“Sí, se puede construir paz con abusos”

Arleth Guevara es una comerciante en el centro de San Salvador. Por ocho años tuvo un puesto informal y desde hace poco ha formalizado su negocio. Desde su perspectiva, narra el principal impacto del régimen de excepción: que ha dejado de pagar extorsión. A su juicio, es justificable que haya abusos, como los detenidos arbitrariamente, si esto garantiza lo que ella llama paz.

Foto FACTUM/Elim TV


Tras un año del régimen de excepción, ¿se siente más segura?

Definitivamente. La verdad, sí. Hoy puedo ir a lugares donde antes no se podía ir. Como vendedora, también había lugares donde uno tenía que hacer entregas y uno decía, ‘no, es que ahí no puedo ir porque yo vendo en tal lugar’. Se han roto esas fronteras que habían puesto como límites. Definitivamente sí estoy más segura.

A alguien que no haya estado nunca en el centro de San Salvador, ¿cómo le explicaría las fronteras invisibles que había?

Había tres pandillas, 18-Revolucionarios, 18-Sureña y Mara Salvatrucha. Digamos, el Mercado Central, la zona del Hula Hula era Mara Salvatrucha. Donde yo vendo, eran 18-Revolucionarios. Entonces yo tenía un límite: el Teatro Nacional, por vender ahí, no porque yo fuera nada de ellos. 

Entonces solo por pertenecer al grupo de vendedores del Teatro Nacional, no podía cruzar fronteras porque ya decía alguien ‘ella es vendedora de allá’ y posiblemente podía pasar algo.

¿Cómo les hacían saber estos límites? ¿Había alguien que se los decía?

Para nosotros, o realmente a mí en lo personal, no había algún símbolo. No había en alguna pared un placazo, no había porque era el Teatro Nacional, pero decían ‘ah, si vos vas del Teatro Nacional hacia arriba, ahí ya son MS’. Lo decían los mismos vendedores, también alguno que otro cipote loco y así. 

El centro de San Salvador después de un año, ¿cómo se siente? Evidentemente en esas fronteras no había un símbolo, pero la gente sabía dónde podía entrar o no. ¿Cuál es la diferencia ahora? ¿Cómo se siente el centro de San Salvador?

Pues que ahora es libre. También que han implementado bastante seguridad, ahora en todas las esquinas o en todos los lugares hay soldados o policías. Entonces ya no se ven las mismas caras que se miraban y daban miedo. De pronto alguien miraba a alguien como vestido de una forma y uno decía ‘ah, este es ladrón o alguien que me va a hacer daño’. Entonces ahora ya no, porque con la presencia de policías, de los militares ya no hay nada.

También al implementar el Plan Control Territorial, con esa frase que pusieron de que iban a extraer a todos, sí se siente más limpio y más libre también.

¿Hay menos acoso de pandillas o simplemente las pandillas se acabaron por completo?

Para mí han desaparecido. 

¿A qué se exponía antes del régimen?

Bueno, a todo. Se exponía, digamos… Si usted venía de un lugar, simplemente por venir de un lugar ‘equivocado’, por ejemplo, alguien que vive en Santa Tecla e iba al centro no sabía de los límites, no sabía por completo lo de las pandillas porque en realidad siempre he pensado que solo ellos saben los puntos cabal donde están o los que ellos pueden transitar. Pero realmente cuando uno es libre piensa que realmente es como ahora, que uno puede caminar porque el país nos pertenece. Eso es lo que parece, que hay paz.

Hay una de las cosas que sufrieron muchos años y sufren en alguna medida, entiendo yo, vendedores y vendedoras no solo en el centro de San Salvador: la extorsión. En su caso particular, ¿sufría de extorsión por parte de pandillas?

Sí sufría. Pero hoy ya no.

¿Eso se acabó también?

Sí, para mí sí.

¿Cómo ha cambiado su negocio en este último año? Si ya no hay tanto problema de seguridad o ya no hay inseguridad, ¿cómo le ha cambiado a usted la vida o cómo ha crecido?

Se ha abierto la oportunidad para conocer nuevos clientes, hay bastante gente que antes no visitaba el centro por lo mismo del peligro que había, ahora ya son libres de llegar, hay más turismo. Varia gente quiere ir al centro, más ahora que han desalojado (a vendedores informales), bastante gente quiere ir ahí. 

¿De qué es su negocio?

Es de ropa. Mi negocio es de ropa en general, ropa para niños, ropa para caballeros, ropa para damas. 

¿Qué hay que hacer para que esa sensación de paz y seguridad sea duradera?

Que sigan las leyes como están, que combatan por completo la delincuencia, que abran nuevas oportunidades de trabajo para jóvenes, que abran nuevas empresas. Al erradicar las pandillas hay más empresarios, hay gente que quiere experimentar en invertir y esas empresas dan trabajo, colaboran con empleos.

Para mí, que sean igual como están ahora, que están siendo duros con ellos, que no los dejen salir para que no se muevan otra vez y que sigan poniendo leyes fuertes para la gente que no quiere trabajar.

Para los que no quieren trabajar…

Ajá.

¿Vivimos en paz, Arleth?

En lo personal, creo que sí. Para mí todas las personas deciden si hacer bien o mal. Considero que en lo personal sí tengo paz porque yo puedo ir a una tienda, puedo cruzar un límite que antes no se podía, puedo hacer una entrega y yo ando más libre. Hay más paz.

