La “nueva oposición” aplaude a Bukele

Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano se venden ante la ciudadanía como dos nuevas alternativas de oposición política, aunque su discurso y sus votos en la Asamblea Legislativa reflejan una afinidad al gobierno de Nayib Bukele. Los dos movimientos políticos tienen otras cosas en común: se resisten a revelar quiénes son sus financistas y sus miembros más conocidos provienen de partidos como Arena o GANA.

Foto Factum/Gerson Nájera


Las escenas de cómo nacieron estos dos nuevos movimientos políticos se parecen mucho cuando las cuentan sus dirigentes: un grupo de amigos que tienen una misma opinión sobre la política actual un día están reunidos y de pronto se les ocurre hacer un nuevo partido. Otro día organizan la presentación al público y hacen una convocatoria. Para no aparecer pocos en las fotos, llevan a decenas de nuevos integrantes. Y los medios de comunicación registran el surgimiento de la nueva opción política. Aunque se cuidan de no dar detalles a la prensa de quién eligió los colores partidarios, ni cómo decidieron el logo, ni quiénes son sus financistas, ni cuánto dinero gastaron en sus presentaciones, ni cuánto invierten en publicidad. Así nacieron Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano, dos movimientos políticos que están en proceso de ser declarados como partidos por el Tribunal Supremo Electoral.

Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano tienen todavía más cosas en común: sus miembros más prominentes han sido o son funcionarios públicos, como diputados y alcaldes. La mayoría proviene de la disidencia y el transfuguismo de un partido político histórico: Arena, el partido de derecha que gobernó El Salvador dos décadas, de 1989 a 2009. Incluso, en el caso de Fuerza Solidaria, parte de su derivación se origina del rompimiento con GANA, que a su vez es un partido fundado por tránsfugas de Arena.

Los dos movimientos tienen por regla general llamarse de oposición, aunque sus discursos no sean de oposición. Al contrario, sus miembros aseguran que sus movimientos surgieron para dar un respaldo político al gobierno. Ser una oposición “constructiva”, concuerdan en este adjetivo. Y se promocionan como una alternativa alejada de los partidos antagónicos tradicionales como Arena y el FMLN. De hecho, sus objetivos, lo dicen ellos, pasan por seducir y arrancar seguidores a la oposición y no al gobierno, de quien se sienten aliados.

En entrevistas con miembros de los movimientos Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano, con una organización que hace contraloría de los partidos políticos, con un académico, con fuentes de partidos políticos y del tribunal electoral, se constató que el perfil de los nuevos grupos de oposición al gobierno de Nayib Bukele, reciclados de los partidos tradicionales, son una reconfirmación del bukelismo. O, visto de otra forma, son movimientos que buscan ser partidos políticos para servir al gobierno, aunque se autonombren como oposición.

“Hay cosas que vemos bien. Y los partidos podemos hacer conciencia de algunas cosas que se puedan mejorar, pero no con discursos antagónicos. Vamos a ser una oposición propositiva. Vamos a aplaudir lo que venga en beneficio de la población”, dijo Mauricio Vilanova, de Poder Ciudadano, en una entrevista con Revista Factum, en julio pasado. Él es el alcalde de San José Guayabal, un municipio del departamento de Cuscatlán, y fue elegido por octava ocasión en febrero de 2021 bajo la bandera de Arena.

Mauricio Vilanova, alcalde de San José Guayabal, durante la presentación de Poder Ciudadano. Foto: cortesía

Vilanova dice que su movimiento no surgió para entrar en conflicto con el gobierno. Y asegura que el objetivo de Poder Ciudadano es establecer una conexión de apoyo político con Bukele desde lo que él llama la oposición.

