José Marinero, miembro del colectivo SUMAR, asegura que un grupo de sociedad civil ha identificado dos perfiles como posible fórmula presidencial de cara a las elecciones generales de 2024: Luis Parada y Celia Medrano. Sin embargo, dice que estos no han sido aceptados aún con ningún partido político, aunque espera que la oposición respalde esta propuesta como parte de una gran alianza.
Foto FACTUM/Gerson Nájera
Faltan ocho meses para las elecciones presidenciales y legislativas, y aún no está claro si la oposición se articulará detrás de una sola candidatura o si los partidos presentarán sus propias cartas.
Un artículo reciente de El Faro adelantó que hay conversaciones entre varios partidos opositores y organizaciones de sociedad civil para una posible coalición. Además, adelantó la posible fórmula presidencial: Luis Parada, abogado y militar en situación de retiro, y Celia Medrano, defensora de derechos humanos.
Factum conversó con José Marinero, abogado y uno de los voceros del colectivo SUMAR, el cual ha liderado estas conversaciones entre actores de sociedad civil y partidos políticos. Marinero reconoció que han hecho esa propuesta de fórmula presidencial a los partidos, pero dijo que aún no hay un acuerdo firme con estos.
A ocho meses de las elecciones, ¿qué se está discutiendo entre partidos y sociedad civil, y quiénes son sus protagonistas principales?
SUMAR es, ante todo, un esfuerzo ciudadano. Es un movimiento cívico y plural que reúne a una serie de actores sociales de la academia, representantes de sectores académicos e incluso religiosos, de la diversidad sexual y feministas, profesionales que se reúnen alrededor de la preocupación de qué hacemos frente a lo que nos está sucediendo en este momento. Sin esta explicación previa, la conversación electoral que ha habido en este momento producto de especulaciones y de desinformación incluso, y también de deformaciones, creo que no termina de comprenderse.
SUMAR viene trabajando desde hace aproximadamente dos años en un ejercicio de diálogo ciudadano alrededor de una agenda mínima ciudadana que integre las preocupaciones desde esta diversidad de actores sociales: el desmantelamiento de la democracia y el retroceso de los derechos. Pareciera, de la información que hemos conocido, que el foco está únicamente en lo electoral. Por el contrario, creo que hay que poner a esto en su debido contexto: es una respuesta ciudadana, una respuesta no partidaria a la crisis democrática y a la crisis de los derechos que vive hoy día El Salvador.
Pero estamos a ocho meses de las elecciones y con un calendario que cada vez se acorta. Con eso en mente, ¿es el objetivo principal consensuar una candidatura presidencial?
La conversación no arrancó en una candidatura o en una fórmula, pero en el camino nos pareció también importante hablar con los actores políticos y esa conversación fue girando hacia la necesidad de que exista una alternativa democrática en las elecciones de 2024. Eso fue una conversación producto de cientos de intercambios.
El final de ese trayecto reconoce la necesidad de instrumentos políticos para que esa agenda mínima ciudadana pueda ser realidad. Es en ese contexto en que empezamos a hablar de la posibilidad de una fórmula ciudadana, una fórmula unificada que traduzca estas demandas y estas expectativas.
Por supuesto que tenemos claro el calendario electoral. Nos parece entonces que el escenario de 2024 se plantea como una última ventana de oportunidad para plantear una alternativa democrática, ofrecer una alternativa ciudadana y democrática frente a la crisis de democracia que vivimos en este momento. SUMAR cruzó puentes: ha hablado con cientos de actores, incluyendo los partidos políticos, para entender de qué manera podíamos todos trabajar juntos hacia un objetivo común.
El calendario se cierra y hay que presentar una candidatura con un partido. ¿Tienen ya un consenso sobre esto, una fórmula que van a presentar en conjunto?
Hemos trabajado en esa conversación y hemos escuchado a una serie de actores de todo tipo, incluyendo los propios partidos políticos, para entender si una fórmula democrática, una fórmula única ciudadana, pudiese ser una respuesta a esa inquietud y en ese sentido, SUMAR se preocupó por conversar con ciudadanos que pudieran estar interesados en asumir un reto como estos. Y hemos encontrado, efectivamente, dos ciudadanos, dos valientes ciudadanos que han aceptado un reto que en este momento se advierte que es muy difícil. Es un desafío complejo.
