Cinco años no es ninguna nimiedad. Un lustro es lo que suelen tardar en publicar nuevos discos las bandas que hace tiempo abandonaron los garajes para tocar en estadios; las bandas que pasaron de desayunar cheetos y vodka a ser dueños de restaurantes lujosos y exclusivos; las bandas que resisten el resquebrajamiento de los cambios generacionales; las bandas que hacen que Roadrunner Records experimente un efecto Pavlov con billetes verdes. Slipknot tardó en asumirlo quizás, pero parece que por fin lo ha comprendido.
Con su esperado regreso discográfico –de la mano del álbum “.5: The Gray Chapter“–, Slipknot ha generado mucha discusión, en especial debido a la sensación de que su sonido se ha suavizado en exceso (entendiendo que suavizarse es el único exceso que está prohibido en la cultura headbanger).
Hay algo de cierto en esa acusación. El disco carece de la contundencia de sus entregas más violentas… si uno se queda solo con el acto perezoso de escuchar únicamente el tema de apertura: “XIX“, que suena a un track propio de bandas más abiertas a la experimentación con la melodía –como Korn, Il Niño, etc–; y no tanto al martilleo contundente que ha caracterizado siempre a Slipknot. Por ahí también los asiduos a oídos sangrantes también podrían lamentar el sonido blando de canciones como “Killpop” o “Goodbye”.
Sin embargo, si se resiste a la tentación de ceder a las primeras impresiones, se encuentra la recompensa, en especial con las rolas “AOV” –con ese tremendo estribillo de “We bury what we fear the most; approaching original violence– y con el primer sencillo del disco: “The Devil in I“, cuyo riff inicial y melodía principal definen qué es el Slikpknot de hoy… Esa amalgama vasta de sonidos que intentan capturar a la esencia de su ingeniería: el dolor y la rabia, perfectamente reflejado en el videoclip, y que no deberías observar a continuación si sos menor de edad… o susceptible a imágenes fuertes (aunque si es así, ¿qué demonios hacés leyendo una reseña sobre “Slipknot?).
“You and I can’t decide which of us was taken for granted
Make amends, some of us are destined to be outlived”
Recordemos que en 2010 la banda perdió a Paul Gray, el bajista y fundador del grupo (quien falleció debido a una sobredosis), un golpe que afectó mucho el proceso de creación del disco que daría continuación a “All hope is gone” (2008).
También es necesario aclarar otro cambio notable –aunque no decisivo– en la alineación: la salida del baterista Joey Jordison (el año pasado), para dar lugar a quienes muchos rumoran y algunos confirman es Jay Wienberg, el hijo del baterista de Bruce Springsteen (sí, leíste bien, el hijo del batero de The Boss).
“.5: The Gray Chapter” es un buen disco si se acude a él con la mente abierta, si se comprende que Slipknot es ahora una banda cuyo rango sonoro ha crecido de una manera directamente proporcional a la muerte del movimiento que les vio nacer. Tampoco es que sea un disco de villancicos pre-navideños. Aquí hay violencia –como debe haberla en ellos–, pero también hay muy buena melodías.
Mejores rolas:
- Lech
- AOV
- The Devil in I
Pudieron ser cortadas:
- The one that kills the least
- Goodbye
- Killpop
*El disco ya se encuentra disponible para su reproducción gratis en Spotify y Deezer, entre otras plataformas.
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