En su caso personal, usted tenía un puesto que estaba en una esquina, ¿no?

Ajá, yo estaba usurpando una acera y mitad de la calle. Ahí estuve ocho años y trabajé con mis hermanas. Y ahora estoy al frente.

¿Ahora está en un local?

En un local al frente.

¿Cree que esta dinámica que usted hizo están haciéndola otros comerciantes y emprendedores en el centro de San Salvador?

Sí, por ejemplo con el desalojo nos avisaron con tiempo de que prontamente no íbamos a estar ahí. Yo estuve ocho años pero otra gente estuvo mucho más tiempo, entonces hubo tiempo para que se prepararan. De igual manera hay gente que no le gusta pagar, que no quiere meterse a la ley, entonces no recurren a ello, pero creo que todos tenemos la posibilidad de pagar y hacerlo formal.

A las fuerzas de seguridad, como policías y soldados, ¿usted los mira como aliados de su negocio?

Yo los veo como seguridad para mí, para el negocio también. De pronto alguien que va una persona inmediata que quiere robar un teléfono, como antes era bien habitual en el centro histórico, viendo a un policía ni locos lo van a hacer, no se van a acercar a usted, siempre está la presencia de ellos. Yo me siento más segura.

Hay gente que piensa que la policía y la fuerza armada se han extralimitado, que en esta denominada guerra contra las pandillas han cometido abusos y han metido presa a gente inocente, que no tenía vínculos con pandillas y gente que no estaba relacionada y en muchos casos los han metido por ser jóvenes y vivir en comunidades denominadas marginadas. ¿Qué piensa de eso?

Mi opinión es que no se han llevado gente que no tiene nada que ver, porque tengo un hermano que tiene 21 años. Cuando la policía está haciendo su trabajo, de repente llegan y lo paran, (pero) nunca lo han detenido, ni siquiera por una hora porque hay argumentos que dan de que él es una persona sana. 

De pronto sí hay gente que en el pasado ha hecho algo, ha tenido amistades o algún vínculo, creo que esa es la gente que está siendo afectada ahora, pero en lo personal tengo cuatro hermanas y todas estamos libres porque hemos sido de trabajo. Entonces creo que hay gente que dice que se llevan a inocentes, no lo he vivido…

¿No conoce ningún caso…?

De gente que yo conozca que esté detenida y que no sean nada, no. Yo no tuviera esa opinión de que se llevan gente inocente, no lo tengo. 

Es decir, ¿usted cree que todas las personas que están detenidas tienen algún tipo de responsabilidad o vínculo?

Sí.

Incluso el gobierno ha dicho que se han equivocado en algunos casos y que hay gente que estaba presa y no tenía que estarlo. Digamos que hay un nivel de abuso documentado. ¿Se puede construir paz con abusos?

Sí se puede construir paz con abusos, porque realmente esa gente que están abusando fue gente que abusó también de gente inocente, entonces sí se puede construir. Para mí sí se puede construir paz con abusos.

Esta frase de “el fin justifica los medios”, ¿le parece adecuada? Es decir, han metido presos y han abusado, pero el fin es la paz, ¿entonces se justifica?

Sí, la verdad es que sí.

Para usted, ¿qué es la democracia y los derechos humanos?

Para mí los derechos humanos los tenemos como personas, tenemos leyes establecidas, cosas que nos benefician y cosas que nos desfavorecen si alguien rompe las reglas. La democracia, en lo personal opino, que es como vivir en paz, Usted me respeta a mí, yo lo respeto a usted, para mí esa es la democracia. 

¿Existen en El Salvador?

Sí, sí existen. Existe democracia, existen derechos humanos. Sí los hay.

¿Qué le parece entonces la gente que protesta?  Porque ha habido algunas marchas, de personas que dicen que en El Salvador no hay ni democracia ni derechos humanos.

Sí los hay, lo que pasa es que ahora a gente que no tuvo nada del concepto de democracia, que hizo daño, le están aplicando lo que ellos mismos aplicaron, porque no se van a ir contra una persona que está trabajando y la van a acusar y quitar la libertad. Para mí no es así. Por ejemplo, con el régimen de excepción, yo estoy trabajando, no es que va a llegar algún oficial o algún militar y me va a privar de mi libertad solo porque esté trabajando.

Se han enfocado bien fuerte en las pandillas porque la verdad es que todas las personas que queríamos invertir y hacer crecer los negocios, teníamos barreras de seguridad como de extorsión. Varias cosas que no nos dejaban experimentar otros rubros. Si ahorita se le quitan los derechos humanos a esta gente, está bien porque antes nos los privaron también.

Es decir, ¿estos pandilleros no merecen ese respeto a los derechos humanos por lo que hicieron antes?

No. 

¿Le parecería que el régimen de excepción se continuara prorrogando?

Sí. Yo me siento en paz con él.

¿Cuál es su concepto de justicia? A estos pandilleros que están en este centro contra el terrorismo, ¿cómo deberíamos tratarlos?

Yo creo que tendríamos que ponerlos a trabajar. Bueno, que hagan cosechas, que pinten lugares que están olvidados, que les saquen provecho como todas las personas lo hacemos habitualmente, en el día a día, que les busquen cosas para trabajar, que los exploten también algunos intelectos no solo malos, sé que deben tener intelectos buenos. Que los exploten ya sea en pintura, en arte, en fútbol o algo así.

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