El reto no es competir contra esta persona (Nayib Bukele). El reto es unificar las posiciones de aquellos que en este momento creen que un país distinto es posible. El reto es construir esperanza. El reto es pensar más allá de esta persona que en este momento gobierna El Salvador. Así que sí, hemos hablado con estas personas. Creemos que es el momento, además, de plantearlo al país. Lo hemos conversado en reuniones privadas con actores políticos como una idea, como una propuesta. No hay, a pesar de lo que dice la desinformación, ningún acuerdo al respecto. Es una propuesta ciudadana que está en construcción, que ha sido conocida prematuramente, pero es un esfuerzo de diálogo que venimos haciendo desde hace ya un buen tiempo.
Un artículo de El Faro menciona ya dos nombres: Luis Parada y Celia Medrano. ¿Son esos los nombres que están discutiendo? ¿Hay algún acuerdo preliminar?
No hay un acuerdo con nadie. Este es un trabajo que ha hecho este esfuerzo ciudadano de SUMAR por identificar dónde puede haber una fórmula, una combinación de personas y de perfiles que pudiesen representar esta alternativa. Pensamos que estas dos personas, Luis Parada y Celia Medrano, representan esa alternativa y que es una fórmula además interesante y además que podría representar un equilibrio que El Salvador necesita en este momento.
Gente preparada, comprometida, íntegra. Una persona con una trayectoria de servicio público y otra con una trayectoria en defensa de los derechos humanos, una combinación de una mujer y un hombre, una combinación de una persona que viene de la diáspora y otra persona que ha trabajado toda su vida en El Salvador, y además que creo que refleja las inquietudes del espectro ideológico, aunque sabemos y entendemos perfectamente bien que este no es el tiempo de la discusión entre derecha e izquierda. La discusión en este momento está si queremos vivir en democracia o no.
Nosotros no tenemos ningún problema en reconocer que estas personas han sido identificadas en un esfuerzo de diálogo por parte de SUMAR. Nos alegra y los entusiasmamos además a que efectivamente puedan continuar ese trayecto a pesar de la revelación anticipada de este esfuerzo. Y, además, invitamos a los sectores políticos a que continuemos la conversación con la ciudadanía
¿Cuál es la expectativa que tiene SUMAR y los actores políticos que se han agrupado a este? ¿Es una expectativa de arrebatar las presidenciales o acortar la distancia legislativa?
Hasta hace apenas un par de semanas, creo que el panorama que todos entendíamos o parecía iba a suceder es que el actual presidente iba intentar una reelección contraria a la Constitución sin competencia significativa.
La conversación sobre la necesidad de una alternativa ha aparecido y esto ha causado evidente ruido, evidentes molestias desde el oficialismo. La reacción virulenta, la reacción agresiva, hostil, frente a la idea de que la ciudadanía está proponiendo a los partidos políticos una agenda ciudadana que además tenga como instrumento una participación unificada de la ciudadanía. Una fórmula presidencial que ha causado temor dentro del oficialismo. No hay otra manera de explicar esta reacción completamente desmedida de ataques a las personas que valientemente han levantado su mano y que han aceptado participar en este proceso.
Al momento en que sale el artículo reciente de El Faro, varios actores políticos salieron a desligarse de las negociaciones. ¿Cuál es el panorama actual, tras la publicación, de la unidad dentro de todas estas discusiones?
Quiero resaltar que en este esfuerzo ha habido muchísima madurez política, muchísimo entendimiento de que el desafío es común y que necesitamos encontrar una respuesta articulada, una respuesta conjunta a ese desafío. Y eso es lo que estaba en proceso. Esa conversación estaba en proceso y por eso puedo reiterar que no hay ningún acuerdo de ningún tipo como el que el oficialismo está en este momento atacando. Y está bien que lo sigan atacando porque eso no existe. No existe un gran acuerdo entre los partidos de la oposición democrática. Lo que sí hay es una voluntad por encontrar en este proceso maneras de enfrentar juntos el desafío democrático en El Salvador.
Todavía no hay un acuerdo, pero dentro de unos días se tiene que formalizar la adhesión a un partido político de las personas que vayan a aceptar la candidatura, pero parecía que ya se estaban desligando algunos en esa conversación. Me gustaría entender cuáles son los actores que sí están sobre la mesa y cuál es el panorama en este momento…
Los actores que están sobre la mesa en este momento es SUMAR que tiene claridad de cuál es el momento histórico que vive El Salvador. Y por supuesto, además, las personas que hemos identificado como una posible fórmula viable, como una fórmula que podría enfrentar ese desafío en los siguientes ocho meses que le restan al calendario electoral. La nuestra es una propuesta hacia los partidos políticos.
