Concierto: La Vela Puerca

¿Cómo es un concierto del grupo uruguayo La Vela Puerca?

Pues diría que es algo muy similar al acto de rendición de una hinchada. Cánticos e himnos. Un afecto irracional al propulsor de la emoción. El placer de alentar sin necesidad de cancha reglamentaria. Canciones como un soundtrack de la marginalidad. Y el afán de querer reunirse con mellizos desconocidos que cambian la Y por la CH como signo de identidad.

Uruguay –junto a Chile– ha sido quizás el país que más y mejores bandas de rock alter/latino ha exportado en la última década: No te va a Gustar, El Cuarteto de Nos, Buitres y La Trampa, entre muchos más, dan testimonio del caso.

Y junto a ellos, La Vela Puerca es quizás una de las que más reconocimiento ha alcanzado. Por ello Factum eligió un concierto de LVP para reseñar en esta semana, y así narrar cómo se vive y cómo se asimila el espectáculo de esta banda.

Si usted ya llegó hasta este párrafo sin tener ℘Ω∏Δ idea de quién demonios es La Vela Puerca, lo invito a que observe el siguiente video… Y claro, luego continúe leyendo…  

El concierto de esta reseña ocurrió en México DF, el pasado sábado 8 de Noviembre, en la comodidad del “José Cuervo Salón“, un recinto pequeño que, por lo tanto, permite apreciar los detalles que los estadios esconden. Diez pasos adelante y saltabas con la hinchada de Peñarol o Nacional, dependiendo del gusto. Diez pasos para atrás y podías apreciar el concierto sin que el suelo se midiera en escala Richter, podías pedirle lumbre para un cigarro –o lo que hubieras logrado colar– a los técnicos que controlaban la consola de sonido.

Afuera del lugar, previo a la hora de la convocatoria, transcurría con calma el acceso al salón. Y ya adentro, una pequeña tienda de merchandising oficial vendía gorras a $13 dólares, camisetas a $18 y vinilos del álbum “Piel y hueso” a $50.

Una muestra de los productos en venta en el concierto de La Vela Puerca en México.

Una muestra de los productos en venta en el concierto de La Vela Puerca en México.

Siempre es un gusto estar en un concierto en el que la mayoría de los asistentes son más fans que escuchas ocasionales. Es raro eso. Pero con La Vela Puerca, la mayor parte de los dos mil asistentes se sabía cada punto y coma de cada canción. Sabían, por ejemplo, el cántico correcto para invocar a sus ídolos:

“Vaaamos… Vamos La Vela…
Vamos La Veeela… De mi corazón… Oooh Oooh”

Y luego de proyectar un making of del disco y DVD “Uno para Todos“, en las pantallas gigantes, por fin los músicos fueron caminando sin prisas entre la penumbra del escenario. Sabiendo de la fidelidad de la camada que los aguardaba, La Vela se despachó con un tema no tan usual en sus conciertos, pero que igual goza de gran popularidad: “Clarobscuro“, del disco “A contraluz“.

Aquí el audio del momento:

Sería la primera de 25 canciones que sonarían esa noche. Acusar a La Vela de no dejarse el sudor en la tarima resulta infame.

Un compendio de ocho músicos solo puede causar tanta emoción si hay talento y muchas tablas pisadas. La Vela cumple esos requisitos. Los vientos de Carlos “Coli” Quijano y Alejandro Piccone sonaban perfectamente armónicos; el bajo y la batería de Nicolás (“Mandril”) Lieutier y José Canedo, respectivamente, con la solidez necesaria; las guitarras de Rafael Di Bello y Santiago Butler, pulcras; y las voces de los ‘Sebastianes‘: Teysera (“El enano”) y Cebreiro (“El cebolla”), dirigiendo a la orquesta de dos mil gargantas que les acompañaba.

Fue hasta la tercera canción que la banda saludó a la concurrencia. Con un “¡Buenas noches compadres!” y el respectivo agradecimiento por una fidelidad que bien pudo estar en discusión. Esa misma noche, a la misma hora y en un foro distinto, el grupo Zoé también ofrecía un concierto para el que convocaría a 40 mil personas. Pero los ahí presentes no parecían pensar más que en el agitar de las camisetas, las muñecas blandiéndose como en una tribuna de cancha y la fusión sin descanso de canciones como “Y así vivir“, “Frágil” y “El huracán“.

