Una mujer de 70 años viaja todos los días desde un cantón de Panchimalco a los alrededores del Mercado Sagrado Corazón, zona intervenida en la fase 4 del proyecto de revitalización del centro. Ella asegura que en dos ocasiones el CAM intentó quitarle la venta, pero otros comerciantes intervinieron para evitarlo.
Los más tristes del Centro Histórico
Los vendedores informales desplazados del Centro Histórico muestran la otra cara del reordenamiento. Su economía y la de sus familias dependían de lo poco que conseguían con sus ventas en las calles. Muchos creen que la alcaldía los está desplazando para entregar el centro de la capital salvadoreña a los inversionistas extranjeros.
17 de abril de 2024
La alcaldía de San Salvador inició el 13 de abril la fase 4 de revitalización del Centro Histórico y en un solo fin de semana desalojó a los comerciantes informales de 16 cuadras, entre la Avenida Cuscatlán, 8° y 10° Calle Poniente, y 1° Avenida Sur.
Varios vendedores que fueron despojados de esos espacios ahora son errantes. Deambulan con sus ventas en los alrededores del mercado Sagrado Corazón, la iglesia El Calvario y frente al Mercado Central. La mayoría de los vendedores con los que conversó Revista Factum son personas de la tercera edad o rondan los 50 años. Ellos relataron que desde finales de 2023 los camiones del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) los acosan y los despojan de sus ventas. Si les decomisan la mercadería, deben ir a la bodega del CAM y pagar una multa. Cuando la pagan, el CAM no les entrega ningún comprobante.
“Más de 250 comerciantes por cuenta propia continúan con la movilización para liberar los espacios de calles”, publicó la alcaldía de Salvador en su cuenta de X.
Varios desplazados del Centro Histórico, en cambio, aseguran que el desalojo no fue voluntario: “Los del CAM nos decían que a algunas mujeres las iban a mandar al asilo, a otras nos dijeron que nos podían enviar a Cárcel de Mujeres; a los hombres, al Penal de Mariona”, relataron dos mujeres a un costado del mercado Sagrado Corazón.
Un hombre de 60 años que vende ganchos dice que en el mercado Central no hay espacios para ser reubicados, como ha afirmado el alcalde Mario Durán. Él ha trabajado toda su vida en el Centro Histórico. Para él, como para muchos vendedores, el ambiente se ha vuelto desalentador porque no les permiten la informalidad y tampoco pueden encontrar empleos formales. “Ya con hambre, la gente va a empezar a robar”, afirmó.