“Ninguna otra profesión me ayudó tanto como la pornografía para tener más conciencia sobre mi sexualidad”

“Ver porno mainstream es a veces como ir a una heladería y ver que nueve de los diez sabores son solo vainilla”, dice Lina Bembe, mexicana de 36 años, actriz de porno feminista en Berlín. 

Foto cortesía/Chris Nutt


¿Cómo fue que llegaste al porno en Berlín?

Vine a hacer mi maestría en Berlín. Esos años fueron muy difíciles para mí, yo apenas funcionaba, no estaba muy motivada. Cuando terminé la maestría no salí directamente a hacer proyectos concretos. Luego fui al festival porno de Berlín y pude ver que existe una gran diversidad pornográfica. Pensé: “Igual y yo podría hacerlo”.

Mandé un par de mails a algunas directoras y con una de ellas nos fuimos a tomar un café y después rodé. Creo que hice todo sin pensarlo demasiado y no me equivoqué en absoluto. Ser performer es lo que más me ha gustado como trabajo porque es muy político, pero al mismo tiempo personalmente me satisface mucho. Es que esto es mi dreamed job.

¿Y cómo fue tu primer escena? ¿cómo te sentiste?

Estaba súper nerviosa, pero pude hacerlo de manera muy natural, tuve los resultados que quería tener. Fue con una directora independiente, en un depa, con dos cámaras, la directora y otro performer. Salí pensando que había tomado la decisión correcta y que quería hacerlo de nuevo.

La mexicana Lina Bembe es actriz de porno feminista.
Foto cortesía/Karyn Hunt.

Hay un sector del feminismo que afirma que tanto la industria del porno, así como cualquier tipo de trabajo sexual, son explotación, que son inherentemente violentos ¿Qué pensás de esto?

Definitivamente creo que ver al trabajo sexual como inherentemente explotador es grave porque al tomar esa postura estás diciendo que la mujer no tiene sentido de agencia, que no tiene capacidad de tener acceso a su propio cuerpo y de usarlo de la forma en que crea conveniente. Me parece terrible que la gente vea como explotación sexual un tema que es simplemente de agencia. Y que haya fracciones del feminismo o colectivos que intenten, una vez más, decirle a las mujeres qué pueden hacer con sus cuerpos -o no- me parece inherentemente patriarcal.

Yo leí varias de las entrevistas que has dado en las que te definís como feminista. ¿No es contradictorio ser feminista y trabajar como actriz porno?

No, definitivamente no. Yo lo hago desde una posición en la que soy plenamente consciente de lo que hago. Creo en mi capacidad de acceder a mi propia sexualidad y trabajar con ella. Ninguna otra profesión que haya hecho antes me ayudó tanto como la pornografía para tener conciencia sobre mi propia sexualidad, mi propio cuerpo y sobre mis derechos a hacer con él lo que yo crea conveniente. He encontrado una manera de ser yo quien me sexualice, que no sean otras personas quienes me digan que se puede y que no se puede hacer.

¿Qué hay de especial en el porno feminista que no hay en otro tipo de porno como el llamado porno mainstream?

Voy a empezar diciendo que esta distinción entre mainstream y feminista ha sido problematizada de manera errónea. Yo intento no hacer esta distinción para no caer en esa trampa que dice que lo feminista es lo bueno y lo mainstream es lo malo. Por eso yo simplemente lo pongo de manera general: como porno.

Una vez dicho esto, no significa que no existen problemas dentro de lo que se conoce como industria mainstream. Muchos de ellos tienen que ver con que no es suficientemente diverso, y las representaciones están muy enfocadas a los deseos y a la mentalidad de un hombre blanco heterosexual. Ver porno mainstream es a veces como ir a una heladería y ver que nueve de los diez sabores son solo vainilla.

Pero en la mayoría de sitios tenés una lista de todas las categorías como las de lesbianas, interracial, podría decirse que esto es diverso ¿o no?

