Fallas del Sistema: “Si le quitas la poesía, el corazón y las cosas importantes, es como que mataras al movimiento punk”

El tercer domingo del pasado mes de noviembre, la legendaria banda mexicana de anarcopunk, Fallas del Sistema, se presentó por primera vez en El Salvador. Fundada en 1992, Fallas del Sistema es una leyenda viviente de la escena underground latinoamericana y mundial y referentes obligados del hardcorepunk y el crust de la región.  Horas antes de su presentación, el  vocalista del grupo, Benjamín Quirarte —mejor conocido como Min o Benjamín Q.— nos concedió la siguiente entrevista.

Fotos cortesía de Ricardo Nerio


Min tiene 47 años. A simple vista parece un adulto promedio. Nada extravagante en su ropa, incluso su corte de cabello es bastante tradicional. Su mirada guarda cierto brillo de inocencia y a la vez transmite bastante seguridad y cordialidad. Lo encontré vendiendo merch. Después de presentarme, lo invité a tomar un licuado de frutas cerca del bar donde haríamos la entrevista.

Su ingreso a la banda fue en 1995, “cuando Fallas dio el giro más político, más libertario”. Luego de regresar de Estados Unidos, donde vivió por algunos años, periodo en el que conoció a otros grandes del género: Los Crudos. En los ochenta fue de los pioneros del punk anarquista en  la ciudad de Guadalajara. Su formación académica abarca la música y la informática. Por lo mismo su acercamiento al punk no fue por el sonido, sino por sus letras.

Cree firmemente en las ideas libertarias y la organización. Dice que ningún tercero va a resolvernos nuestros problemas. Es un interlocutor inteligente y sereno, abierto al debate. Hablar de música con él es, básicamente, hablar de política. Por eso en la entrevista que sigue la plática gira en torno a sus ideas.

Encontramos a Benjamín Quirarte preparando la ‘merch’ que estaría a la venta en su concierto en El Salvador. Foto cortesía de Ricardo Nerio.

Con un cuarto de siglo de historia, Fallas al Sistema visitó por primera vez a El Salvador. Foto cortesía de Ricardo Nerio.

¿Cómo te interesó el punk rock?

Al anarquismo me acerqué por el movimiento punk rock. Y al punk me acerqué por las letras. Las primeras bandas de punk que escuché no me gustaron. Yo estaba estudiando en la escuela de música. A nosotros nos enseñaban las cosas cuadradas. Cuando escuché a una de las bandas —que ahorita es una de mis favoritas—, los Dead Kennedys, pensé: «no saben tocar, no saben cantar, tienen la voz como que está jugando. No… no». Por las cosas que me decían en la escuela. Después te vas enterando de que la música es sencilla porque el punk cuando nace lo que quería hacer es darle voz a los que no tenían voz. Que aunque no fueras músico, aunque no tuvieras muchos años con un instrumento, pudieras aprender en dos meses a afinarlo y dos o tres tonos y hacer una canción. Eso es algo muy importante dentro del punk rock, dar una voz para que cuentes lo que hay a tu alrededor y tus sueños. Eso es algo muy importante que después entendí. La música no es sencilla porque se mofen de los grandes músicos ni nada de eso, sino porque es importante darle voz a todos y la única forma en que se les puede dar, por medio de la música, es haciéndola sencilla y básica.

Cuando me empezó a gustar fue cuando escuché el punk rock en español. Una de las bandas que escuché fue Masacre 68. Escuché lo que decía la canción “No estamos conformes”. Y luego otras canciones de bandas españolas, que contaban lo que sucedía en sus barrios y eso mismo estaba sucediendo en mi barrio, y por eso me enamoré del punk rock. Más que por la música, por las ideas y por cómo contaban las cosas, a veces crudas, a veces de una manera muy inteligente, pero directo y decían lo que estaban viviendo. Ahí es como me empecé a interesar en el anarquismo. Yo cuando me fui a Estados Unidos ya era punk rocker, ya estaba intentando leer. Era muy difícil conseguir literatura anarquista. Digamos que el cuarto libro que traté de leer, porque estaba en inglés, hice todo lo posible por traducirlo y entenderlo. Tantas eran mis ganas de entender el anarquismo. Después encontré a la editorial Antorcha, por la que pude conocer el anarquismo mexicano. Cuando llegué a Estados Unidos ya estaba dentro del movimiento libertario y empecé a conocer a otra gente. Abrimos un centro social, hacíamos bastantes actividades y me metí de lleno.

¿Cómo fue tu ingreso a Fallas del Sistema? ¿Ya tenía la banda el ideario definido?

