El comercio informal languidece en el centro histórico

El primer fin de semana de marzo fue el último para centenares de vendedoras de la 4a calle poniente y alrededores, en el centro histórico de San Salvador. La alcaldía insiste que pueden buscar un puesto en los mercados pero las vendedoras aseguran que no hay espacios ni futuro para ellas.

Texto y fotos/Natalia Alberto


Aquí empezó mi abuela, mi mamá, aquí nací yo, aquí nacieron mis hijos y ahora aquí andan mis nietos”, comentó una vendedora de zapatos artesanales de 50 años de edad, la noche del sábado 1 de marzo. Cinco generaciones de su familia han vivido de este negocio sobre la 5a avenida sur en el centro histórico de San Salvador, un puesto informal que dejó existir. 

Fueron las últimas horas de centenares de puestos informales en la 4a calle poniente de San Salvador, entre la 5a y 7a avenidas sur. La alcaldía de San Salvador les avisó el pasado 26 de febrero que tenían 72 horas para desalojar los puestos. A escasos metros, en la calle Rubén Darío, los nuevos adoquines, luminarias y negocios remodelados anuncian un centro histórico diferente, uno que no tiene espacio para las vendedoras informales.

La mujer, que prefiere no ser indentificada, cuenta brevemente su historia mientras permanece sentada en una silla. Dos hombres desmantelan el puesto donde vendía. Aún no había quitado el pequeño rótulo que dice “Calzados Nohemy, calzado de vestir, casuales escolares…”. Atrás de ella, sobre el pavimento, había apilado al menos 20 sacos de mercadería. “No sé cómo va a caber todo esto en mi casa”, dice riendo. 

Aún no está segura dónde reubicará su negocio pero su plan es postular a uno de los espacios que la alcaldía supuestamente ofrece en el Mercado Hula Hula, situado a pocos metros de los puestos informales. Suspira y dice “a ver si cumplimos los requisitos”. 

“Cachada por motivo de desalojo” se escuchaba en varios puestos durante la mañana del sábado 1 de marzo. El movimiento de la gente era usual. Lo que no era usual eran las ofertas de los vendedores quienes anunciaban “cachadas” u ofertas. Un precio menor que el normal para vender la mayor cantidad de producto antes de irse y desmontar sus puestos.

Esta mujer de 78 años ha vendido en el centro cerca de 60 años, según recuerda. Desde la mañana del sábado su hija y su nieto comenzaron a sacar la mercadería del pequeño puesto en el que vendían zapatos sobre la 4a calle Poniente y 5a Avenida Sur.

Desde el sábado 1 de marzo muchos vendedores empezaron el proceso de desmantelamiento mientras algunas personas aún sacaban su mercadería.

Ella y centenares de vendedoras han dejado sus lugares de trabajo debido a la “Fase 5 Etapa 2 del Plan de Revitalización del Centro Histórico de San Salvador”, el proyecto de la alcaldía de San Salvador, respaldado por el gobierno central, que ha intervenido en al menos 15 hectáreas en el corazón del centro histórico. 

La intervenció ha desplazado a vendedores informales pero también a pequeños comerciantes que no cumplen con la nueva estética del centro, que ahora prioriza hoteles, restaurantes y cafeterías. Edificios históricos han cambiado de dueños. La familia presidencial e inversores extranjeros en criptomonedas son parte de los nuevos dueños del centro, según investigaciones de Factum y otros medios de comunicación.

Las ventas informales han sido desalojadas de la 5a avenida sur, la 7a Avenida Sur, la 9a avenida sur, la 4a calle poniente, la 4a calle oriente, la 6a calle oriente, la calle Gerardo Barrios, el pasaje Colombia y el pasaje Guatemala.

Irving Rodríguez, jefe de la Unidad Técnica del Comercio en el Espacio Público (UTCEP) de la alcaldía de San Salvador, dijo a Factum la noche del sábado 1 de marzo que “esta es una área bastante grande de intervención, nunca hemos hecho una intervención como ahora”. 