La postura del alcalde es similar a la de Rigoberto Soto, uno de los fundadores de Fuerza Solidaria. “Si usted de entrada, como se ha puesto Arena y el Frente, quiere boicotear al gobierno, son actitudes contra las que el gobierno también tiene derecho de defenderse. Defenderse ante esos ataques de esa oposición destructiva. Pero si usted dice: señor Gobierno, señor Ejecutivo, aquí están estos diputados de Fuerza Solidaria, trabajemos por el país, yo creo que cualquier gobierno va a decir: bueno, platiquemos y trabajemos”, dijo este político en una entrevista con Factum.

El último cargo público que ha ocupado Soto ha sido el de viceministro de Agricultura de Nayib Bukele. Él y Vilanova hablan de ser una oposición “constructiva”, de apoyo para el gobierno.

 La oposición política

Por definición, la palabra “oposición” significa “contrariedad o antagonismo entre dos cosas”, según el Diccionario de la Lengua Española. Pero el diccionario plasma para esta palabra otros dos significados relevantes. El primero habla de la oposición como aquella que, en los cuerpos legislativos, es una “minoría que habitualmente impugna las actuaciones y propuestas del Gobierno”. El segundo, todavía más revelador, define la oposición como “un conjunto de grupos o partidos que en un país se oponen a la política del Gobierno o al poder establecido”.

Eduardo Escobar, director de Acción Ciudadana, una organización que se dedica a hacer contraloría social del financiamiento de los partidos políticos, considera que los nuevos movimientos que han surgido y que se hacen llamar de oposición, como Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano, en realidad están más inclinados a ser grupos satélites del bukelismo. “Lo más evidente son las declaraciones públicas que han dado, que han dicho que quieren ser partidos que apoyen lo bueno que hace el gobierno”, dijo Escobar durante una entrevista para este reportaje.

El representante de Acción Ciudadana apunta que otra señal de que los nuevos movimientos no buscan oponerse realmente al gobierno de Bukele, además de los discursos, son las personas que los pronuncian. Se trata de políticos que, según Escobar, han sido muy cuestionados en el pasado y que han demostrado una conducta guiada por la conveniencia personal. “Este tipo de personas y sus movimientos, en caso de que llegaran a tener representación en los concejos municipales o en las diputaciones, no me cabría duda de que van a seguir el viento favorable, y ese viento favorable es Nuevas Ideas, es el gobierno”, aseguró.

Poder Ciudadano fue presentado en un hotel de San Salvador. Sus fundadores no revelan quiénes son sus financistas. Foto: cortesía

Este surgimiento de nuevos movimientos autonombrados de oposición podría responder a una transformación del sistema de partidos políticos, según analistas políticos. El académico Álvaro Artiga refiere que el debilitamiento y el desplazamiento de los partidos Arena y FMLN ha generado un “realineamiento” de electores de los otrora grandes partidos políticos. “Es ante eso lo que estamos, ante la verificación del traslado de electores de aquellos partidos a nuevas expresiones, comenzando por Nuevas Ideas, que se nutre de exmilitantes y exvotantes de Arena y FMLN, gente que se realinea hacia esa nueva opción”, dijo Artiga.

De hecho, Arena, que gobernó El Salvador durante veinte años, entre 1989 y 2009, y el FMLN, que gobernó durante otros diez años, de 2009 a 2019, perdieron el respaldo electoral de cientos de miles de salvadoreños. El partido Arena no pudo reponerse desde la derrota presidencial en 2009 y pasaron a ser el partido de oposición mayoritario. Aún lo es desde la Asamblea Legislativa, aunque mantiene un proceso interno de descomposición con frecuentes transfuguismos de alcaldes y diputados en cada período. El último registrado es el que ha dado vida al movimiento Poder Ciudadano.

El FMLN, mientras tanto, perdió el apoyo popular de forma gradual desde que ganó la presidencia en 2009. Desde entonces, tuvo que ceder la mayoría legislativa a la oposición arenera. En 2014 ganó la elección presidencial en segunda vuelta contra Arena y en medio de una negociación con pandillas. La debacle efemelenista inició en 2018, cuando perdieron la correlación de votos en la Asamblea Legislativa, y culminó en 2019, cuando cedieron la presidencia al nuevo gobierno de Nayib Bukele. En 2021, apenas lograron obtener cuatro diputados.