Ellos me invitaron a tocar. Yo llegué a México por pocos días y me terminé quedando. Para ese momento (1995) sus temáticas eran políticas, pero más generales. No eran una banda anarquista o anarcopunk. Da como una vuelta al meterse de lleno al movimiento anarcopunk porque en ese momento hubo como una erupción del movimiento. Ya en esa época algunos de los miembros de Fallas —y yo que empecé a formar parte de la banda— teníamos un colectivo que se llamaba: Colectivo Anarquista Apoyo Mutuo “Ricardo Flores Magón”. Así de grande se llamaba. Je, je. Teníamos bastantes actividades, teníamos grupos de estudio, estábamos en cosas de solidaridad, etc. Era más un grupo anarquista, pero hecho por puros miembros punks.

En México hubo como un corte entre generaciones y el movimiento anarquista podríamos decir que ya no existía, a pesar de ser uno de los países en donde fue más grande y fue de los primeros. La primera revolución antes de 1917… Bueno, tiene una tradición muy grande. Pero no encontramos a nadie en nuestra ciudad. Y casi en todo México no había. Con excepción de los de editorial Antorcha y algunos grupos que después fuimos conociendo poco a poco. Pero la gran mayoría a finales de los ochenta y principios de los noventa, de los que tenían las ideas libertarias, tenían actividades, cosas grandes, marchas, comedores populares, eran los punks, eran los jóvenes de las contraculturas.

Sos de la época en que los discos de punk muchas veces incluían fanzines con teoría política. ¿Cómo ves el uso del punk vaciado de contenido político?

Cuando algo que es muy importante porque trasciende la música lo achican, que nada más lo haces como una forma de diversión, pierde su belleza. Es decir, cuando tú escuchas un grupo que cuenta lo que existe alrededor de su ciudad, que cuenta sus sueños, que habla de poesía, sus miedos, etc., tú estás viendo las historias. Estás viendo las formas distintas de una fotografía. Pero cuando empiezas a escuchar la música que nada más habla de cerveza o habla de «sí, hay que divertirnos, que nos valga madre el mundo», en realidad pierde su esencia, su alma, su corazón. A mí no me gusta mucho ese tipo de música. Puede sonar bonito, pueden tocar muy bien, pero si quiero escuchar música que esté bien tocada me puedo poner a escuchar jazz.

En el punk rock una de las cosas importantísimas es que se vacía el alma ahí, que das tu corazón y cuentas los otros mundos que te habitan, cuentas unos mundos que no los ves en la realidad, pero que existen en tu mente, que has creado y lo dices de otra manera. Si le quitas la poesía, el corazón y las cosas importantes, es como que mataras al movimiento. Solo dejas el mood, y a veces ni siquiera bien tocado. ¡Al menos fueran buenos músicos! Porque no importara lo que dijeran, porque la música está maravillosa; pero a veces ni eso.

Benjamín Quirarte (derecha), vocalista de Fallas al Sistema, durante su concierto en El Salvador. Foto cortesía de Ricardo Nerio.

Por otro lado, algunos grupos autodenominados anarquistas son bastante superficiales en sus abordajes y no terminan de aterrizar sus ideas, ¿no?

Bueno, sí, existen. Cuando escuchas a una banda que está hablando de una manzana —por explicarlo de una forma sencilla—, pero luego ves la descripción y sabes que eso es una papaya o un plátano. Probablemente no conocen el anarquismo, no lo han leído, no lo han estudiado. El anarquismo a veces es difícil de entender porque existen muchas versiones. El 40 % de esas versiones te dice que es así, te dicen que es una manzana pero en realidad están hablando de una papaya o de otras cosas. Para entender el anarquismo, primero a los clásicos: Kropotkin, Bakunin, Ricardo Flores Magón. Hay que leer a los clásicos. Es muy importante, porque ahora hay algunos tipos de supuestos anarquismos que no son anarquismos.

¿Y qué pensás de la “antipolítica”?

Hace poco uno de los que son de los pensadores del anarquismo actual, Miguel Amorós, dio una charla en la que alcancé a participar antes de venirnos a la gira. En esta hablaba de lo que él llama El Ciudadanismo, una ruptura que hubo dentro de la tradición anarquista y las tradiciones de izquierdas, desde los setenta, ochenta y parte de los noventa, que son movimientos que ya no nacen de la vida, es decir, de los trabajadores, de agrupaciones importantes que están tratando cambiar su vida, sino que nacen de las lecturas nada más, o de la imaginación o nacen inclusive de otras muchas forma erróneas. No nacen de la necesidad, de la misma realidad. Él decía que esa fractura ha hecho que un montón de pensadores tengan este tipo de posturas que vienen del poder y que tratan de que a la gente no le importe nada y que tengan una posición cómoda. Él las llama algo así como ideas débiles, que lo que buscan es destruir todo, no estar de acuerdo con nada, y principalmente tienen la base del irracionalismo. Es decir: no estoy de acuerdo con esto, no estoy de acuerdo con aquello, no estoy de acuerdo con nada. Y de último te dicen que no se puede hacer nada y te llevan a una posición muy superficial, muy cómoda y que nunca hace nada en la vida, más que estar criticando. Estas ideas las vienen inculcando desde las universidades desde los setenta y ha pegado duro porque ya no hay movimientos grandes donde los trabajadores hablen de su realidad y busquen transformarla. Él hablaba de eso y creo que tiene razón. Hay muchas otras cosas, pero esta idea me parece importante porque dentro de los supuestos anarquistas hay muchos que tienen estas posturas. Es interesante cómo el poder ha entrado incluso en la contracultura y las universidades y en el pensamiento libertario.

