House of the Dragon: El rey del Mar Estrecho

El hermano del rey ha vuelto. La princesa ha crecido en sabiduría, estatura y en gracia. Y el rey sigue pudriéndose y haciéndose de los enemigos equivocados. El cuarto episodio continúa madurando las condiciones para una guerra civil.

Foto Factum/Retomada de House of the Dragon

*Alerta de spoiler


Daemon, el hermano del rey, regresa tras ganar la guerra en el sur contra la Triarquía. Ha defendido con éxito las fronteras de Poniente. Vuelve coronado como rey del Mar Estrecho. En un acto de lealtad a su hermano entrega esa corona inventada al verdadero monarca: Carlos III… digo, Viserys.

Por su parte, la mano del rey, ser Otto Hightower, continúa su empeño en casar a la princesa Rhaenyra para alejarla de la sucesión. Pero el retorno de Daemon le mueve el tablero. Rhaenyra no solo rechaza a todos los candidatos que se le presentan. Ahora resulta que Daemon en su regreso ya no encuentra a una niña, sino a una mujer. Y como es propio de las incestuosas tradiciones Targaryen, entre tío y sobrina se enciende una chispa particular.

No sabemos qué es lo que verdaderamente pretenden Daemon y Rhaenyra en ese juego sexual. Recordemos que ambos se consideran legítimos sucesores y quieren sentarse en el Trono de Hierro, pero ahora tienen a un nuevo jugador amenazando sus pretensiones: el pequeño Aegon, primer hijo varón del rey y nieto de ser Otto Hightower.

¿Acaso Daemon y Rhaenyra buscan placer o poder? Aquí emerge obligada aquella frase que se atribuye a Oscar Wilde: «En este mundo todo trata sobre sexo, excepto el sexo; el sexo trata sobre poder».

La serie presenta ciertos cambios respecto al libro en el triángulo entre Daemon, Rhaenyra y ser Criston Cole. En “Fuego y Sangre”, el corazón de Rhaenyra se decanta por su guardia, y en esa relación Daemon juga un papel de mentor sexual de su sobrina. Su amplia experiencia en los prostíbulos de Lecho de Pulgas le acreditan como un pedagogo profesional para esas artes.

El punto es que Otto Hightower ve una amenaza en ese acercamiento entre Daemon y Rhaenrya. Pero el hombre es sagaz. Encuentra ahí mismo la oportunidad de asestar dos dragones de un solo tiro. Ser Otto informa al rey la relación impropia entre su hermano y su hija.

Así describe “Fuego y Sangre” la reacción de Viserys: «[Ser Otto] presionó excesivamente al soberano [en cuanto a que el sucesor debía ser su hijo varón], y en el 109 d.C., Viserys lo despojó de la cadena insignia de su cargo y nombró en su lugar al taciturno Lyonel Strong, señor de Harrenhal. ‘Esta Mano no me hostigará’, proclamó su alteza».

El domingo vimos al rey reprendiendo a su hija, exiliando a su hermano, y destituyendo a su mano. No hay episodio en que Viserys no se equivoque. Ser Otto Hightower ha sido la mano de dos reyes. Su experiencia y habilidad es tanto una oportunidad como una amenaza. Y eso depende de si se le ubica como un aliado o un enemigo. Viserys decidió colocarlo en el bando equivocado.

Hay un punto que en la serie no se explica mucho, pero es importante: la casa Hightower gobierna Antigua, una de las ciudades más importantes de Poniente y donde se ubica el Vaticano de la orden de los maestres. Los maestres son una suerte de monjes, científicos, médicos, historiadores y teólogos. En la serie Juego de Tronos vimos como tal a Samwell Tarly, aquel Sancho Panza de Jon Snow. Y también vimos colgando las cadenas de maestre a Aemon, aquel anciano ciego que vivía en el Muro, y que ya en su lecho de muerte nos enteramos de que se trataba de un Targaryen que en su juventud renunció al poder.

Pues ser Otto Hightower tiene vínculos muy cercanos con la orden de los maestres. Y eso le da un particular poder a través de la fe y el conocimiento que estos custodian.

Es por eso que en la última escena de este episodio vimos a un maestre ofreciendo un té a la princesa Rhaenyra. ¿Será acaso un particular veneno cuya receta únicamente conocen los maestres? Si es eso, no hay duda de que ser Otto, a pesar de haber sido despedido (o tal vez a causa de ello) continúa jugando el juego de tronos, ahora con piezas más agresivas.

El rey Viserys es un desastre. En el segundo episodio lo vimos equivocándose ante las amenazas de invasión de la Triarquía en Peldaños de Piedra y ante la afrenta de su hermano autonombrándose sucesor. En el tercero lo vimos equivocándose al violar el principio de que el poder que no se comparte se pierde. Y hoy lo vimos haciéndose del enemigo equivocado.

Tal vez el mensaje que nos deja este episodio es que en la vida hay que escoger a los amigos, pero hay que tener aún más cuidado y sabiduría para elegir a los enemigos.

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