De un lado de esta guerra entre Estado y pandillas hay un grupo de agentes que se hartó. Se cansaron de ser el blanco y sentirse desprotegidos por las autoridades. Tres policías, que buscan salir de El Salvador asilados, hablaron con Factum sobre el temor de ser asesinados por las pandillas.
Foto FACTUM/César Castro Fagoaga |
Uno de los agentes llegó a la oficina de Derechos Humanos poco después de que un pandillero le vació el cargador de su arma en un atentado casi fatal. Otro llegó cuando le gritaron -de día, en plena calle de su colonia- que lo iban a matar. Otra policía acudió a la misma oficina después de recibir una advertencia para que dejara su casa en quince días. A otro más lo fueron a visitar a su casa representantes de dos de las pandillas con un mensaje más o menos similar: váyase o lo vamos a matar.
Los cuatro denunciaron las amenazas ante la institución para la que trabajan: la Policía Nacional Civil. Los cuatro se sintieron abandonados cuando descubrieron que los procesos no caminaban. Los cuatro llegaron a esa oficina de Derechos Humanos, ubicada en San Salvador, para buscar una salida, asilo para ellos y sus familias.
“Estamos viviendo en una situación que estamos atemorizados todos… creo que la gente siente ya que esto no tiene solución. Si nosotros que somos el cuerpo de seguridad que deberíamos de cuidarlos estamos siendo atacados, ya para ellos ¿qué queda?”, dice, lapidaria, una de las agentes que decidió hablar con Factum.
Estas son sus historias.
Opina