Esas categorías no son diversas. Son bastantes ofensivas. El lésbico no es lésbico. O sea, el lésbico es la fantasía de lo que el hombre heterosexual piensa que el sexo lésbico debe ser. Hay categorías racistas como las asiáticas, las school girls, la ebony del getto, la criada latina. Eso no es diversidad. Es una problemática extra porque son categorías racistas, misóginas, gordofóbicas, etc.

¿Qué otra diferencia podemos encontrar con el porno de tipo feminista?

Definitivamente es diferente al mainstream en términos de cómo son las producciones, en términos de la estética, en términos del discurso. Pero también hay una gran diversidad dentro del porno feminista. Hay todo un espectro: desde el post porno queer hasta el porno vainilla heterosexual.

¿Porno vainilla heterosexual?

Así como, por ejemplo, más sensual, mostrando posiciones no muy hardcore, con un set decorado bonito y no tan enfocado en tomas de genitales.

Vos decís que la diferencia más grande está en cómo se produce el porno feminista, desde la producción hasta el tipo de sexo que se presenta….

En términos de producción en el porno feminista, existen desde compañías como tal a proyectos independientes. Por ejemplo, compañías a las que les está yendo bien como a Erika Lust. La manera en que ella produce es como en un set de cine y tienen un equipo quizás como de 12 o 15 personas. Ellos operan de manera más corporativa. Hay otras compañías, como Abbywinters, que tienen una red de productores freelance, y la manera en que ruedas no tiene una estructura tan grande como la Erika Lust, pero operan de manera estandarizada.

¿Entonces dentro del porno podemos hablar de múltiples industrias?

Totalmente. Y es que no es solo el discurso lo diferente, sino la manera en que se produce. Podemos hablar del monopolio que existen dentro de la pornografía: Mindgeek es una empresa que tiene una forma asquerosa de operar, esa compañía es dueña de los sitios Tube mas populares (como Pornhub o Youporn) y ha ido comprando compañías mainstream bastante conocidas, como Brazzers o Digital Playground. Mindgeek actualmente hace muchísimo dinero del contenido de los sitios tube, que son muchas veces pirateados, que no tienen el consentimiento expresamente legal para reproducirlos. Entonces si eres productor independiente, hay mucho dinero que se te va porque hay gente que se va al contenido gratis, y además a tu contenido le ponen categorías o etiquetas con las que tú no estás de acuerdo. Si yo hago una peli porno, pero de repente me ponen en Youporn y ponen “Interracial”, te están nombrando o etiquetando de formas en las que que tu no accedes a que te llamen así. Entonces esta compañía esta acaparando el mercado de manera muy desleal.

En un escenario como este ¿Qué tanto espacio hay ahora para ese tipo de porno independiente?

Pues muy pocos. Si tuviéramos que hablar en términos de los canales de distribución, yo creo que muy pocos. Por cuestión de censura más que nada. Entonces, si quieres tener un proyecto independiente y llevarlo a un nivel de distribución y tener la posibilidad de existir en internet, está complicado por cuestión de censura en todas las etapas de poner un negocio en internet. Si quieres vivir de ello es casi imposible.

Entrevista a Lina Bembe, activista y feminista. Foto FACTUM/ Laura Aguirre

Una de las críticas al porno es que puro sexo fingido, que las actrices y actores no la pasan bien y que por supuesto no hay placer real ¿Es siempre sexo fingido o el placer es un ingrediente dentro del porno que hacés?

A veces sí es fingido, pero lo que hacemos los actores porno cuando estamos grabando una escena es performativo. No es nuestra obligación tener que tener placer real en una escena. Obviamente, como performer siempre prefieres que exista una química real con tu colega, siempre es mucho mejor si el orgasmo es real, si el placer es real, si la pasas increíble, pero no siempre es así. A veces hay que fingir… La labor del performer es proyectar algo creíble que pueda ser excitante para el espectador. No es mi obligación pasarla bien y hacer como que todo es paz y amor. Eso es una visión sobre la pornografía que tiene una connotación de estigma. Hay que normalizar que esto es un trabajo, que puede no ser perfecto, que hay problemas dentro de la industria, que también es importante cambiarlo, pero no por eso todo va a ser una basura ni las condiciones son 100% explotadoras.

