Del récord al escándalo

Alianza alcanzó el mismo número de juegos consecutivos sin derrota que el FAS del año 79, aquel equipo de Mágico González. Sin embargo, el 8 de Febrero no será recordado por el récord albo de 33 partidos invicto, sino por la vergonzosa noche de Jaime Ahid Carpio, el árbitro que ayer expulsó —bajo cuestionables razones— a seis jugadores y amonestó a trece, arruinando así lo que se anticipaba como un duelo en el que la historia se pondría en disputa. El partido ni siquiera pudo llegar a los noventa minutos, pues FAS terminó con seis jugadores en el campo. Al final, lo que se impuso fue el escándalo.

Fotos/FACTUM


Cuando imaginaba cómo sería el FAS vs Alianza y rescataba de los registros históricos el récord invicto de la temporada 1978-1979, sólo veía tres escenarios: que FAS ganara y mantuviera inmaculada la racha de 33 juegos que había logrado a finales de la década de los setentas; que Alianza ganara e impusiera el dominio que ha venido sosteniendo; o que el partido terminara empatado y así los albos alcanzaran también el récord. Así de fácil, así de difícil. No visualizaba nada fuera de este mundo.

De lo más coloquial posible, imaginé cómo sería la narración radiofónica que presentara la alineación del FAS de 1979 contra el Alianza de 2018. Iba más o menos así:

«Este es el XI de FAS que Chepito Castro manda al terreno de juego: Nicolás Orlando “Nicky” Chávez en arco. Línea de cuatro en la zaga, con Francisco “Billy” Rodríguez Bou por la izquierda; Héctor Alcides Pichioni y Chalo Henríquez en el centro; y por la izquierda, Carlos Humberto “Imacasa” Recinos. En el mediocampo, el once santaneco presenta a Manolo Álvarez, por la banda izquierda; Amado Alejandro Abraham Vega,  en la contención; y por el corredor carril derecho sale Alfredo Edgardo “Tajaniche” Erazo. Por la derecha, FAS ataca con el fichaje estrella de esta temporada: Jorge “Mágico” González. Como centro delantero aparece el goleador histórico de los santanecos, David Arnoldo Cabrera. Y por último, entrando por la izquierda, Raúl Roberto “El Avión” Casadei.

Por su parte, el Zarco Rodríguez manda a los albos con un 4-4-2. En el arco, Víctor Rafael García. En la zaga, con línea de cuatro aparecen Henry Romero, Iván Mancía, Jonathan Jiménez y Rudy Clavel. En el medio campo, en el mismo orden, salen Óscar Cerén, Isaac Portillo, Marvin Monterroza y Álex Larín. Alianza atacará con Rodolfo “Fito” Zelaya y Gustavo Guerreño.

Este es el equipo con el que Alianza alcanzaría el récord de 33 partidos invicto.
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Estos son los once futbolistas asociados santanecos que ayer saltaron al césped del Estadio Cuscatlán. De ellos, solamente seis no serían expulsados por el árbitro.
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Hasta ahí la historia me gustaba. El mejor FAS de la historia contra el que algunos comienzan a postular ya como el mejor Alianza de la historia. Claro, casi cuarenta años atrás, FAS jugaba contra el Dragón de 1979; y Alianza enfrentaba, ayer por la noche, al FAS de la actualidad.

Ese partido, el de 1979, FAS lo ganó al Dragón 2-1. Los goles de los tigrillos llevaron la firma del “Tajaniche” Erazo y David Cabrera.

La previa del juego de ayer era hechizante. Ya sólo había que esperar qué pasaría la noche del 8 de febrero de 2018. La historia contra la historia. El Alianza de 2018, campeón invicto del Apertura 2017, contra el pasado y el presente del FAS. ¿Ganaría el presente tigrillo para conservar como suyo el pasado? ¿O perderían ante un rival que está construyendo su propio legado?

Con esa idea llegué a la Colonia Monserrat. Antes del partido, todo era una fiesta. Desde las 6:00 de la tarde, el Cuscatlán ya vestía una de sus mejores galas. Y aunque no se trataba de una final, los asistentes lucían alegres de acudir a una noche histórica. Alianza estaba por alcanzar el récord o los tigrillos contemporáneos tendrían el gusto de romper esa racha; y mantener inmaculado el sello impuesto por “Imacasa” Recinos, “Mágico” González, David Cabrera y el “Avión” Casadei.

La afición aliancista acudió en masa a la noche en la que su equipo aspiraba a acceder a la historia del fútbol salvadoreño. Al final lo terminarían consiguiendo, pero el protagonismo no le perteneció a su equipo. Fue hurtado por el árbitro, Jaime Ahid Carpio.
Foto FACTUM.

Los pronósticos estaban divididos. El exjugador de FAS, Juan Carlos “Brujita” Panameño había adelantado un 2-0 para los santanecos. El mismo mediocampista santaneco, William Mancía, había pronosticado una victoria de su equipo 1-0. Lo mismo ocurrió con el padre de Junior Burgos. El “Chirolón” sentenció un marcador 2-1 para su exequipo.  A los pronósticos favorables para los tigrillos se sumó el de la aficionada Nathaly Guevara, quien aseguró que Irvin Herrera y Néstor Renderos marcarían por FAS, mientras que solo Gustavo Guerreño lo haría por Alianza.