Políticos de Arena y del FMLN han estado involucrados en casos de corrupción. Foto: archivo

Ambos partidos que gozaron de respaldos populares mayoritarios durante treinta años se deterioraron por los constantes casos de corrupción de sus administraciones presidenciales, sus diputados y sus alcaldes, y por el descontento generalizado de un sistema partidario que no logró mejoras sustanciales para la población desde el final de la guerra en 1992.

Ese sistema de partidos que prevaleció en el pasado, para el académico Artiga, se está transformando en un sistema de partidos hegemónico: un gran partido con varios partidos satélites que sirven para dar la impresión de que existe competencia.

Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano todavía no son partidos políticos formalmente constituidos. Para conseguir ese estatus y poder participar en elecciones, deben cumplir los requisitos de ley que supervisa el Tribunal Supremo Electoral. Dos fuentes que trabajan en el tribunal y que pidieron que sus identidades no fueran mencionadas para este reportaje aseguran que el primer paso para que un movimiento se pueda constituir en un partido político es la elaboración de una escritura pública en la que se incluyan sus principios y sus estatutos. Y, luego, el paso más importante: juntar, por lo menos, cincuenta mil firmas de salvadoreños que apoyen la creación del nuevo instituto político.

No existe un plazo fatal para el proceso de formación de un partido, dicen las fuentes electorales. Sin embargo, para todos los movimientos que quieran competir en un evento electoral, deben estar legalizados como partidos políticos por el Tribunal Supremo Electoral antes de la convocatoria a elecciones internas que cada partido político hace para elegir a sus candidatos a presidente, a diputados o a alcaldes. Y esto sucede un año antes de cada evento electoral. El calendario electoral para 2024 aún no ha sido publicado por el tribunal, aunque las fuentes dicen que las elecciones de ese año serían, tentativamente, el domingo 3 de marzo.

Según un reporte del tribunal de principios de junio de 2022 sobre los partidos en formación, Fuerza Solidaria se encuentra en la fase de recolección de firmas. Mientras que de Poder Ciudadano no existen actualizaciones del tribunal sobre su proceso, ya que se lanzó al público a finales de ese mismo mes.

Fuerza Solidaria, otro de los movimientos que se presenta ante el electorado como oposición, está integrado por disidentes o tránsfugas de Arena y GANA. Foto: cortesía

 Los llamados “nuevos” opositores

Fuerza Solidaria se presentó como opción política en los primeros meses de 2022. Sus fundadores más reconocidos son Rigoberto Soto y Arturo Magaña. Soto fue diputado suplente de Arena por Usulután en el período 2006-2009 y llegó a ser diputado propietario, siempre con Arena, por otros dos períodos: en 2009-2012 y en 2012-2015. En esa última legislatura, se convirtió en tránsfuga de Arena y pasó a formar parte de “Unidos por El Salvador”, un grupo parlamentario de cinco tránsfugas areneros que pudo subsistir en la Asamblea Legislativa con el apoyo del gobierno de Mauricio Funes, de GANA y de los oficios del entonces presidente legislativo, Sigfrido Reyes, del FMLN.

Junto a Soto estuvieron Jesús Grande, quien también forma parte de Fuerza Solidaria en la actualidad, Adelmo Rivas, Claudia Ramírez y Sigifredo Ochoa Pérez, condenado a ocho años de prisión por peculado recientemente. Soto se integró después a UNIDAD, la fusión de los partidos PCN, PDC y GANA que lideró el expresidente Elías Antonio Saca para buscar la Presidencia en el año 2014. Saca fue condenado por lavado de dinero y otros delitos y se encuentra en prisión.

