Gobierno pagó más de $4.7 millones por Chivo Wallet y cajeros

Los costos incluyen el software de Chivo Wallet, la puesta en funcionamiento y mantenimiento de 255 cajeros y puntos de venta para pago en bitcóin. El software fue adquirido a una empresa colombiana cuyos ingenieros trabajaron en el país durante cuatro meses. Otros costos derivados del ecosistema bitcóin permanecen ocultos, pero el CEO de esa empresa revela detalles nunca antes conocidos.

Foto Juan Carlos/Hans Lucas


El Ministerio de Hacienda de El Salvador pagó más de $4.7 millones de fondos públicos a la empresa estadounidense Athena Bitcoin Global para la implementación de la Ley Bitcoin, que adoptó esta criptomoneda como moneda de curso legal en el país, tal y como se desprende de un documento presentado por esa compañía a la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos, conocida como SEC en inglés, el 24 de junio de este año, y al que Revista Factum tuvo acceso. 

El Gobierno salvadoreño ha declarado bajo reserva todos los datos relacionados con la adopción del bitcóin. Es secreta la información de los procesos de contratación de las empresas que echaron a andar la bitcoinización, desde el 7 de septiembre de 2021; los montos pagados a esas empresas, así como la cantidad de fondos públicos utilizados para la compra de criptomonedas. 

Pero el informe de la SEC da pruebas sobre el gasto público que el gobierno salvadoreño se ha negado a revelar. Según Athena, el mantenimiento mensual de cada cajero cuesta $1,412.50; lo que implica una erogación mensual de alrededor de $360 mil por el mantenimiento de los 255 cajeros existentes: 200 en El Salvador y 55 en Estados Unidos. El gobierno paga casi medio millón de dólares mensuales por mantener unos cajeros que, según una encuesta realizada por LPG Datos, están casi en desuso: solo han sido utilizados apenas por el 30% de la población.

El documento de Athena es un prospecto de venta de acciones, que busca capitalizar a esa empresa y que por ley debe incluir un reporte semianual de sus operaciones, bajo el nombre 1-SA, por lo que posee detalles de sus actividades, ganancias, contratos y deudas, entre varios ítems. 

Un cuadro incluido en el prospecto ayuda a entender más sobre la implementación de la Ley Bitcoin en El Salvador. Y sus costos. En él se plantea que la compañía estadounidense firmó dos contratos con el gobierno salvadoreño: uno por los cajeros y otro por el software y desarrollo de la aplicación móvil (app). Para 2021, por ambos contratos recibió $4.7 millones, de esos $3.5 millones corresponden al desarrollo de la aplicación Chivo Wallet, una billetera digital cuyos errores permitieron la fuga de casi un millón de dólares en abril de 2022. 

El contrato original (al que llaman Master Services Agreement, o Acuerdo Maestro de Servicios) estaba pensado para tres años, y deja en claro que, hasta la fecha, Athena Bitcoin Global ha recibido un aproximado de $7 millones y hasta junio pasado aún tenía cuentas por cobrar. 

Detalle de prospecto para venta de acciones presentado por la empresa Athena Bitcoin Global a la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) de los Estados Unidos.

Revista Factum consultó el documento de la SEC y también entrevistó a Arley Lozano, un empresario colombiano también conocido como Vakano, quien estuvo a cargo del desarrollo de la aplicación Chivo Wallet; para tratar de conocer – parcialmente al menos – los datos que el gobierno salvadoreño se ha empeñado en ocultar, o que únicamente son revelados informalmente a través de la cuenta de Twitter del presidente Nayib Bukele. 

El génesis de la Chivo Wallet

Lozano ha sido el fundador y CEO de la empresa colombiana Panda Group, una plataforma de intercambio de criptomonedas – conocidas como Exchange – que tiene años apostándole a este rubro. Es un convencido del poder “revolucionario” de las criptomonedas y utiliza palabras que evocan el discurso triunfal de los adeptos a esta tecnología: las criptomonedas liberan, las criptomonedas son una oportunidad, la adopción del bitcóin es histórica… 

El empresario explica que hasta hace poco empezó a dar la cara públicamente como el responsable del desarrollo tras la Chivo Wallet. Asegura que no lo hizo antes debido a que tenía firmados muchos contratos de confidencialidad (Non Disclosure Agreement, NDA), y que aún hoy varios lo atan a dar detalles del trabajo, o nombres de las compañías con las que trabajó. Pero desde diciembre pasado que Athena fue apartada del proyecto por el Gobierno salvadoreño, Lozano ha dicho que ya no están bajo todas las obligaciones de los NDA. Y ha comenzado a hablar. 