SUMAR es un movimiento ciudadano no partidario. No somos un vehículo electoral, no podemos competir en las elecciones. En ese sentido, si esta propuesta no es acogida por uno de los partidos políticos o por todos los partidos políticos, este esfuerzo no llega a ningún sitio.
En este momento, lo que SUMAR está haciendo es proponerle al país la idea de que alrededor de una fórmula ciudadana unificada se pueda enfrentar la crisis que vive el país. Eso es lo que está haciendo sumar. No tiene ninguna garantía de que esta propuesta vaya a ser aceptada por ninguno de los partidos.
Para el vehículo partidario, ¿SUMAR se decantaría más por un partido nuevo o por alguno de los grandes partidos tradicionales?
La visión de SUMAR es que esto no es un acuerdo con un solo partido, ni es un acuerdo con los partidos. Es un gran acuerdo nacional. Uno de los consensos de SUMAR de su agenda mínima es que hace falta pensar en un país distinto, donde no haga falta renunciar a unos derechos para tener seguridad, donde no se persiga a la gente por lo que piensa o por lo que dice. Donde la Fuerza Armada y la Policía Nacional cumplen con su rol constitucional. Donde no se viola antojadizamente la Constitución.
Y una de las propuestas de ese consenso en la agenda mínima es construir un plan de país para hacer un plan de país. Se necesitan no solamente buenas ideas, sino capacidad política. Se necesitan las reformas que solamente se pueden aprobar en una Asamblea Legislativa. Nos interesa también que los partidos políticos con vocación democrática lleven propuestas de la ciudadanía, no solo personas, sino además el contenido, propuestas que representen mejor lo que la ciudadanía pide en este momento.
Dentro de estas discusiones, ha habido algunos que se desligan si se involucra al partido que está del otro lado del espectro político ideológico. Otros dicen que no van a negociar con partidos tradicionales. De cara a una gran alianza o una gran coalición, ¿este esfuerzo incluye a quienes ya gobernaron o a quienes en algún momento incurrieron en prácticas que hoy se le señalan al presidente Bukele?
Yo creo que esa es una pregunta más para los partidos políticos que para SUMAR. Si está en su madurez política la posibilidad de articularse frente a aquellos con lo que incluso hace muy poco tiempo consideraban sus contrincantes e incluso sus enemigos ideológicos. Yo creo que estamos en un momento en que esas diferencias deben hacerse a un lado. Ese es justamente el ejemplo que SUMAR ha querido fijar o proponer con la agenda mínima ciudadana.
En el transcurso de la conversación comprendimos que hacía falta hablar con todos los partidos de vocación democrática. Y sí, hemos hablado con todos los partidos de vocación democrática con representación en la Asamblea Legislativa. Por supuesto que hemos hablado con ellos porque son importantes, representan una alternativa de pensamiento a la visión de imposición y unificadora, digamos, o de imposición del oficialismo en este momento. Yo creo que lo que hemos descubierto en el camino es que hay un montón de coincidencia.
Mencionas que es una discusión que los partidos tienen, aceptarse unos a otros, pero me parece relevante saber si la sociedad civil también está dispuesta a aceptar aliarse con partidos que en algún momento también cooptaron instituciones o incurrieron en corrupción. ¿Cómo ve SUMAR la participación de miembros de partidos tradicionales?
SUMAR ha entendido que esos partidos que llamamos tradicionales en esta conversación también representan a unos ciudadanos que ven representados sus intereses, sus demandas y expectativas en estos vehículos partidarios. Y tenemos un profundo respeto por eso, entendemos que son alternativa política. Entendemos que a pesar de la historia que muy bien conocemos y que hemos criticado muchos de nosotros en SUMAR en el pasado, el desafío es común y no podemos dejar en esta conversación a nadie afuera por una diferencia o un recelo ideológico que en este momento es completamente obsoleto y además en detrimento del esfuerzo de unidad.
Dentro del ecosistema de partidos, todos han guardado sus cartas, salvo el FMLN, que ya tiene oficialmente sus primeros precandidatos. ¿Tiene SUMAR contemplado en sus filas gente de la izquierda aunque el FMLN no se sume a la coalición?