Cuando terminó la segunda legislatura de Soto en 2015, volvió a ser elegido diputado, pero esta vez con GANA, por otros dos períodos más: 2015-2018 y 2018-2021. Sin embargo, no concluyó la última legislatura, ya que Nayib Bukele lo llamó a formar parte de su gabinete de gobierno como viceministro de Agricultura y Ganadería en 2019.

El otro fundador de Fuerza Solidaria es Arturo Magaña, exmiembro del partido Arena. Magaña fue activista arenero durante 10 años antes de ser diputado propietario por Ahuachapán en el período 2018-2021. Siendo legislador, Magaña se convirtió en disidente de su partido Arena y pasó a formar parte de un grupo de cuatro diputados y un alcalde areneros que estuvieron alineados a Nayib Bukele. De aquel grupo de areneros bukelistas destacaron Magaña, Ernesto Muyshondt, exalcalde de San Salvador y procesado actualmente bajo acusaciones de negociar con pandillas, y Milena Mayorga, actual embajadora de El Salvador en Estados Unidos.

El diputado Arturo Magaña camina junto a su abogado  en el Centro Judicial Isidro Menéndez, el 5 de febrero de 2021, cuando era procesado como un diputado sin fuero por el homicidio culposo de un joven que murió durante un accidente de tránsito.
Foto Factum/ archivo

El 29 de agosto de 2020 por la madrugada, Magaña protagonizó un accidente de tránsito del que resultó muerto un amigo suyo que viajaba como pasajero en su vehículo. El exdiputado fue a los tribunales, pero no recibió ninguna pena, pues concilió antes con la familia de su amigo fallecido. Mientras fue diputado disidente de Arena, entabló amistad con Guillermo Gallegos, uno de los primeros tránsfugas de Arena en 2009 y fundador de GANA. Ahora, desde Fuerza Solidaria, el discurso de Magaña es contra el partido de Gallegos.

Los integrantes del nuevo movimiento Poder Ciudadano también son, en su mayoría, tránsfugas de Arena. Entre los rostros más reconocidos de este grupo están el alcalde Mauricio Vilanova y los actuales diputados Carlos Reyes, Donato Vaquerano y Jorge Rosales. Sin embargo, este movimiento está nutrido también por miembros del FMLN como los alcaldes Adonys Ortiz, de San Antonio Masahuat, y Nelson Quezada, de Tapalhuaca.

El diputado Carlos Reyes, por Cabañas, se estrenó en la Asamblea Legislativa como diputado suplente de Arena en 1997. Cuando entró como suplente en esa legislatura, su declaración de patrimonio fue de $570,306.91. Al principio de su penúltimo período como diputado, Reyes ya declaraba $1,684,548 como patrimonio. Casi el triple. Eso llevó a que la Sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia le abriera una investigación desde 2018. Desde el bukelismo, se criticaba que la investigación de Reyes no avanzaba. Esas críticas tomaron más fuerza desde que este diputado fue nombrado en julio de 2021 en la Lista Engel del Departamento de Estado de Estados Unidos, como un funcionario involucrado en corrupción y por lo que el país norteamericano le retiró la visa.

Reyes, quien venía de ser jefe de la bancada arenera desde 2018 y recién comenzaba el nuevo período en 2021, fue suspendido como miembro de Arena, aunque mantiene su cargo como diputado. Después del golpe al Órgano Judicial con el cual la Presidencia tomó el control total del Estado, Reyes fue exonerado de la investigación por supuesto enriquecimiento ilícito por la nueva Corte Suprema de Justicia impuesta desde la Asamblea Legislativa de Nayib Bukele.

Poder Ciudadano recién se estrenó a finales de junio de 2022 y se encuentra en proceso de formación. Este movimiento cuenta con políticos que la ley les prohíbe su participación electoral en 2024, por ser tránsfugas. Dos fuentes de partidos políticos de oposición y que tienen representación legislativa aseguraron para este reportaje que es posible que los diputados de Nuevas Ideas promuevan reformas legales para que los integrantes de Poder Ciudadano que han cometido transfuguismo puedan participar en las próximas elecciones. De cualquier modo, apuntan estas fuentes, estos movimientos no son opositores, sino aliados del bukelismo.