El Gobierno salvadoreño no ha dado ninguna explicación pública de cómo eligió a las compañías que implementaron la Ley Bitcoin, aprobada de forma exprés en junio de 2021 por la Asamblea Legislativa de mayoría oficialista. O por qué decidió cambiarlas. Tal y como lo dice Lozano, el documento de la SEC presentado por Athena detalla que el Gobierno salvadoreño los marginó del negocio desde el 5 de diciembre de 2021, sin darles ninguna explicación. 

Fue hasta el 1o de febrero de 2022 que la Presidencia de la República anunció en un escueto boletín la llegada al país de la empresa AlphaPoint, para unirse al soporte y desarrollo de la Chivo Wallet. 

Según Lozano, la empresa había llegado desde diciembre al país. “El Gobierno decidió cambiar nuestro equipo y un error de este equipo que cambiamos, es que no quisieron hacer empalme, porque ellos dijeron que prácticamente ellos eran los creadores del internet y ellos sabían cómo funcionaba todo”, señala. A la falta de ese empalme en las tecnologías es que atribuye Lozano la continuidad de fallos en la Chivo Wallet. 

La empresa estadounidense Athena fue la encargada de implementar la Chivo Wallet, la billetera gubernamental para el uso del bitcóin. En diciembre pasado, el Gobierno de El Salvador la apartó de proyecto. Foto Factum/Natalia Alberto

La creación de la Chivo Wallet, según Lozano, fue así: su empresa Panda Group ya había trabajado en algunos desarrollos con Athena Bitcoin Global y llegaron a El Salvador en junio de 2021 a entregar un producto a Walmart que se trataba precisamente de un procesador de pagos para criptomonedas. La idea, según él, era que si todo funcionaba bien se utilizaría la misma tecnología para presentarla al Gobierno, ya que en ese momento Athena ya había ganado la licitación para desarrollar la billetera salvadoreña. Ese procesador de pagos tenía por nombre XPay. 

“Ellos (el Gobierno) tenían una lista muy fuerte de requerimientos donde había 60 puntos que tenía que hacer la Chivo Wallet. De esos 60 puntos creo que nosotros alcanzamos a tener casi 50 puntos, que ya estaban listos. Listos, porque digo que estaban un poco listos, porque realmente del código original que nosotros teníamos para llegar a la Chivo, pues hubo que modificar al 99% del código”, relata Lozano. 

El documento de la SEC le da la razón. En él, Athena plantea literalmente: “La compañía celebró una Carta de Intención no vinculante con Arley Lozano, principal beneficiario efectivo de Vakano Industries y XPay, ambas entidades colombianas (colectivamente, “XPay”), para la compra y venta de ciertos activos de XPay; principalmente activos de propiedad intelectual, incluidos XPay Wallet (el precursor de Chivo Wallet) y el software XPay POS. Hemos realizado pagos parciales de $1,595,000 a la fecha de este prospecto, del precio total de compra, que nos ha otorgado la capacidad y los derechos para transferir la titularidad de esa propiedad intelectual al gobierno de El Salvador”.

Hace tres meses, Lozano fue entrevistado en un canal de Youtube especializado en tecnología cripto llamado “Satoshi en Venezuela”. Además de Lozano también estuvo en la entrevista uno de los desarrolladores de la Chivo Wallet, quien se identifica como Typson Sánchez. En la entrevista, Lozano comentó que aún no les habían pagado el desarrollo de la aplicación.  

El empresario aclaró a Factum que la falta de pago proviene de Athena, pero dice que es una “historia muy larga” para contar y que aún están negociando esos desembolsos. “Lo que tuvimos es un problema interno entre Athena y nosotros. Pero el Gobierno con Athena, pues le pagó la plata”, dice. 

Revista Factum buscó desde hace varias semanas a Athena para hablar de las fallas en Chivo Wallet y de porqué fueron apartados por el Gobierno salvadoreño, pero la empresa aún no ha respondido a la petición de entrevista. También se ha buscado la versión del Gobierno, con el mismo resultado, para abordar el tema de contratos y el fallo ocurrido en la billetera, que permitió el hurto de $843 mil.

