Durante la COP16, el Gobierno de El Salvador mostró que no tiene mucho interés en proteger su biodiversidad. Las ausencias injustificadas de la Cancillería en eventos de alto nivel, el bajo perfil de los funcionarios negociadores y el silencio absoluto ante la prensa así lo demuestran.
Foto FACTUM/Archivo
“Hay que decirlo claramente: no les interesa”. Amadeo Martínez, miembro del Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS), resumió así la participación del gobierno de El Salvador en la COP16 del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
El martes 29 de octubre, ocho días después del inicio oficial de la COP, se realizó un evento de alto nivel, en el que se esperaba la participación de presidentes, ministros y cancilleres, pero una de sus invitadas, la canciller salvadoreña, Alexandra Hill Tinoco, no llegó.
Tinoco fue programada para brindar una ponencia luego de las intervenciones de cuatro presidentes y un vicepresidente, entre ellos, el de Colombia, Gustavo Petro; de Armenia, Vahagn Khachaturyan; de Ecuador, Daniel Noboa; de Guinea Bissau, Úmaro Sissoco Embaló; además del secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Pero no asistió.
Se intentó conocer a través de una encargada de comunicaciones de la Cancillería colombiana si la funcionaria presentó algún tipo de justificación oficial para su inasistencia, pero no se recibió respuesta. También se le preguntó a la encargada de comunicaciones de la Cancillería salvadoreña, quien tampoco respondió.
La ausencia de la Canciller es apenas una pequeña muestra de la poca presencia de El Salvador en la cita más importante sobre biodiversidad a nivel mundial. Al mismo tiempo que El Salvador no delegó a ningún funcionario de nivel Ejecutivo para participar en las negociaciones –ningún ministro o ministra–, tampoco actualizó su Estrategia y Plan de Acción Nacional sobre Biodiversidad (NBSAP), no participó en reuniones clave donde se discutieron temas como mecanismos de financiamiento para lograr las metas del Marco Global, ni proporcionó datos básicos pedidos a través de una solicitud de acceso a la información.
Además, a pesar de los constantes intentos de este medio por contactar a una de las personas de la delegación, no fue posible obtener algún tipo de declaración o entrevista con los delegados asistentes para la COP16.
El Salvador tampoco estuvo presente en sesiones de negociación de alto nivel durante la COP16, según se comprobó en cada uno de estos pabellones donde se llevaron a cabo.
Precisamente, uno de los últimos eventos, en el que se hizo el lanzamiento de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD), de la Secretaría de Integración Centroamericana (SICA), ningún delegado gubernamental salvadoreño estuvo presente. Este lanzamiento, sin embargo, revestía suma importancia para el país, ya que CCAD será uno de los 18 puntos subregionales para la implementación del Marco Global de Biodiversidad, una hoja de ruta que se traza 23 metas para revertir la pérdida de biodiversidad que atraviesa el planeta.
El Salvador presentó cinco días antes del inicio de la COP16 dos metas nacionales, las que a su vez se relacionan con tres de las 23 metas del Marco Global. Estas metas nacionales definirán su posterior marco de trabajo para la construcción de su NBSAP, y son: la zonificación ambiental adecuada de su territorio para garantizar la reducción de la pérdida de biodiversidad (Meta 1); la conservación y recuperación de especies amenazadas y en peligro de extinción (Meta 4); y el uso sostenible de especies silvestres que estén amenazadas (Meta 9). Estos datos constan en la herramienta de seguimiento en tiempo real de la CBD.
Según esta misma herramienta El Salvador es, de hecho, el único país de Latinoamérica que no propuso ninguna acción relacionada con dos metas clave del Marco Global para garantizar la conservación de la biodiversidad, la 2 y la 3, y bajo las cuales los países se comprometen a restaurar el 30% de ecosistemas degradados y conservar y proteger al menos un 30% de las zonas terrestres, costeras y marinas.
Una semana antes del inicio de la COP16, la organización ambientalista salvadoreña Gaia El Salvador identificó al país como el segundo más deforestadodel continente americano, solamente por detrás de Haití, luego de un estudio realizado por ellos. El dato no es nuevo: hace 20 años, la oficina para la Alimentación y la Agricultura de las Naciones Unidas (FAO) publicó un estudio que ubica al país en la misma posición de deforestación y agrega que únicamente posee un 2% de cobertura forestal.
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