Absolutamente. Yo creo que el mismo partido lo reconoce, que el FMLN no es toda la izquierda en El Salvador. Un gran logro de SUMAR es reunir en esa agenda mínima ciudadana las visiones de todos los sectores ideológicos de la sociedad, de los sectores sociales que piden el respeto a sus derechos, que piden un piso mínimo de condiciones democráticas para poder construir sus agendas.
No importa si es de derecha a izquierda, porque entendemos que en este momento la pregunta que enfrentamos como país no es si nos vamos a la izquierda o a la derecha, es si vivimos en democracia o no vivimos en democracia. Esa es la pregunta que hay que resolver en ese momento y por eso entendemos que esos partidos que llamamos tradicionales representan también unos sectores importantes de la población que en ese momento enfrentan los mismos desafíos. Todos hemos perdido derechos en estos tres años, todos hemos perdido espacios de participación, todos hemos retrocedido en la posibilidad de exigir justicia frente a atropellos o vulneraciones a nuestros derechos.
Más allá de la elección presidencial, que obviamente suele atraer titulares, hay una llave legislativa. ¿Crees que este esfuerzo puede llegar en algún momento a impedir que el presidente controle todo en el Legislativo?
Creo que la propuesta debe ser que la oposición pueda equilibrar en la Asamblea Legislativa el poder que en este momento no tiene ningún tipo de contrapeso. Yo creo que hay en este momento suficiente descontento, hay suficiente organización de la ciudadanía, hay suficientes propuestas incluso para llegar más allá.
Pero eso no va a ser una preocupación solamente nuestra. Es principalmente una preocupación de los partidos políticos: SUMAR o cualquier otro espacio ciudadano no participa en las elecciones, pero necesita y demanda alternativas viables en las elecciones.
Para que esto tenga frutos, es necesario que haya elecciones libres, justas y que sean vigiladas por un árbitro independiente. ¿Ustedes confían en el Tribunal Supremo Electoral y su capacidad de administrar los comicios?
Estamos exigiendo de hecho que se respeten las condiciones para que en el 2024 tengamos elecciones libres, justas y competitivas. Hemos visto con muchísima preocupación como el árbitro electoral y las reglas de participación se están inclinando a favor del del oficialismo. Pero a pesar de eso, creemos que es un derecho ciudadano participar en las elecciones del 2024.
Quien hace trampa no somos nosotros. Quien va a hacer trampa nunca va a ser la ciudadanía. Ni tampoco esperamos que sea la oposición democrática. Quien está intentando modificar las reglas, quien pretende inscribirse constitucionalmente a una reelección a pesar de que seis disposiciones en la Constitución lo prohíben no somos nosotros. ¿Y entonces quién estaría en realidad deslegitimado las elecciones? Es el oficialismo.
También creemos que es importante porque ayuda a exponer justamente estos problemas de la asimetría del oficialismo, usando todos los recursos del Estado para atacar a la oposición, para atacar a la ciudadanía y colocarse en una posición de ventaja respecto de sus contrincantes electorales. Creemos que es importante entonces denunciar un eventual fraude.
Has mencionado la palabra fraude. ¿Crees que después de tanto tiempo de democracia en El Salvador estamos expuestos nuevamente a ese fantasma?
El escenario que en este momento estamos enfrentando es de asimetría. Y con esto quiero decir que creo que el oficialismo ha hecho uso ilegítimamente de todos los recursos del Estado para colocarse en una posición de ventaja. El hoy presidente de este país llamó en dos ocasiones en el día de las elecciones a que se votara por su partido, a pesar de que la ley electoral lo prohíbe, y no hubo ninguna consecuencia alrededor de eso.
Eso es una muestra de cómo el oficialismo está dispuesto a comportarse fuera de las reglas, dispuesto a inclinar la balanza para que las reglas del voto en el exterior favorezcan, por ejemplo, contar los votos en su mayoría en San Salvador.
Entendemos también que puede haber un esfuerzo por sabotear las candidaturas de los partidos de oposición, ya sea la única o la de los partidos individualmente considerados. También vemos el peligro de la influencia del Ejecutivo sobre la autoridad electoral. No somos ciegos. Llegamos a esas condiciones y vemos además el uso de la campaña abierta, descarada, adelantada del oficialismo y la inacción por parte de la autoridad electoral frente a esa campaña adelantada. Entonces sí, es una posibilidad.
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