Los representantes de los dos movimientos se cuidan de no hablar de sus financistas. Factum cuestionó a Soto y a Vilanova por quiénes están detrás de sus movimientos políticos, pero no respondieron a esas preguntas. Ambos niegan, además, que sus grupos hayan sido promovidos o que incluso sean coordinados por allegados al gobierno de Bukele. Tampoco dicen estar ligados a Herbert Saca, primo del expresidente Elías Antonio Saca, de quien Revista Factum reveló entre 2018 y 2019 que fue el precursor del partido GANA, así como el operador político del expresidente Mauricio Funes para comprar votos de diputados en la Asamblea Legislativa. En 2020, el periódico El Faro reveló también una cercanía de Herbert Saca con el presidente Nayib Bukele.

Los medios de comunicación del gobierno de Bukele, en especial Diario El Salvador, ocuparon espacios para dar cobertura al nacimiento de Poder Ciudadano. Incluso el secretario de Prensa de la Presidencia, Ernesto Sanabria, escribió una columna de opinión para hablar de la “nueva oposición”, tras la aparición de Poder Ciudadano en el espectro político. “Vemos la aparición de nuevas alternativas. Algunas apuestan por las mismas ideologías fracasadas, otras entienden que el pueblo ya no vota por extremas, sino por aquellas que realmente están de su lado”, dijo Sanabria. Mientras que en otro artículo, días después, el secretario habla de la “aparición de nuevos movimientos” que están poniendo en “zozobra” a los partidos tradicionales “tricolores (Arena), rojos (FMLN), azules (PCN), entre otros”.

Para hablar del financiamiento de estos movimientos, Eduardo Escobar, apunta que los partidos en formación no son sujetos obligados en la Ley de Partidos Políticos de El Salvador, por lo que escapan a la fiscalización de sus financistas. De forma legal, comenta el analista, es imposible obligar a estos movimientos a que revelen quiénes son las personas que aportan el dinero para sus actividades. Sin embargo, el representante de Acción Ciudadana dice que otras autoridades como la Fiscalía General sí tienen facultades de oficio para investigar a estos grupos y descartar que sean utilizados para el lavado de dinero. Es una incógnita si la Fiscalía salvadoreña, a través de su Unidad de Investigación Financiera, tiene expedientes abiertos sobre estos partidos en formación.

Escobar, en todo caso, dice que, al menos por transparencia con la ciudadanía, estos movimientos deberían dar a conocer a sus financistas. Pero acto seguido se responde que es probable que ese acto de transparencia no sucederá.

Junto a estos dos movimientos que más presencia mediática han tenido en los últimos meses, se encuentran otros que también buscan conformarse como partidos políticos. Algunos ya se adelantaron en la carrera de convertirse en partido político, como en el caso del Partido Independiente Salvadoreño (PAIS), que al contrario de Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano sí se presenta como oposición ante el gobierno de Bukele. De hecho, su secretario general, Roy García, es perseguido por las autoridades del gobierno luego de que se revelaron conversaciones entre García y diputados de Nuevas Ideas para promover un transfuguismo en la bancada de diputados del partido de gobierno.

García es un empresario salvadoreño-estadounidense que apoyó al FMLN en el pasado y, más tarde, respaldó la candidatura presidencial de Nayib Bukele cuando este abandonó las filas efemelenistas. Sin embargo, García se apartó del movimiento bukelista durante la carrera presidencial de 2019 luego de que Bukele se asoció con el partido GANA, fundado por Antonio Saca, Herbert Saca, Mauricio Funes y legisladores tránsfugas de Arena en 2009, para alcanzar la Presidencia. García entonces fundó el movimiento PAIS, que ahora está constituido como partido político.