Los vendedores y vendedoras sabían que pronto debían desalojar sus espacios, desde el 26 octubre de 2024, cuando la alcaldía les notificó que estos espacios serían los próximos en ser intervenidos.

Ante ello, una comisión de vendedoras acudió a la Asamblea Legislativa el 30 de octubre de 2024 para solicitar un plazo de 60 días, después de fin de año, ya que muchas habían adquirido préstamos y mercadería para vender en la temporada navideña.

“Esperamos en Dios que todo salga bien. Las demás fracciones nos han recibido, sólo Nuevas Ideas no nos ha recibido”, comentó un comerciante después de la reunión. “A quienes les dimos el voto muchos de nosotros son los que ahora nos dan las espalda”, agregó en esa ocasión otra vendedora. 

Los comerciantes contrataron personas para desmontar sus locales y los materiales que no se lograban rescatar se vendíeron como chatarra.

Rosa es vendedora ambulante que solía mantenerse sobre la 9a Avenida Sur. Alrededor de las 9 pm del sábado abandonó su lugar. “No he vendido nada todo el día”, comentó.

Heidi y su primo durante la mañana del 1 de marzo, el último día que vendieron en su puesto que para la noche ya era escombros. Ella vendió sobre la 4ta Calle Poniente durante 25 años,. Dice que aquí crió a su hijo de 21 años y a su hija de 15.

Irving Rodríguez, jefe de la Unidad Técnica del Comercio en el Espacio Público de la alcaldía de San Salvador, visitó las zona en la noche del sábado junto a su equipo de comunicaciones y agentes del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM).

La alcaldía concedió la petición de dejarles vender la temporada de fin de año y fue hasta el 26 de febrero que las comerciantes recibieron la notificación de que el domingo 2 de marzo sería el último día para desalojar y desmontar los espacios. 

“Los comerciantes van a entregarle a la ciudad y a la municipalidad el espacio público para garantizar que se puedan desarrollar proyectos de recuperación en el Centro Histórico. Adicionalmente, nuestro compromiso como municipalidad es asegurar que luego no habrá actividad comercial estacionaria ni ambulante en esta zona”, dijo Rodriguez en el comunicado de prensa. 

Como alternativas para las comerciantes afectadas, la alcaldía supuestamente ha habilitado el Sistema Municipal de Mercados, entre los que figuran el Hula Hula, Mercado Central, La Tiendona, entre otros, para postular a alguno de ellos y ser reubicados. Sin embargo, para muchos estas opciones no entran en sus posibilidades. 

“Dígame, ¿cómo voy a tener para pagar un puesto en el Hula Hula?” se cuestiona una vendedora de frazadas que tiene 32 años, su edad, de vivir y estar en el centro. “¿Por qué cree que la gente no quiere irse para ahí? Es que no se vende”. 

La vendedora dijo que, después de dejar su puesto sobre la la 4a calle Poniente, su plan es seguir vendiendo de manera ambulante. Y agregó: “prefiero correr del CAM que morir de hambre, ¿cómo le digo a mi niño que no hay para comer?”

El Comité de vendedoras acudió a la Asablea Legislativa el 30 de octubre de 2024, con la intención de pedir prórroga del desalojo al menos hasta después del 31 de diciembre, al final de la temporada navideña. La diputada de Vamos, Claudia Ortiz, y su suplente, Cesia Rivas, las acompañan en la oración.

Los vendedores no tuvieron respuesta de la Asamblea, pero la alcaldía de San Salvador les concedió la prórroga y les notificó a finales de febrero que tenían hasta el 2 de marzo para desalojar las calles.

Al rededor de las 8 de la noche del domingo 2 de marzo, el último día que la alcaldía dio para dejar la zona, aún había gente desmontando y sacando chatarra.

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