Las vendedoras que sobreviven a los desalojos

Dos semanas después de haber sido desalojadas de edificios aledaños al Palacio Nacional, en el Centro Histórico, dos vendedoras aseguran que no han logrado vender nada en el Mercado Hula Hula. Esta situación no ha cambiado para otras comerciantes del Mercado Tinetti, quienes también fueron desplazadas hace más de un año del predio conocido Ex Biblioteca. Un urbanista que habló con esta revista explica que estos proyectos deberían ser participativos y tomar en cuenta a todos los actores.

Foto Factum/Natalia Alberto


Dos vendedoras esperan a que alguna persona se acerque al pasillo. Están en el segundo nivel del Mercado Hula Hula, ubicado en la calle Rubén Darío del Centro Histórico de San Salvador. Día tras día, desde el pasado jueves 2 de mayo, se levantan a las 4:30 de la madrugada, para movilizarse desde Ilopango, y abren las cortinas metálicas de su venta de hamacas y pantalones a las 8:00 de la mañana. Llevan dos semanas intentando vender, pero no han tenido suerte. 

“No vendemos nada aquí. A nadie le gusta subir hasta acá. ¿A quién le van a parecer bien los desalojos?”, dice Cilia Vásquez, quien hasta hace dos semanas vendía las hamacas y pantalones al lado del hotel El Palacio, a un costado del Palacio Nacional.

Local en el mercado Hula Hula de una venta de hamacas. El negocio fue reubicado al Hula Hula luego de los desalojos de locales del Hotel El Palacio el 25 de abril.

Interior del mercado Hula Hula, donde han sido reubicadas las vendedoras que fueron desalojadas el 2 de mayo. Foto Factum/Natalia Alberto

Según Cilia, sin tiempo ni explicación, la dueña del edificio les pidió desalojar. Todos los locales con ventas de la zona, que alcanzan 4,934 metros cuadrados, fueron demolidos. El Ministerio de Obras Públicas (MOP) no ha aclarado cuál es el proyecto en el que trabaja su personal, y se ha limitado a publicar en redes sociales que se encuentra “revitalizando” la zona. Cilia asegura que junto a ella otros cien vendedores fueron trasladados al Hula Hula.

Cilia y su hermana pagaban $850 mensuales por arrendar el local anterior y, según ellas, lograban vender lo suficiente para reunir lo del alquiler. La alcaldía de San Salvador les ofreció cobrarles hasta dentro de seis meses $200, pero las hermanas dicen que hasta ahora no han logrado juntar un solo dólar. 

El vacío del mercado Tinetti

Interior del mercado Tinetti, en el centro de San Salvador. Foto Factum/Natalia Alberto

El jueves 9 de mayo, una semana después de los desalojos, transcurre igual de desolado para Mabel de Navarrete. Pasan las horas, pero ningún cliente se acerca siquiera a husmear los accesorios para celulares que cuelgan a un costado de su puesto en el mercado Tinetti. Este parece habitado solamente por comerciantes. La diferencia con respecto a Cilia es que Mabel ya lleva un año sin vender casi nada. Dice que ni siquiera exhibe toda su mercadería en la pequeña caseta, porque teme que se dañe. 

Lo primero que Mabel recalca es que es viuda y tiene a su cargo a sus tres hijas y a su hermano con discapacidad. Pero tiene fe de que la situación va a mejorar.

“Vendo $1 o hasta $2. A veces, nada. La semana pasada me sentí tan contenta porque logré vender $10, pero fue el único día con suerte después de más de un año de estar aquí”, detalla, triste, porque paga por su puesto $11 mensuales. 

Mujeres vendedoras desalojadas venden en el mercado Tinetti desde hace un año.

