Kenny Gilmore: “Quiero ser el Manu Chao africano”

Muy de vez en cuando, en la escena musical salvadoreña ocurren ciertos accidentes afortunados que dan vida a proyectos de alta creatividad. Uno de los más recientes responde al nombre de Gilmore Project-Mojo Band, una banda de música mestiza con fuertes influencias latinas, y que fue creada por el que quizás sea el único hombre que reside en el país y que es capaz de hablar chichewa.

¿Pero qué es eso de chichewa? Pues se trata del dialecto tribal que se habla –principalmente– en dos países muy distantes, ubicados en África: Zambia y Malaui. Y precisamente este último país es el que hace 36 años vio nacer a Kenny Gilmore, un músico al que no le alcanzan las páginas de su pasaporte y que ha encontrado –hasta el momento– en El Salvador el ancla para sus constantes viajes.

Kenny es el líder y fundador de Gilmore Project-Mojo Band, un grupo que cuenta con apenas 18 meses de existencia, pero que ya ha llamado la atención de muchos en nuestro país, ya que no es muy usual encontrar un cuarteto de músicos liderados por alguien cuyo instrumento principal es la armónica, y que navega en las agitadas aguas del blues, el jazz, el funk y la música latina.

Habla portugués, inglés, español y chichewa. En 2003 ganó un concurso de armónica en el estado de Luisiana, Estados Unidos. Compuso una canción que se llama “Cuba Libre”, pero asegura que no tiene ningún mensaje político. Vive feliz en un país en el que ya intentaron secuestrarlo y donde, para evitar un robo en su vivienda, debió convertirse en fiera subsahariana. Nació en África, pero su piel no responde al patrón del continente. Es hijo de un inglés y una estadounidense. Dice que quiere pasarse la vida entera viajando. Y también dice que quiere ser “el Manu Chao africano“.

Para lograrlo, eligió a El Salvador como base. Su nombre es Kenny Gilmore y Factum habló con él…

Hablemos un poco sobre vos. ¿Quién es Kenny Gilmore?

Básicamente soy un trovador del mundo. Siempre estoy viajando y tocando música. Eso comenzó desde hace mucho tiempo, cuando estaba muy joven, creciendo en África, en un país que se llama Malaui. Yo nací y me crié en Malaui, pero tengo varias nacionalidades porque mi papá es británico (de Inglaterra) y mi mamá es de Estados Unidos. Ellos se conocieron causalmente allá, gracias a un accidente de montañismo, escalando el Kilimanjaro (en Tanzania). Así que yo nací y crecí ahí, en África, con una cultura muy africana, pero siempre tuve una perspectiva muy internacional, quizás por tener esta mezcla de nacionalidades. Así que tuve siempre el deseo de viajar y conocer el mundo. Cuando cumplí 18 años, salí de África para vivir en Nueva Orleans, en Estados Unidos. Y aquello cambió mi vida. En ese momento solo tenía mi pasión por la música. No tenía ni idea de cómo tocar un instrumento. Entonces quise aprender. Nueva Orleans es una de las ciudades de Estados Unidos más musicales, especialmente para jazz, blues y funk. Entonces me establecí ahí, a los 18 años. Y casi la primera noche que estuve ahí, escuché a un grupo de jazzistas tocando. Y yo estaba tan emocionado por lo que estaba escuchando –una música improvisada con mucho sentimiento– que comencé a bailar en el bar. La gente decía: “¡Pero qué loco africano es este!”. A ellos les gustó mi baile y entonces me pagaron para que a partir de entonces los acompañara como parte del entretenimiento. Así que mi carrera en la música comenzó como bailarín.

¿En qué momento decidiste trascender eso y aprender a tocar un instrumento musical?

Después de un tiempo de estar bailando y disfrutando, decidí que había llegado ese momento de comenzar, pero yo no sabía nada sobre la música. Entonces aproveché un viaje que hice a Londres, Inglaterra. Allá hay un calle muy famosa que se llama Denmark Street, que tiene como 20, 30… 40 tal vez… ¡Quizás cincuenta tiendas de música! Así que fui hacia allá, buscando algún músico para tocar, aunque no tenía nada de idea. En ese tiempo yo apenas era un estudiante. No tenía mucho dinero, así que no pude comprar nada. Un saxofón o una guitarra eléctrica era algo muy caro. Yo estaba muy desilusionado por eso, pero saliendo de una tienda, vi que había un pequeño instrumento. Pregunté qué instrumento era ese. Me respondieron que era una armónica y que costaba solo diez dólares. Así que compré eso. Entonces regresé a Nueva Orleans, ya con mi instrumento. Y empecé a tocar en todo mi tiempo libre. Nueva Orleans es un lugar único en el mundo, donde esta concentrada mucha gente que toca armónica. Es un instrumento muy raro. Yo comencé solo porque ese fue el instrumento que me pude comprar, pero me gustaba mucho. Una vez, tocando en la calle, un músico me entrevistó y me preguntó si me animaba a tocar con él en su piso, pero con público. Yo tenía mucho miedo. Casi que ni podía tocar, por los nervios. Pero cuando toqué, me dijo que yo tenía un talento único para el instrumento. Así que me invitó a aprende música de jazz con él, en Nueva Orleans. Comencé entonces como armoniquista de jazz y me mantuve así por cuatro años, tocando hasta para ocho agrupaciones distintas y con más estilos. Esto ocurrió del 2000 al 2004. Por muchos años me mantuve viajando. Regresé un tiempo a mi país. Hice una investigación sobre la música de Malawi. Viajé otro tiempo a Londres y a Portugal, siempre estudiando distintas maneras de hacer música. Y de pronto me interesó mucho la música latina y decidí venir a El Salvador, hace ya tres años. 