Yo los escuché por 2005. En aquel momento me llamó la atención que ustedes hablaban sobre ecologismo,  vegetarianismo, aborto como derecho y feminismo. ¿Qué importancia tiene el ecologismo y el feminismo para Fallas?

Son tan fundamentales como la vida misma. El ecologismo de lo que habla es del respeto a otras formas de vida, habla de que es importante transformar las maneras en que nos alimentamos, cómo vivimos, cómo usamos la energía, etc. Que no destruyamos las cosas maravillosas que nos dan vida, que nos dan alimento, como la tierra y el aire. Es la vida misma, es importante para el anarquismo. Se podría decir que los anarquistas son de los primeros que empiezan a hablar de vegetarianismo, respeto a los animales y ecología. Antes, ellos se llamaban naturalistas. Dentro de esos había muchos que eran vegetarianos, muchos que buscaban formas distintas en esa época que no era tan atroz, la agroindustria.

El feminismo a veces se tergiversa mucho. El feminismo en realidad lo que buscaba y siempre ha buscado es las mismas oportunidades y derechos para la mujer, igualmente para el hombre. La mujer es más del 50 % de la humanidad, entonces debe ser algo muy importante. En la época cuando hicimos esta canción —“Pro-choice”— morían decenas de personas por abortos clandestinos. Ahora siguen muriendo, pero no tantos, porque ya hay otras opciones. A nosotros nos decían que estábamos en contra de la vida.  No, la vida no tiene que ver con estos grupos religiosos y fanáticos que incluso son terroristas, en el sentido de que asesinan a doctores, enfermeras, ponen bombas en los hospitales porque se están haciendo abortos. El aborto en un mundo como el que vivimos ahora, en el que cada cinco minutos es violada una mujer, muchas de ellas menores de edad, es una necesidad. Más que una necesidad, como lo dice la canción, es su derecho, con el que pueden controlar parte de su futuro. No son máquinas, no son reproductoras. A 22 años más o menos desde que hicimos la canción, las cosas han cambiado, la gente se ha concientizado.

Fallas al Sistema, durante su concierto en El Salvador, realizado a mediados de noviembre pasado. Foto cortesía de Ricardo Nerio.

Ustedes tienen más de 20 años de autogestión, haciendo música fuera de los grandes sellos discográficos. ¿Cómo lo han hecho viable?

Como grupo somos conscientes de que vivimos dentro del monstruo capitalista y por esa simple razón nos confrontamos diariamente. Nos confrontamos con el conflicto y la contradicción. Dentro de este escenario en el que nos desarrollamos tratamos de encontrar alternativas y nosotros decimos: hay muchas opciones para resolver las cosas. Siempre tratamos de usar la menos autoritaria, la más libertaria y la más autogestiva. Hay gente, por ejemplo, que no usa ciertas marcas, que dicen que no están de acuerdo con eso y no compran. Pero también hay gente que lo hace para presumir y para criticar a otros y eso nos parece fatal. La idea de que uno hace las cosas es por convicción propia, pero si otras personas no lo pueden hacer, está bien, no pasa nada. No quiere decir que porque tú no uses una marca de pantalón tengas menos contradicciones que quien sí.

Dentro de las opciones que hay, nosotros siempre tratamos de tomar la menos autoritaria y la más autogestiva. Y el anarquismo es eso también, es una forma de resolver cada problemática, resolver la vida y resolver a lo que nos enfrentamos en el capitalismo. No nomás son ideas, las ideas pueden estar ahí y son muy bonitas, pero de nada sirve que estén ahí y las estudies. Lo más importante es ponerlas en la práctica. Y ponerlas en la práctica significa confrontarte a diario con la contradicción.

¿Por qué seguir difundiendo sus ideas con Fallas del Sistema después de más dos décadas?

Para nosotros no son ideas, para nosotros son nuestra vida. Si yo no hubiera entrado en esta contracultura, tendría una vida muy oscura, muy triste. Dentro del movimiento y de la contracultura he encontrado a algunos de mis más grandes amigos. He encontrado muchos compañeros, muchos mundos, mucha fantasía, poesía y un chingo de corazón. Yo estoy feliz. Es decir, si me muriera dentro de poquito yo estaría muy feliz con la vida que he llevado. Antes éramos 10, ahorita en México probablemente somos miles.

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