El Enano” Teysera –cantante principal de la banda– aprovechó un instante, previo a presentar el tema “Un frasco“, para aclarar que pese a ser uruguayos no iban a ceder ante la altura de la Ciudad de México. Pero aunque quisieran evitarlo, por momentos se volvía evidente que el aire escaseaba. Por eso fue oportuno que llegara el momento de interpretar “Todo el karma“, una canción en la que “El Cebolla” Cebreiro adquiere el mayor protagonismo como cantante.

Y ese foco de atención fue intercalándose incluso con invitados, como el caso de Manuel “Manolo” Ferreiro, compatriota uruguayo, quien insolentó a las fieras con el grito de “I wanna rock” (de Twisted Sister) y recordando algunas de las canciones más añejas de La Vela, como en el caso de “Burbujas“, que sonó en una versión más sincopada que la original de estudio.

Aquí una muestra de lo que por entonces ocurría (con una admisión al problema de la altura y una referencia imaginaria a Diego Forlán y el Estadio Azteca):

Luego llegó uno de los momentos más emotivos, cuando la banda interpretó el tema “Mi semilla“, de evidentes declaratorias psicotrópicas.

“¿A ver quien recuerda esta canción de amor?”
– “Enano” Teysera

 

Esta es una canción que cambió la historia de la banda, la canción que los llevó a los oídos del Rey Midas de la producción discográfica en el rock latino: Gustavo Santaolalla, el notable ganador de premios Oscar, Globo de Oro y Bafta, el mismo que años atrás produjo discos emblemáticos del rock en español, discos como el “Re” (Café Tacuba), “Corazones” (Los Prisioneros), “Libertinaje” (Bersuit Vergarabat), “¿Dónde jugarán las niñas?” (Molotov) o “El Circo” (Maldita Vecindad).

Pues “Mi semilla” –y el disco “Deskarado“– fue la razón por la que en 1997 La Vela Puerca se conectó con Gustavo. De aquella unión nacieron grandes álbumes como “A contraluz” y “De bichos y flores“. Y precisamente de ese disco es que se extrajo la canción que prosiguió con el ‘enchinamiento’ de piel colectivo: “Zafar“.

Luego “Cebolla” volvió a llevar la voz de mando con el tema “Clones“,  de cuarto disco de la banda (“El impulso“, 2007), en tiempos donde la banda ya había ganado todo el reconocimiento internacional, especialmente en Argentina, donde ya juegan de local.

Era evidente que La Vela Puerca no podía dejar pasar como inadvertida  la convulsa situación social y política que aqueja a México en la actualidad, desatada por la desaparición y presunto genocidio de 43 estudiantes de la Escuela Nacional Rural de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, uno de los más violentos del país.

La banda aprovechó el tema “Vuelan palos” para extender una manta en apoyo a los familiares de los estudiantes desaparecidos. Y “Cebolla” incluso diría lo siguiente al finalizar la canción:

“Dedicado de todo corazón a los 43 estudiantes que murieron en Guerrero”
– Sebastián “Cebolla” Cebreiro

Aquí el audio de esta canción:

El detalle incluso sería reproducido en redes sociales al día siguiente:

Después de este momento emotivo, la banda enfiló hacia el final del concierto, con las canciones “Por la ciudad” y “Mañana“, para finalmente realizar dos encores, con sus mayores éxitos.

Cuando todos pensaban que el show había finalizado, y hasta el staff del concierto ya había iluminado la salida del salón, “El Enano” volvió para despedirse con una canción más. Armado de una guitarra acústica ejecutó el tema “José sabía” y dio así por concluido un buen concierto de rock, un show que dejó muy en claro la calidad de LVP.

SET LIST

Clarobscuro
Llenos de magia
Y así vivir
Fragil
El huracán
Por dentro
Un frasco
Escobas
Todo el karma
El señor
Los reyes de los buzones
Burbujas
Sigo Creyendo
Mi semilla
Zafar
Clones
Sanar
Doble filo
Vuelan palos
Por la ciudad
Mañana
——–
Va a escampar
El viejo
El profeta
——–
José sabía

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#Música