional. Alerta de otras amenazas en el proyecto del Equipo Adhoc.