De hecho, PAIS recién retiró de la candidatura presidencial para 2024 a Gerardo Awad, un exmilitante de Arena que se salió de ese partido luego de buscar sin éxito la candidatura presidencial. García dijo que buscarán un candidato que salga de las bases de su partido.

Otros partidos en formación reportados por el tribunal son el Movimiento Auténtico Salvadoreño (MAS), cuyo coordinador, Douglas Recinos, asegura que no son afines al gobierno de Bukele y que, según él, sí son una opción genuina de oposición. Recinos es uno de los rostros visibles de MAS, creado entre salvadoreños residentes en Estados Unidos, Santa Ana y Ahuachapán. De hecho, su financiamiento proviene de salvadoreños de la diáspora y se identifican, según Recinos, como opositores por el descontento con los políticos actuales, incluidos los de Nuevas Ideas que lidera Bukele.

También están enlistados en el tribunal el denominado “i”, Somos, Fraternidad Patriota Salvadoreña y el Partido Republicano Juntos.

Los partidos que el tribunal registra como legalmente constituidos en El Salvador, aparte del oficialista Nuevas Ideas, son Arena, FMLN, Nuestro Tiempo y Vamos, que tienen representación legislativa y municipal y están perfilados como de oposición. Y también los partidos GANA, PCN y PDC, cuyos diputados actualmente conforman el bloque bukelista con Nuevas Ideas en la Asamblea Legislativa. Además están enlistados los partidos CD y Democracia Salvadoreña.

La aparente democracia electoral

El sistema de partidos políticos que predominó en México es ejemplar para pintar la escena política salvadoreña. Artiga recuerda que desde la revolución mexicana en 1910 y la constitución del Partido Revolucionario Industrial (PRI) hasta 1988, México no tuvo un régimen democrático. “Más bien tenía un régimen autoritario”, asegura el académico, pese a que siempre hubo una aparente oferta electoral variada.

“Para nosotros, el período 1910-1988 (de México) nos podría indicar el escenario que podría tener El Salvador. Es un escenario, no quiere decir que ya podemos decir que El Salvador tiene un sistema de partido hegemónico. Todavía falta. Hay que ver qué pasa en las elecciones y para las elecciones todavía falta un poco mas de año y medio. Estamos en un proceso, pero no hay duda de que hay un cambio en el sistema de partidos”, dijo Artiga.

Escobar aseguró que al régimen bukelista le conviene aparentar pluralidad partidaria, para hacer creer que existen los mínimos de democracia en El Salvador. Aunque en realidad estos partidos en formación no sean opciones reales de oposición, por su afinidad al gobierno. En todo caso, dijo que estas “nuevas oposiciones” buscan quitar el poco poder que aún tiene la oposición real y para ello su ofensiva territorial es reclutar las estructuras y bases de los partidos existentes.

Las últimas encuestas de opinión reflejan una contundencia electoral para Nuevas Ideas en 2024, cuando se llevarán a cabo las elecciones generales: presidente, diputados y alcaldes. Las nuevas ofertas como Fuerza Solidaria y Poder Ciudadano se perfilan, según los analistas, como satélites del bukelismo y competencia de la oposición. Su lucha, como lo apuntan los consultados, se enfocaría en los residuos de poder que deje el oficialismo. Mientras tanto, su carrera por la subsistencia se centra en la afinidad con el gobierno.

El pasado 19 de julio, la Asamblea Legislativa dominada por Nuevas Ideas aprobó una cuarta prórroga al actual régimen de excepción, por el que el gobierno ha recibido señalamientos de atentar contra los derechos humanos y de cometer detenciones arbitrarias en su promoción de guerra contra las pandillas. Los diputados de oposición en la Asamblea, de Arena, FMLN, Nuestro Tiempo y Vamos, no votaron a favor de la medida. Pero tres curules reportaron su aprobación al régimen de Bukele: los tres diputados del nuevo movimiento Poder Ciudadano.

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