“El Camino”: un adiós prolongado a la vida del forajido

Como apéndice de “Breaking bad”, la película “El Camino” (Netflix, 2019) te da la oportunidad de revivir la experiencia y despedirte de un forajido que construyó uno de los mejores personajes que hemos conocido previo al nacimiento de la era del streaming.


Años atrás, “Breaking bad” nos mostró la transformación del personaje de Walter White, quien mutó de un profesor de química de buenos modales a un megalómano que producía  metanfetaminas como nadie más. Durante seis temporadas magistrales, la trama nos hizo ver el que –a mi juicio– es el mejor arco de personaje desarrollado en una serie de televisión. 

Cuando “Breaking bad” terminó, la huella que dejó duró poco. Muchas personas encontraron el remplazo en “Better call Saul”. Sin embargo, para mí no funcionó de esta manera.  Nunca pude ver este ‘spin off’, a pesar de que crea que Bob Odenkirk (quien hace el personaje de Saul) es un genio. Los rumores crecían sobre si Walter White y Jesse Pinkman aparecerían en la precuela de la serie que los convirtió en un fenómeno mundial. Recuerdo reflexionar que si eso pasaba, tendría que ver –por obligación– “Better call Saul”. Pero aquello nunca ocurrió. En su lugar, con el tiempo, comenzó a rumorarse de que el proyecto, mas bien, sería el de una película, cuya trama ocurría justo después del final de la serie.

Era obvio que los fans pedían a gritos que Walter White siguiera vivo de alguna manera después de su ultima gran hazaña, cuando buscó reivindicarse como el héroe de la historia. Pero aquello resultaba muy improbable. Vince Gilligan –el escritor que está detrás de BB y BCS– es un maestro del storytelling. Él decidió darle un cierre digno al personaje central y no cedió a las tentaciones de caer en un revival que no serviría.

No obstante, “Breaking bad” cuenta con otros personajes muy carismáticos. El segundo más popular es el de Jesse Pinkman (Aaron Paul Sturtevant), el accidentado dealer de la metanfetamina que White cocina en la serie. Hacer una película basada en su personaje sería una buena forma de ceder al apetito voraz por mantener vivo el universo ficticio de los sucesos circundantes alrededor de “Breaking bad”. Esa película es ya una realidad. Su nombre es “El Camino” y fue estrenada el pasado 7 de octubre en la plataforma de Netflix.

La historia

Si bien el legado de “Breaking bad” no se ve dañado por “El Camino”, el neo-western de crimen y suspenso dirigido y escrito por Gilligan tampoco mejora al producto original. Aunque puede argumentarse que “El Camino” cumple el propósito para el que fue pensado: como servicio a los fanáticos, ya que rescata algunas caras conocidas, mientras propone un drama tenso aderezado con algunas imágenes hermosas.

La atención de la trama se mantiene en Jesse Pinkman, cuyo destino quedó abierto en el final de la serie. A Jesse lo vimos por última vez en “El Camino de Todd”, irrumpiendo a través de las puertas del complejo del tío Jack, donde lo habían mantenido cautivo.

La propuesta de Gilligan en “El Camino” contiene un fuerte vibra neo-occidental. Y esto es notable cuando llega al punto de incluir un enfrentamiento de pistoleros en pleno clímax. En otras palabras: se trata de es un western.

Parece que la lucha por hacer una propuesta nueva es la batalla constante a la que se enfrenta Hollywood cada día. Los remakes, reboots y revivals  parecen ser todo lo que interesa a los grande estudios que optan por la comodidad de ir por un camino seguro. Bajo esa clave es que puede entenderse la existencia de una película como “El Camino”, pues es de esos revivals que aparentan ser todo menos un revival. 

Al respecto, Vince Gilligan lo ha contado en alguna ocasión. Para él, Jesse Pinkman tendría que haber muerto en la primera temporada de “Breaking Bad”:

Además de los personajes y la narrativa, “El Camino” intenta comunicar su estado de ánimo y tono a través de las configuraciones de cámara y elección de ubicaciones.

Para no traicionar sus orígenes, Gilligan nos muestra en abundancia tomas de gran angular del desierto de Nuevo México. Estas imágenes contagian la atmósfera de la vida del forajido. También usa secuencias de timelapse para disfrutar los hermosos paisajes. Finalmente, en uno de los mejores momentos de la película, observamos una especie de montaje estilizado en el que vemos a ocho Jesses buscando el dinero escondido en un departamento.

Los instintos de supervivencia de Jesse no son naturales. En lugar de ser una parte innata de su personalidad, las experiencias traumáticas vividas por Jesse durante las cinco temporadas de “Breaking bad” se convirtieron en la plataforma en la que desarrolló sus habilidades de supervivencia. Como espectador, uno sufre con él. Si en BB uno siempre se encontraba tratando de apoyar como podía a este joven –mientras se sumergía en una vida tóxica–, él siempre fue honesto y bueno. A pesar de los traumas vividos, en “El Camino” resulta satisfactorio reconocer que Jesse no perdió nada de la bravuconearía tonta que lo convirtió en un personaje tan icónico para la última década en la televisión. Su interacción con Ed –interpretado por el recién fallecido, Robert Forster–, durante la excelente escena de la tienda de aspiradoras de “El Camino”, fue un microcosmos de su personalidad. Como también lo fue su ingeniosa respuesta, cuando Neil Kandy le apuntaba con su pistola en el apartamento de Todd.

“Breaking bad” es considerado uno de los mejores shows de la historia de la televisión porque empujó los límites de la narración de historias largas. “El Camino” es, más bien, un apéndice de la mística de BB. Esta película te da la oportunidad de revivir la experiencia y decir adiós a un forajido que construyó uno de los mejores personajes que hemos conocido previo al nacimiento de la era del streaming.

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