El sentido común se entiende como las creencias generales de una sociedad sobre lo que es razonable. Por lo tanto, es de sentido común afirmar que si la población humana se divide casi igualmente entre mujeres y hombres, y los derechos humanos se definen como aquellos inherentes a la persona, sin distinción, tanto mujeres como hombres deben ser reconocidos como sujetos de iguales derechos. Entender lo contrario parece absurdo. No obstante, resulta que aún en el año 2019 decir esto sigue considerándose radical.
Resulta aún más radical cuando la igualdad se traslada al ámbito de la representación en los espacios de toma de decisiones. Por lo que la voz de más de la mitad de la población ha quedado fuera del debate público sobre los principales temas que le afectan directamente. Ante esta realidad, urge incrementar la representación de mujeres, especialmente en El Salvador.
La representación política es un derecho, pues garantiza que los intereses de diversos grupos sociales sean tomados en cuenta en la definición de las leyes, políticas públicas y, en general, en el quehacer del Estado. En los sistemas democráticos, o en aquellos que como El Salvador aspiran a ser democráticos, la representación se garantiza principalmente con la universalidad del voto.
A pesar de que el sufragio de las mujeres se reconoce desde 1950 en el país, aún no hemos alcanzado plena representación de mujeres en política, debido a la presencia de factores socioculturales y económicos que limitan nuestra participación como electoras y como autoridades electas. En las elecciones de 2018, pese a que la Ley de Partidos Políticos establece una cuota mínima del 30% de las candidaturas municipales y legislativas, solamente el 11% de municipios eligió a mujeres alcaldesas y el 30.09% de las diputaciones fueron ganadas por mujeres en la Asamblea Legislativa.
Es importante lograr que cada vez haya más mujeres participando en todos los espacios de la vida pública y espacios políticos de toma de decisiones. Sin embargo, más allá de la mera presencia de mujeres en estos espacios, es fundamental hacer de la política una práctica a favor de los derechos de todas las mujeres y niñas, es decir: una práctica feminista.
Actualmente, nos encontramos frente a una situación de extrema violencia hacia las mujeres. Según datos de la CEPAL, El Salvador es el país con mayor prevalencia de feminicidios en América Latina[1]. Además, solo en el año 2017, 136 niñas menores de 19 años quedaron embarazadas producto de violaciones. Es primordial reconocer que esta amenaza a las mujeres es también una amenaza a la democracia, pues esta depende no solo de si hay suficientes mujeres participando activamente en la toma de decisiones, sino también de que la vida misma de niñas y mujeres no esté constantemente amenazada.
Para caminar hacia la igualdad, debemos transformar las relaciones sociales y las instituciones con estructuras misóginas y patriarcales. Debemos proteger la vida de las mujeres y promover su acceso a formación y recursos, que garanticen mayor participación no solo en el gabinete de gobierno, en la Asamblea Legislativa o en las alcaldías; sino también al frente de empresas, medios de comunicación, organizaciones sociales, universidades y centros de pensamiento.
Para lograr esto, debemos construir una agenda común a favor de las mujeres, apoyada por las mujeres en todos los partidos políticos y otros espacios de toma de decisiones. Solo a través de la unión y la acción colectiva será posible la transformación real.
La labor política de las mujeres debe sumar y construir cambios a partir de pactos. En un contexto político donde el respeto al disenso y la escucha activa al pensamiento del otro son cada vez más escasos, las mujeres en política tienen que generar espacios de diálogo y negociación, con solidaridad y sororidad. Es el tiempo de proteger la vida, la salud, la educación, el desarrollo y la participación de las mujeres, con una práctica política diferente a la que tradicionalmente se ha vinculado con el poder.
Es el tiempo de las mujeres.
[1] Datos publicados por el Observatorio de igualdad de género de América Latina y el Caribe de la CEPAL, consultados en https://oig.cepal.org/es/indicadores/feminicidio
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