El documento de la SEC confirma que para marzo de 2022 la adquisición de XPay no había finalizado, pero que el precio planteado eran $3 millones más varios millones de acciones. Lozano se negó a dar el monto recibido por su trabajo con la Chivo Wallet y justificó que  “eso está público” y que de haber sabido el trabajo que implicaba hubiera cobrado “siete veces más”. La firma del acuerdo entre Athena y Vakano Industries por la propiedad intelectual de XPay, que dio vida a la Chivo Wallet, fue dos días después del lanzamiento de la billetera salvadoreña, es decir, el 9 de septiembre de 2021. 

El prospecto de Athena explica que desarrollaron su propia billetera digital bajo la marca Athena Ruru Wallet, cuya tecnología también está basada en XPay, luego de lograr un acuerdo con el gobierno salvadoreño para el uso de la propiedad intelectual. “Si la adquisición (de XPay) no se cierra como se anticipó, la compañía podría perder el acceso a los beneficios económicos futuros de Ruru Wallet, limitando sus servicios de marca Athena Ruru y operaciones comerciales futuras”, detalla al respecto el documento.

Athena continúa hasta la fecha a cargo de darle mantenimiento a los cajeros de la Chivo Wallet distribuidos en el país. Lozano confirma que, de hecho, él es uno de los encargados a distancia del buen funcionamiento de estos. Y aunque él ha empezado hablar públicamente de su involucramiento hasta hace pocos meses, algunas pistas quedaron en su cuenta de Twitter. 

El empresario explica que permaneció en El Salvador desde aproximadamente junio hasta noviembre de 2021 para trabajar en la implementación de la Chivo Wallet, pero no brindó pormenores. Su cuenta de Twitter @VaKaNoBTC publicó en algunas ocasiones al respecto. Fue durante su entrevista con el canal de Youtube “Satoshi en Venezuela” que habló un poco más sobre este período. “Me daba mucha risa porque nadie supo que éramos nosotros (los que hicieron la aplicación). Estábamos en un hotel 5 estrellas, comiendo como marranas, eso sí, sin dormir”, explica en el minuto 31:50.

Pero Lozano no fue el único contratista que permaneció viviendo en El Salvador para darle vida a la Chivo Wallet. Durante la entrevista da más datos de los que el gobierno aún no cuenta nada. 

Los fallos de un equipo grande

¿Pero cómo se hizo la Chivo Wallet? Lozano explicó en entrevista con Factum, y en la que está en la plataforma Youtube, que desde un inicio fueron claros con el Gobierno. Su empresa no trabajaba dos componentes fundamentales para el funcionamiento de la aplicación: el conocimiento de cliente, conocido como KYC (Know Your Client, o Know Your Customer, en inglés); y el Lightning Network, la red que permite hacer micropagos de forma instantánea en criptomonedas. 

“La Chivo es primero una wallet de criptomonedas custodia, el segundo es un exchange, porque hace intercambio. Tercero es un procesador de pago, porque tú lo puedes poner en un comercio. Son tres productos en uno”, dice Lozano. 

La empresa de contenido financiero Dow Jones define el KYC como una serie de líneas y protocolos que utilizan las instituciones financieras para verificar la identidad, la conveniencia y los riesgos que representa un potencial cliente; encaminados a disminuir la posibilidad de lavado de dinero, o financiamiento del terrorismo.  Si bien Lozano admite que “todos fallamos” en la implementación de la Chivo Wallet, también dice que lo que más falló fue el KYC. 

Cuando dice “todos” se refiere a las otras compañías contratadas por el gobierno salvadoreño para la puesta en marcha de la billetera digital y de las que no da nombres porque asegura que se lo prohíbe uno de los  NDA que firmó, pero fueron las encargadas del KYC y del Lightning Network. En la cuenta van incluidas las compañías de SMS – que fue el método para validación de registro y de transacción – y el call center habilitado por el gobierno para resolver dudas. 

En total, según Lozano, fueron unas 1,800 personas involucradas en la creación y funcionamiento de la Chivo Wallet, la mayoría (1,500) de servicio al cliente en el call center. El resto, técnicos y programadores. 