Decís que el trabajo dentro de la industria es como cualquier otro, pero también hay cuestiones que lo diferencian de otro tipo de trabajo. Vos en tu trabajo estás performando una penetración… ¿Cómo es para vos esto ?

En general yo creo que, sea el trabajo que hagas, de alguna forma u otra, todos trabajamos con nuestro cuerpo. Lo mismo una bailarina que un futbolista o alguien que todo el día se la pasa sentado frente a un escritorio, tiene que cuidar su cuerpo de una manera u otra. Para mí, cuidar mi cuerpo son pasos muy sencillos. En temas de salud sexual, por ejemplo, implica tener tus pruebas al día, tenerlas completas, eso básicamente. En los guiones de casi todo el porno que hago el sexo lo pactamos con nuestro colega y con el director previo a la escena. Hay cosas que tienen que quedar muy claras desde el principio, que si te contratan para hacer una escena de “pene en vagina” de ninguna manera se puede cambiar a anal, o si pactaste hacer un trío, no te pueden cambiar a orgía. También se aclaran y pactan previamente los límites sexuales de los performers. Por ejemplo, si a mi o a mi colega no le gusta que le tiren del pelo, penetraciones muy duras o que le hagan cosquillas, bajo ninguna circunstancia se hace. Una vez se establecen estas reglas, el sexo es fluido y flexible. Es decir, no hay un guion indicando “empiezan de rodillas y después se acuestan y después…” No tienes que hacer cinco minutos de oral y cinco minutos de misionero. A diferencia del porno mainstream, en muchas producciones feministas las cosas no se hacen así, no existe una “coreografía”.

En Alemania el trabajo está reconocido como trabajo sexual, aunque ahora la ley es más restrictiva que antes y las organizaciones de trabajadoras sexuales han protestado mucho ¿Cómo funciona para vos? ¿Cuáles son las condiciones laborales en las cuales te toca trabajar dentro de la industria?

Afortunadamente a los trabajadores del porno, no se nos ha estigmatizado legalmente como a quienes ejercen otro tipo de trabajo sexual. Hasta el momento no se me ha obligado a ese registro que ahora tienen que tramitar las trabajadoras sexuales. Yo pago mis impuestos por mi trabajo, pero estoy registrada como modelo y performer y de cierta manera puedo escapar a dar detalles de la naturaleza de mi trabajo. El hecho que a las trabajadoras sexuales les exijan tener un registro me parece bastante negativo y estigmatizante, porque es una forma de controlar y limitar aún más un trabajo con muchos estereotipos negativos.

También dicen que con ese registro van a proteger de la trata a las migrantes, que van a proteger a alguien como vos de volverse una víctima, porque vos tenés el perfil de la víctima de la trata: mujer, latina y migrante.

Eso es pura xenofobia. Sobre todo en los tiempos en los que vivimos. En Alemania existe un falso debate sobre la apertura a refugiados y migración, en el que la extrema derecha está exacerbando todo el sentimiento anti-migración. Me parece terrible y peligroso que al mismo tiempo se esté hablando de esta supuesta crisis de tráfico de personas y de trabajadores sexuales porque está disfrazado de miedo a la trata, pero que en realidad es un miedo anti-migrante.

Has mencionado varias veces el estigma social ¿Por qué decidiste incursionar en una profesión que está altamente estigmatizada aún aquí en Berlín ?

Para mí, el porno es algo en lo que creo 100%. Aunque no es una industria perfecta, es algo en lo que creo y que personalmente me acomoda. Es una profesión compatible con mis habilidades y mis intereses como ninguna otra profesión. Además es políticamente importante. Para mi abarca todo lo que yo considero importante, lo que más me retribuye a nivel personal y profesional.

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