La escenografía era excelente. Cientos de militares en perfecta formación, vestidos con sus uniformes de gala o trajes de combate relucientes, en un estadio vacío pero muy bien iluminado. Todo montado formalmente para la promoción de oficiales de las fuerzas armadas (FF. AA.) de 2020; pero en realidad para publicidad y, de nuevo, para ensalsar a las FF. AA. por parte de su comandante en jefe.
La toma de video de ese acto empieza cuando el presidente de la República entra en su vehículo, con la banda tocando, recibe el saludo oficial del alto mando y todas las tropas presentes, y sube al estrado presidencial. Queda claro quién es el protagonista del show, quién es el jefe.
Y el comandante en jefe empieza su discurso. Comienza dividiendo, sembrando cizaña: “Cuando no se requiere a la Fuerza Armada, nadie se acuerda de ella”. Muy rápido, pasa a su estrategia preferida, echar la culpa a otros. Y para ello toma un paso más en el socavar los avances de la democracia que se habían logrado en las últimas décadas.
El presidente hace algo audaz, pero muy grave para nuestra democracia, desprestigia los Acuerdos de Paz. Se refiere a ellos como “unos documentos mal llamados acuerdos de paz, con los cuales nos hacen creer que habíamos alcanzado la paz. Era mentira”. Y alli empieza él a transformar la historia para culpar a otros.
Esa “mal llamada paz” no fue más que una herramienta, primero de Arena y luego del FMLN, para saquear. Esa paz fue saqueo, dice el presidente. Duro oír eso para los 75,000 muertos y sus familiar. Sus muertes fueron en vano según eso. Duro para las FF. AA. y esos militares que se están graduando que podrían, basado en ese análisis del presidente, reflexionar que a ellos también los pueden utilizar en un futuro.
Pero lo más grave de esa afirmación del presidente es el desprestigio a los Acuerdos de Paz. Ellos son uno de los pilares fundamentales de nuestro sistema democrático postconflicto. Ellos son el inicio de una nueva era para el país. Con ellos se empezó un nuevo sistema democrático, una alternancia en el poder, una libertad de expresión, una separación de poderes, un acuerdo de nación para empezar una nueva senda en nuestra vida política.
Es cierto, los Acuerdos de Paz se quedan cortos, pero fueron un paso indispensable para construir un nuevo país y renovar esperanzas. Es cierto, el sistema no cambió con los acuerdos, pero empezamos a abrir camino por una senda diferente en la cual se estaban consiguiendo logros importantes en las últimas décadas. Se dieron también muchos fracasos y hubo muchos errores. La gran omisión de los acuerdos fue en el campo socioeconómico. Esa es otra lucha pendiente, pero que la debemos dar sobre la base de los acuerdos, no sobre la base de su destrucción.
Uno de los grandes logros de los acuerdos es el cambio en el papel de las FF. AA. Unas FF. AA. que se habían ocupado para fines partidarios e intereses de grupos y para represión se transformaron. Con los Acuerdos de Paz se creó la Policía Nacional Civil (PNC) para la seguridad y las FF. AA. para la defensa nacional. Estas dos instituciones alejadas de la política.
Pero las últimas acciones del comandante en jefe van en la vía de revertir lo anterior. Utiliza a las FF. AA. y a los cuerpos de seguridad para fines políticos, como lo sucedido el 9 de febrero en la Asamblea Legislativa o la utilización de la PNC para obstruir la función de los otros poderes del estado. Consolidar la sumisión de las FF. AA. y la PNC al presidente es lo que parece buscar Bukele con actos como el de la graduación de oficiales de 2020.
Para lograr lo anterior es que divide, señala de nuevo a los “mismos de siempre” y, parecería, a todos los que no apoyan al gobierno, de abandonar a las FF. AA. Pero termina el presidente diciendo que él será el que no permitirá eso. “El comandante en jefe no va a permitir que toquen el presupuesto” (de las FF. AA.) y les promete 100 dólares al mes más a cada oficial. Reconoce en ese acto de graduación que “las vidas de ustedes estan en mi responsabilidad”. “Yo les juro que voy a luchar por esa gloriosa Fuerza Armada”, dice. Es el comandante en jefe Bukele el caudillo redentor de las FF. AA.
Fuerzas Armadas que son, según el presidente, “pilar fundamental para lograr la paz”. Pero por las acciones del presidente en el último año, por ese discurso en la graduación de oficiales de 2020, por ese acto publicitario que significó esa ceremonia, más parece que el presidente lo que busca, ante un aislamiento cada vez mayor, es convertir a las FF. AA. y a la PNC en pilares fundamentales de su gobierno, aunque ello implique, incluso, desprestigiar los Acuerdos de Paz. Las FF. AA. no pueden olvidar que su deber es hacia la patria, que su juramento es cumplir y hacer cumplir la Constitución.
Todas las citas son del discurso del presidente Bukele en la ceremonia de graduación de oficiales de la Fuerza Armada de El Salvador de 2020.
*Mauricio Silva ha trabajado por más de 40 años en administración pública. Ha sido director y gerente de varias instituciones en El Salvador y experto en el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo.
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1 Responses to “Unos documentos mal llamados acuerdos de paz”
Pues claro que fueron una artimaña, para sacudirse a la fuerza armada y repartirse todo el poder sin que nadie los molestara…Se vió evidente en las pasadas elecciones:Cuando se habían visto los otrora enemigos aliarse y apuntar sus cañones hacia una tercera vía. Eso se acabó. ..estan a punto de perderlo todo y lo saben.