Mabel, comerciante del mercado Tinetti, dice que con lo que vende no alcanza a completar ni lo del arrendamiento. Foto Factum/Natalia Alberto

Mabel fue desalojada de la concurrida calle Delgado, frente al ex cine Metro, donde siempre, según ella, lograba vender entre $20 a $30 diarios. Otros 700 vendedores fueron desplazados al mercado Tinetti, la mayoría provenientes del mercado ubicado en el llamado predio Ex Biblioteca, frente al mercado Ex Cuartel. Cuando llegaron, el lugar estaba oscuro, así que tuvieron que reunir entre todos dinero para comprar lámparas.

Según Mabel, el Tinetti o su casa  fueron las opciones que les dio el personal de la Alcaldía de San Salvador, mientras esperan la supuesta remodelación del predio. 

Lucila, otra vendedora, dice que decidió esperar el nuevo mercado que, hasta hoy, no ha llegado. Hasta hace un año y tres meses, vendía pastelitos y otros antojos típicos, pero ahora se ha asociado junto a su hermana Juana, quien también fue desalojada del predio Ex Biblioteca. Se dedican a hacer y vender piñatas, pero el dinero no les alcanza. Son las 3:00 p.m. y Juana acaba de volver de cuidar y limpiar la casa de un adulto mayor, a pesar de que está enferma de su columna. Para ella, los cambios en el Centro Histórico son para los turistas o “las personas que tienen (dinero)”. 

“Me parece bien que pongan orden, pero tampoco deben dejar de lado a los pobres, porque debemos producir para los niños y los ancianos”, opina Juana, junto a una piñata a medio hacer.

Mujeres vendedoras desalojadas venden en el mercado Tinetti desde hace un año.

Fachada de la venta de piñatas de Juana en el mercado Tinetti. Foto Factum/Natalia Alberto

El 13 y 14 de abril pasado, la Alcaldía de San Salvador desalojó a más de 250 vendedores informales de la Avenida Cuscatlán, al Sur del Centro Histórico. Desde entonces, algunos comerciantes despojados deambulan con sus ventas en el centro, a riesgo de que el personal del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) se las decomise y luego tengan que pagar una multa. 

Desesperada, Mabel se arriesgó una vez y salió a la calle a vender, pero dice que un miembro del CAM la amenazó con decomisar los accesorios para celulares y tuvo que irse. No volvió a intentarlo.

Revista Factum intentó entrevistar u obtener una declaración de la Alcaldía de San Salvador; sin embargo, el jefe de la oficina de Comunicaciones Julio Rosales no atendió a las llamadas ni a los mensajes enviados. También se envió un correo electrónico a la Autoridad del Centro Histórico, a la dirección ventanillaunica@centrohistorico.gob.sv, pero tampoco hubo respuesta. La periodista fue a la oficina administrativa del mercado Hula Hula el pasado 14 de mayo para gestionar una entrevista, pero el gerente Enrique Erazo dijo que se debía gestionar con Comunicaciones de la alcaldía.

¿Revitalización para quién?

“¿Quiénes son los beneficiarios (del reordenamiento)?”, se pregunta el arquitecto y urbanista Jorge Regazzoli. “Cuando estas intervenciones se hacen de manera excluyente, son los grandes capitales los que se benefician de las nuevas dinámicas económicas que se generan y de la plusvalía que adquieren los inmuebles”, explica el urbanista.

Regazzoli opina que lo que está sucediendo en el Centro Histórico es lo que se conoce como una operación urbana: un conjunto de inversiones públicas y privadas enmarcadas dentro de un plan para revitalizar un sector de la ciudad y que normalmente parten de un proyecto detonante, en este caso, de la nueva Biblioteca Nacional de El Salvador, por una donación de $54 millones por parte de China.

Para el arquitecto, este tipo de intervenciones deberían tomar en cuenta a todos los actores, para no causar daños a los pequeños sectores económicos, que ahora están siendo desplazados.

“Estamos esperando a todos nuestros clientes en el Mercado Tinetti”, se despide sonriente Mabel, al lado de su venta de accesorios para celular, en el vacío mercado Tinetti.

 

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