Los vaticinios a favor de Alianza eran pocos, pero más optimistas. El hincha y estudiante de periodismo de la UCA, Ricardo Menéndez, pronosticaba un 1-4 a favor de los campeones; mientras que el presidente honorario de los albos, Lisandro Pohl, le quitaba hierro al partido y decía que le bastaba con que su equipo ganara.

Apenas habían transcurrido 45 segundos de juego cuando una pelota suelta en el área —y mal despejada por la zaga santaneca— quedó a merced de Gustavo Guerreño, quien la empujó con decisión. Matías Coloca no pudo hacer nada con el disparo del paraguayo y el remate besó las redes.

¡PUM! Golpe de autoridad.

Alianza me trajo de golpe al presente con un gol madrugador, el 0-1 contra FAS y la celebración automática en el Cuscatlán que salía desde el “Vietnam”.

Incidencias de la victoria de Alianza 2-1 contra FAS. Con el resultado, los albos alcanzaron el récord de los tigrillos y, de momento, son los únicos dos equipos de la historia del fútbol salvadoreño que han llegado a 33 partidos consecutivos sin derrota.
Foto/FACTUM.

Alianza ganaba con un “gol de camerino”, pero FAS comenzó, paulatinamente, a jugarle de tú a tú en el conteo de ocasiones de gol. Al 11’, Luis Perea se inventó un valle entre dos zagueros albos y mandó un aviso que tapó Víctor García. El partido comenzaba a volverse vertiginoso, de ida y vuelta. Era un juego bonito, nervioso, digno de un partido histórico. Hasta ahí, hasta el minuto 14, todo se mantenía a la altura. Fue entonces cuando el control empezó a escapársele de las manos al personaje que jamás imaginábamos: Jaime Ahid Carpio, el mismo árbitro al que en 2015 la UES pidiera que se le hiciera un examen psicológico.

Tampoco era para alarmarse. Carpio había tenido partidos malos —como cualquier árbitro—, pero nada tan surreal como lo que comenzaría a ocurrir después del minuto 14, cuando inauguró su desfile de tarjetas, mostrándole la primera amarilla al extigrillo, Jonathan Jiménez. Cuatro minutos más tarde, la amarilla fue para Perea, el delantero tigrillo. Al 21’, el mismo color para Renderos.

En esos minutos no sólo hubo amonestados. El partido tenía buen ritmo. Alianza llegaba con mayor peligro y FAS respondía con los despejes suicidas de Matías Coloca, que hacía multiplicar a Raúl Renderos, quien salía con Guillermo Stradella y Juan Aimar. El gol lo buscaban con Irvin Herrera y Perea, quien mostraba que es un jugador diferente, rápido, fuerte, letal. Esa imagen la selló al 23’, cuando aguantó la marca de Rudy Clavel y venció a García, el uruguayo que no encajaba goles desde la fecha 2.

El partido se había puesto “color de hormiga”.

Jaime Carpio: ‘Natural Born Killer’

Lo que pasó después, sigo sin entenderlo. Y aunque le he dado vuelta toda la noche, no encuentro razón para que un partido llamado a ser uno de los mejores de la historia del fútbol salvadoreño haya terminado en una masacre de ilusiones, en una tormenta de tarjetas.

El desastre arrancó en la primera mitad del juego. Fito Zelaya, símbolo albo, fue el primero en caer en batalla. Roja directa por un cabezazo y una escaramuza con Renderos, quien también recibió un pisotón del albo. Renderos, capitán de FAS, tras el pisotón, se puso de pie, intentó separar a algunos de sus compañeros de la ruleta de empujones, reclamó a Carpio y también se ganó la roja. La expulsión era cuestionable, pero había que seguir con el juego. Apenas iba media hora. Sin embargo, detrás de esa roja llegó una amarilla para el santaneco Julio Amaya; otra para el paquidermo Iván Macía; y otra amarilla más —que derivó en la subsecuente expulsión— para Luis Perea, por responder con los dedos a provocaciones.

El partido, que se había vestido con sus mejores galas, se jugó con asombro hasta el final del primer tiempo y un complemento de cinco minutos. Hasta entonces solo había cierta polémica, nada demasiado anormal en un partido de fútbol de alta tensión. Resultaban evidentes las caras largas de exjugadores y técnicos, como la “Coneja” Guardado, “Chirolón” Burgos o Tuco Alfaro. Este último sentenció que el partido se había acabado con esas expulsiones. Y tenía razón, la afición había trasladado su interés a la actuación del árbitro, quien dejó lo peor de su recital para el segundo tiempo.