Entre todos los países de Latinoamérica, ¿porqué elegiste a El Salvador?

Latinoamérica era algo nuevo y grande para mí. No tenía ni amigos ni familia por aquí. Entonces quise elegir un país que me sirviera de introducción a la cultura latina. El Salvador es pequeño, la gente es muy amable y permite aprender las cosas de una manera más fácil. San Salvador facilita las cosas a los extranjeros, porque se parece mucho a Estados Unidos en zonas como La Gran Vía o así. No fue muy difícil para mí acostumbrarme a esta vida, a aprender español, por ejemplo.

¿Y tenías algún contacto que te ayudara en El Salvador?

No tenía a nadie. No tenía nada de conocimiento, ni de español o de música latina. Solo tenía mi pasión por entender y aprender la cultura y la música en este lugar. Básicamente, soy una persona que cree mucho en la experiencia, si se quiere aprender sobre algo. Por ejemplo en la música hay gente que dice poder tocar blues, pero si nunca has visitado Estados Unidos, para mí no sabes tocar blues de manera correcta. Porque tienes que vivirlo. Y lo mismo pasa con la música latina. No puedes aprender música latina viendo vídeos solo de Youtube. Por eso estoy aquí en Latinoamérica, viviendo cómo es la cultura.

Tres años después, ya debes haber aprendido bastante sobre nuestra cultura…

Sí. Incluso ya estoy listo para presentar mis ideas. Por eso es que hemos lanzado ya mi primera canción latina. Es una canción que se llama “Cuba Libre” y que es una colaboración mía con un grupo de salvadoreños, y nos llamamos Mojo Band… Debo aclarar que no he estado totalmente los tres años aquí. Por un tiempo fui a Cuba.  Ahí estuve estudiando músicos, aunque para decirlo de una manera más correcta, ¡estuve molestándolos! Estuve siguiéndolos siempre, diciéndoles: “¡Enseñarme algo! Enseñarme algo!”. Así hice varios amigos, músicos cubanos que estudiaba cuando tocaban en sus conciertos en La Habana. Ellos me enseñaron muchas cosas.

Cuando regresé aquí, ya tenía la melodía de esta canción en la mente. Por eso se llama “Cuba Libre“. Es importante aclarar que la canción no tiene ningún mensaje político. “Cuba Libre” trata sobre la libertad que tienen los cubanos para expresar su cultura, en la música, el arte, el teatro, etc. Ellos siempre están haciendo cultura en todos lados, todo el tiempo.

¿Y cómo empezaste a relacionarte con los músicos en El Salvador?

Un día estaba aquí, en El Salvador, midiendo la escena. Fui a algunos conciertos en distintos lugares. Conocí a un guitarrista que le dicen “La Bruja” [Jorge Zarruk, del grupo Little Bird Bone] y que estaba tocando un poco de blues. Le pregunté si podía tocar con él. Vio cómo tocaba la armónica y se emocionó. Me presentó al dueño del bar y luego al dueño de varios bares como Zanzibar, Plaza Basilea, Torre Futura o Republik. Y entonces comencé a tocar con ellos, pero blues. Luego, hablando con el dueño del bar en Plaza Basilea, le pedí que me presentara gente que tocara música latina. Porque estamos en El Salvador, en Latinoamérica, pero todo el tiempo uno encuentra músicos que tocan bien otra música, como rock, pero no música latina. Aunque sí hay muy buenos músicos aquí, que hacen música latina, como un amigo que conocí y que toca en un grupo que se llama Los Remedios. Ellos me invitaron a tocar. Y poco a poco he ido estudiando los estilos. La música latina tiene unos movimientos sutiles que poco a poco he ido aprendiendo.

Contame cómo nació Gilmore Project-Mojo Band…

Hace 18 meses inició este proyecto.  Durante este tiempo solo ensayábamos y estudiábamos. Un día, Demetrio (uno de los músicos de la banda) estaba tocando con otro grupo en un café de Torre Futura y el dueño del lugar le dijo que ya estaba harto de las mismas bandas y las mismas canciones que solían tocar en el lugar. Le dijo que quería algo diferente, para rescatar el lugar. Entonces Demetrio le habló de mí y le dijo que yo manejaba estilos distintos. Así presentamos un primer concierto y decidimos formar un grupo completo. Esto ocurrió el año pasado, así que llevamos un año tocando en El Salvador. Nos llamamos The Gilmore Project-Mojo Band.