Un joven utiliza uno de los cajeros Chivo instalados en San Salvador. Foto Factum/Natalia Alberto

Su equipo, asegura, estuvo compuesto por alrededor de 67 personas y aunque intentó contratar programadores salvadoreños, no encontraron los idóneos por la falta de conocimiento en el área. De 40 entrevistas hechas solo contrataron a tres personas y todos renunciaron porque no aguantaron las jornadas de 18 horas de trabajo, según él. Si los datos que brinda son certeros significa que 67 personas extranjeras permanecieron viviendo durante 4 meses en el país. El empresario no explicó si cada miembro de su equipo costeaba sus gastos de manutención. 

Lozano y el resto de empresas involucradas tenían un factor muy concreto en su contra: el tiempo. Según el colombiano, aunque hubo otras empresas que buscaban ser los desarrolladores de la Chivo Wallet pedían entre 8 y 10 meses para su ejecución. La aprobación exprés de la Ley Bitcoin únicamente dejaba un margen de tres meses. 

Y el tiempo también jugó en contra del KYC. Según Lozano, su equipo propuso al gobierno dejar una ventana abierta de 10 minutos para hacer el KYC, pero no quisieron porque temieron que la  gente se desanimaría de no recibir de forma inmediata el bono de $30. Él asegura que no existe tecnología a nivel mundial que pueda hacer un KYC automático. O dicho en otras palabras: una tecnología que dé la certeza que la persona que envía la foto de su documento de identidad sea efectivamente quien dice ser, de manera inmediata y electrónica. 

Para Lozano, estas fallas iniciales fueron “vitales”, porque eran la puerta de entrada a la aplicación. Luego, admite que no estaban preparados para el volumen de usuarios que recibieron. Ni las telefónicas. Ni el sistema bancario. De ahí los errores. 

Typson Sánchez, uno de los programadores que desarrolló la Chivo Wallet, lo explicó así durante la entrevista publicada por el canal de Youtube “Satoshi en Venezuela”: “Creo que nadie se dio cuenta, pero la Chivo Wallet fue la responsable que todo el sistema de SMS estuviera caído durante un tiempo, por la cantidad de SMS para validarse”, dijo al minuto 25:33. 

Los fallos técnicos de los que se responsabiliza Lozano – y su equipo – son la aparición de dobles saldos, la desaparición de saldos, a los que define como “errores del código” que tuvieron que correr para reparar. También dice que le consta que en El Salvador existen apenas 1.3 millones de usuarios bancarios, pero que con la Chivo Wallet debieron hacerle frente al registro de entre 2 y 4 millones de usuarios (los números varían en las entrevistas de Factum y la publicada en Youtube). El desafío de eso es que todo debía pasar por el Banco Hipotecario. 

Criptoinvierno

Lozano es un creyente con fervor en las criptomonedas. No solo dice, en varias ocasiones, durante la entrevista de más de una hora que nadie nunca había puesto en marcha una aplicación y todo un ecosistema cripto en 45 días. También dice que el bitcóin recuperará su valor en “semanas o meses”. 

La caída del valor de las criptomonedas de forma sostenida es conocida popularmente como “criptoinvierno” y algunas de sus influencias gélidas están determinadas por los escándalos que han rodeado ese mundo tecnológico. El más reciente, la quiebra de FTX, una plataforma de exchange que pasó de valer miles de millones de dólares a básicamente nada en cuestión de horas. 

Pero los aires fríos del criptoinvierno se sintieron antes en El Salvador. Algunos, como el periódico El País, llaman “golpe mortal” a la economía local la caída en el precio del bitcóin bajo los $17 mil, la primera semana de noviembre de 2022. Lo cierto es que desde hace meses, en el feed de Twitter de la cuenta oficial del presidente Bukele no aparece la frase “¿Ya vieron su Chivo Wallet?”, con la que celebraba la subida de precios. 