Arrancó la segunda parte. La pizarra del “Zarco” Rodríguez movió los costados de su equipo y mandó a Luis Hinestroza por Clavel; y Juan Carlos Portillo por Jiménez. El movimiento fue clave porque Alianza se movió con mayor peligro por los costados. Y así, al 46’, con otro gol madrugador, tras un tiro de esquina, llegó el 1-2, obra de Henry Romero. Ese marcador ya no se movería hasta el minuto 86, cuando se acabó el partido porque FAS se quedó con seis jugadores.

Momento exacto del segundo gol de Alianza. Henry Romera acaba de conectar con el balón tras un tiro de esquina; el portero, Matías Coloca, solo observa la trayectoria del balón; y Alianza anotaba el gol que terminaría siendo el de la victoria.
Foto FACTUM.

Los movimientos albos —más la llegada de Herbert Sosa al 56’ por Marvin Monterroza— le dieron total control del balón. En un intento de recuperarse, a pesar de los dos hombres menos, FAS sacó a Junior Burgos por Guillermo Stradella, pero el refuerzo vio al 79’ amarilla tras amarilla y luego la roja en, cosa de un suspiro. Antes habían sido amonestados Guerreño al 47’, y a Carlos Aparicio al 48’, desde la zona de calentamiento de FAS.

Como si de personaje de Tarantino se tratara, Carpio aún tenía pólvora en su tarjetero y al 86’ expulsó del partido a los tigrillos Xavi García y Julio Amaya. FAS se quedó entonces con seis hombres y el partido tenía que acabar con ese resultado, según manda el reglamento de FIFA.

La salida del árbitro fue todavía más confusa. Nadie supo confirmar si también había sido expulsado el portero Matías Coloca, y si acaso FAS acabó con cinco jugadores en un partido para el olvido y la vergüenza.

Mi anhelo por escribir y enfrentar al FAS de Mágico González contra el Alianza de Fito Zelaya había quedado en una historia frustrada porque Carpio había aparecido para poner su nombre en esa noche histórica.

De hecho, pensaba más en Carpio mientras escribía esta nota. Y más que escribir, tengo un deseo desmedido por leer el informe arbitral, del que estoy seguro será una joya.

La historia de seis ¿o siete? expulsados, trece tarjetas amarillas, pelotazos, protestas, broncas entre jugadores, y la suspensión del juego al 86’, llevaron a que los aficionados de FAS, a la salida del estadio, comenzaran a gritar que se trataba de una de las mayores vergüenzas del fútbol salvadoreño.

El “Chirolón” aseguró que era un desastre, que el árbitro manchó el resultado y que Alianza se vio favorecido. Carlos Reyes, aficionado santaneco fue tajante al asegurar que el árbitro había echado a perder el juego. “Alianza no necesita este tipo de ayuda. El arbitraje ha estado muy mal”, dijo.

Jaime Ahid Carpio, el árbitro que ayer expulsó a seis jugadores y amonestó a trece, tuvo que salir escoltado por elementos de la policía.
Foto FACTUM.

En la transmisión televisiva, los aficionados atestiguaban cómo Cristiam Álvarez, técnico de FAS, se quejaba amargamente por lo ocurrido en cancha y culpaba directamente a Carpio.

“Al medio tiempo hablé con los muchachos y les dije que incluso así, con uno menos, íbamos a salir a ganar, porque estábamos manejándonos mejor. Y creo que ese fue el temor del árbitro, porque estábamos dándoles un espectáculo de fútbol cuando estábamos empatándoles el partido. Y los teníamos encima, los teníamos acosados. Pero le dio miedo a Jaime Carpio y sucedió lo que sucedió y que todos pudieron ver en este momento. Definitivamente, este es un asesinato al fútbol […] Fijate que me pueden meter preso por decirlo así, pero futbolísticamente fue así. No hay adjetivos para nombrar lo que hemos visto hoy. Ojalá que le dé vergüenza a la gente, al árbitro, a las comisiones, a todos los que representan y están detrás de ellos. Incluso la misma gente de Alianza debería pronunciarse, porque afecta demasiado al fútbol nacional”, dijo Álvarez, visiblemente enfurecido.

Afuera del Cuscatlán los comentarios iban desde reclamos porque el partido no lo pitó Joel Aguilar Chicas, quien está en un seminario en Abu Dabi, por estar “vetado por Alianza”, hasta que se trata de una conspiración de la Primera División y la Fesfut.

Las frases se repetían: “es una vergüenza”, “un robó histórico”. Hasta los más críticos que decían que el partido pudo terminar en tragedia, ya que se trataba de un juego de alto riesgo.

Uno de los que habló con conocimiento de causa sobre el arbitraje fue el exjuez FIFA, Rafael Rodríguez, el mismo que había juramentado a los árbitros de la liga rebelde de 2017, quien señaló a Fito Zelaya y al colombiano Luis Perea como los responsables del inicio del escándalo y defendió a capa y espada a Carpio. Todo esto, mientras algunos aficionados rescataban que la UES en 2015 había pedido un examen psicológico para el árbitro. En redes sociales, la viaja guardia de periodistas defendía a Carpio y señalaban que era una noche no para ser recordada por el récord de los 33 juegos invictos del Alianza y sí para recordar como el mayor bochorno del fútbol salvadoreño en el siglo XXI.

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