¿Quiénes forman la agrupación?

El guitarrista se llama Iván Demetrio. Él es muy talentoso. Ha tocado con muchos grupos y orquestas. Él es el guitarrista de Platinum Orquesta. El bajista es René Aguilar. También es muy bueno. Él está tocando como que muy funk, muy bien. Y en un comienzo estábamos tocando con un percusionista que se llama Luis Sáenz, pero se mudó hacia Colombia. Ahora estamos trabajando con un chico que se llama Max Perdomo. Ahora estamos mezclando un poco de blues, jazz y funk con música latina.

Hablemos un poco sobre la producción de “Cuba Libre”…

Sí, esta canción fue grabada en El Salvador, pero masterizada en Londres. ¿Conoces Abbey Road Studios? Donde estuvieron los Beatles. Pues yo la llevé ahí. Buscaba que quedara bien.

Para la grabación del video pensamos en algo para rescatar El Salvador también. La playa más turística del país es El Tunco. Muchos viajeros y surfistas pasan ahí. Así que quisimos identificarlo con este lugar. Desde el comienzo del video se ve claramente la roca.  Y al final se incluye la bandera de El Salvador. Grabamos unas escenas tocando en vivo en La Guitarra (del Tunco), que es un buen lugar. Pensamos no solo en nuestro proyecto. Quisimos mostrar también un poco de cómo es la música en vivo en El Salvador.

¿Cómo has visto la respuesta de la gente a su propuesta?

Siempre que presentamos una canción nueva tenemos una sensación en la que la gente se detiene. Como que hay un silencio, porque nuestra música es diferente, especialmente si son canciones originales. Luego, poco a poco la gente entiende la idea y terminan bailando y disfrutando. Nosotros creemos en eso: si la gente quiere bailar, pues puede bailar; si la gente solo quiere escuchar, también pueden hacerlo. Se necesita un nivel alto intelectualmente, pero también es un ritmo fuerte. La música latina es así, es un buen formato para eso. Posee un ritmo fuerte y a la vez mucho espacio para hacer frases melódicas y detalles sutiles. Cuando tocamos, la gente se siente en una fiesta. Tenemos mucha energía, pero siempre hay momentos en que la gente solo nos escucha, porque nos reconoce como algo único.

¿Qué tan cerca están de grabar su primer disco?

Para tener un disco necesitamos al menos unas diez canciones originales. De momento tenemos seis o siete canciones compuestas y que tocamos en vivo. A la gente les gusta. Vamos poco a poco para producir nuestro disco.

¿Cuáles son tus proyectos para el futuro?

Ahorita tengo un proyecto a futuro en el que quiero recolectar toda las influencias musicales que poseo. Un poco de música latina, música africana, blues y jazz de Estados Unidos, y hacer  un álbum con todo ello. Siempre estoy haciendo colaboraciones, pero este sería un trabajo como solista. Quiero hacer un álbum completo de mis propias canciones con esta propuesta de mezcla. Sería un álbum de folk rock, el género. Algo como Jack Johnson y Ben Harper, pero con más música del mundo. Quiero ser como el nuevo Manu Chao… ¡Un Manu Chao Africano! Algo de eso hay en el proyecto de un video de una canción que se llama “Life River“. El verano pasado estuve viajando por todo el mundo tocando una canción con muchos músicos de diferentes partes del mundo. Estuve revisitando Nueva Orleans, Londres, Portugal… Y estuve en Bolivia también. Luego voy a Sudáfrica a grabar esta misma canción con un coro. La idea es grabar en video la diferencia de distintos estilos musicales en una misma canción.

Si bien en El Salvador has encontrado en la música el combustible para el motor de tus viajes, me gustaría saber si has conocido el otro lado de la moneda del país, si has tenido alguna mala experiencia.

¿Mala experiencia? Sí, un par. La primera de ellas me ocurrió viajando en un taxi. Estaba discutiendo con el motorista por el precio. Y él se enojó e intentó secuestrarme. Comenzó a manejar muy rápido por la (carretera) Panamericana. Pero yo salté del taxi y logré escapar.

La otra experiencia mala me ocurrió mientras estuve viviendo un tiempo en una cabaña por El Boquerón. Buscaba un lugar tranquilo para componer más canciones. Entonces me estuve quedando un tiempo en la parte alta del volcán. Fue excelente, una bonita experiencia. Pero una noche escuché unos ruidos muy extraños afuera de la casa. Era un grupo de ladrones… Pero soy africano y eso no me asustó, así que los perseguí como un león. Creo que corrí con suerte porque yo tenía el elemento de sorpresa. Lo más chistoso es que mientras perseguía a uno de los ladrones sobre el techo de mi casa, patié sin querer la chimenea con mi rodilla derecha y grité muy fuerte. Al parecer el ladrón se asustó y saltó del techo. Quizás pensó que estaba loco… pero lo que pasó es que no vi la chimenea y grité por el dolor, como un grito de un animal… (sonríe). Pero me asustó lesa experiencia. Esa es la verdad.

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#Música