Pese a la caída de la criptomoneda, muchas personas continúan aceptando bitcóin en sus negocios. Foto Factum/Natalia Alberto

 

Según Lozano, esa subida de precios también le jugó una mala pasada. La gente creyó que podía multiplicar su bono de $30; y asegura que muchos utilizaron la Chivo Wallet para hacer scalping, una técnica de trading (comercio) en criptomonedas que aprovecha las ventanas de tiempo para sacarle provecho a la volatilidad de su  precio.  La Chivo Wallet permitía una ventana de tiempo de 1 minuto con el valor del bitcóin congelado. Según Lozano, él y su equipo le advirtieron al gobierno que la gente empezaría a hacer scalping, técnica que no es considerada del todo legal, pero no quisieron escucharlo. El problema es, dice, que esa técnica se usa en plataformas exchange, pero se paga. En la Chivo Wallet no. O sea: alguien, cualquiera, podía sacar provecho de la volatilidad del precio del bitcóin  a costillas del Estado, ya que se trataba de dinero regalado. 

 Lozano asegura que él mismo vio cómo hubo personas que transfirieron hasta $100 mil para poder hacer scalping, cuando el valor del bitcóin rozó los más de $60 mil. “Y no solo la gente de gobierno. Todos”, asegura.  

Debido a que el gobierno salvadoreño ha declarado bajo reserva todos los datos relacionados a la Ley Bitcoin en el país es imposible saber cuánto se invirtió de fondos públicos en la compra de bitcoines. Pero las estimaciones rondan entre los $100 y $120 millones, ya que lo único público al respecto son los tuits del presidente Bukele. De esos, actualmente se estima una pérdida de alrededor del 60% de su valor. 

Un punto de honor para el Gobierno se trató de facilitar las transferencias de las remesas de los salvadoreños en el exterior a una tasa de comisión cero. Para 2021, las remesas representaron un 26.2% del Producto Interno Bruto (PIB) de El Salvador. Pero datos del Banco Central de Reserva (BCR) demostraron en 2022 que, luego de la algarabía inicial del bono de $30 del registro inicial, muy poca gente utilizaba la app para la transferencia de remesas. Apenas un 2%.  

Una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana (UCA) de septiembre de 2022 concluyó que 77 de cada 100 salvadoreños consideraron que la Ley Bitcoin había sido “un fracaso” y que el gobierno no debía seguir destinando fondos públicos para ese proyecto. Esa animadversión pública hacia el bitcóin es retomada por la empresa Athena Bitcoin Global en su prospecto de capitalización presentado a la SEC como un factor de riesgo, además de la alta deuda externa del país, la posible fuga de capitales, y la mala imagen internacional del Gobierno salvadoreño, entre otros factores. Todo ello, advierten, podría afectar la apuesta de cualquier inversor en la compañía. 

El documento también da información sobre algo de lo que el gobierno no ha revelado: que además de ser un contratista, Athena Bitcoin Global es un deudor del Estado, debido a que le otorgaron un préstamo por $1.5 millones a través del Banco Hipotecario. Según la compañía estadounidense, el crédito otorgado en septiembre de 2021 está garantizado con los activos de su subsidiaria salvadoreña Athena Holdings El Salvador, S.A. de C.V. , y estaba planificado para tres años, y con el fin de expandir su red de cajeros y otros propósitos empresariales. 

Athena Bitcoin Global encontró en El Salvador uno de sus negocios más rentables durante 2021. Según sus mismos reportes, la compañía tiene unos activos de alrededor de $15 millones, pero acumuló una pérdida de más de $3 millones en el mismo período. 

A diferencia de las luces neón y el fervor de los criptocreyentes en el más reciente evento bitcóin, la Bitconference en Argentina,  El Salvador no acaparó tanto la atención, más que con una teleconferencia de la ministra de Turismo. La Chivo Wallet y El Salvador fueron llamados “referentes para el mundo”, pero el sueño cripto se quedó en esas pocas manos capaces de pagar de $1,000 a $1,200 el pase con acceso a cuatro días a una isla privada, con derecho a workshops y conferencias sobre cómo cambiar al mundo. 

El mismo día de la teleconferencia, un documental sobre cómo inició la historia del uso del bitcóin en la playa El Zonte fue anunciado públicamente. “Dare to Dream” o “Atrévete a soñar” asegura en su página web oficial que donará el 90% de sus ganancias a la comunidad El Zonte, en La Libertad. El tráiler asegura que la criptomoneda “cambió a una comunidad y a un país”. Su mayor financista, únicamente identificado como un usuario  y propietario de bitcóin de larga data, decidió permanecer oculto.

De nuevo, el secretismo.

 

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